sábado, 1 de octubre de 2016

Se acabó la pesadilla Sánchez / Pablo Sebastián *

El paso de Pedro Sánchez por la secretaría general del PSOE ha sido como un mal sueño, una inagotable pesadilla para el Partido Socialista y también para España donde a partir de ahora se abren nuevas incógnitas sobre lo que puede acontecer en las próximas semanas de cara a la formación de un gobierno del PP -si Rajoy se presta a reintentar la investidura-, o si entramos en el sendero de unas terceras elecciones que favorecerían tanto a Podemos como al PP ante la debacle y la crisis del PSOE, un partido hoy roto y sumido en una profunda crisis orgánica, política e ideológica.

Así, después de intentar un pucherazo a la desesperada con una urna oculta y fuera de control en el dramático Comité Federal del PSOE (lo que produjo deserciones en el campo de Sánchez), y de finalmente, perder la votación sobre su propuesta de un congreso extraordinario del partido, por 132 votos en su contra y 107 a favor, Pedro Sánchez ha presentado la dimisión.

Y deja tras de sí un partido destrozado que necesitará su refundación y que mientras tanto estará en manos de una ‘gestora’ hasta que concluya la actual crisis institucional y de gobierno en España, o las terceras elecciones del 18 de diciembre. Gestora tras la que crecerá la sombra d Susana Díaz mientras Eduardo Madina se perfila como nuevo portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, y de la oposición si no hay elecciones en diciembre.

Sin más discurso político que el ‘no es no’ al PP para mantenerse en el poder del PSOE, con un cúmulo de derrotas a su espalda y enfrentado a sus barones regionales y a los órganos rectores del partido (perdió el apoyo de la Ejecutiva, el Grupo Parlamentario y finalmente del Comité Federal), Pedro Sánchez se atrincheró en el cargo y la sede de Ferraz hasta su derrota final en la votación de su propuesta de congreso extraordinario y dimitió.

Creyó Sánchez que, con su monólogo de ‘no’ al PP, envuelto en populismo de izquierdas y acusando a sus adversarios socialistas de ser ‘subalternos’ de Rajoy, él podría contra todos y contra todo, ahí incluido ‘el Sistema’ de poderes variados y fácticos del país. Pero su escasa consistencia política y sobre todo sus continuos fracasos electorales que nunca quiso asumir le han llevado al desastre y a la derrota final. La que se veía venir y él no quiso ver preso de su ciega ambición personal y ajeno a la grave crisis del PSOE en la izquierda española y a los muy graves problemas del país.

Tras su segunda derrota en las elecciones generales del 26-J, Sánchez debió dimitir pero no lo hizo y se escondió. Pero el hundimiento del PSOE en el País Vasco y Galicia fueron gotas que derramaron el vaso de la paciencia de la gran mayoría de los dirigentes de du partido y ahí comenzó a escribirse el último acto de su dañino paso, durante dos años y medio, por la secretaría general del PSOE donde se espera la llegada de Susana Díaz, mientras en el campo más progresista del partido crece la sólida figura de José Borrell.


(*) Periodista


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