viernes, 14 de octubre de 2016

Correa miente y tapa a políticos y empresarios / Pablo Sebastián *

La confesión de Correa es incompleta y fraudulenta y en consecuencia su colaboración con la Justicia es muy escasa y se limita a corroborar cuanto ya estaba en los documentos del famoso ‘pendrive’ de su doble contabilidad.

Ha dejado claro que cobraba comisiones a empresarios que se repartía con Bárcenas y el PP, muchas de ellas a través de concursos públicos con el ministerio de Fomento donde estuvo Paco Álvarez Cascos, supuesto PAC. Siglas que Correa se niega a identificar y coinciden con el PAC que aparece en los ‘papeles de Barcenas’ de los sobresueldos a los principales dirigentes del PP.

De los empresarios beneficiarios de contratos públicos y pagadores de las comisiones al PP, cómplices del cohecho, Correa tampoco dice nada y los tapa como ha pretendido ocultar la responsabilidad de sus más allegados colaboradores.

El tiempo que se investiga afecta directamente a la máxima responsabilidad de Jose María Aznar como presidente del partido que -como Felipe Gonzalez en tiempos de Filesa o los GAL o de Jordi Pujol con el 3% en Cataluña- tenía bajo su mando una organización delictiva para favorecer electoralmente al PP alterando con ventaja el resultado electoral, y todo ello con el cohecho y la prevaricación de cargos públicos de su gobierno.

Naturalmente esperar de Aznar un gesto de arrepentimiento por lo ocurrido bajo sus mandatos es tan inútil como pretender lo mismo a propósito de sus mentiras sobre la guerra de Irak o sobre los atentados terroristas del 11-M en Madrid. Pero todo ello -como sus temerarios pactos del Majestic con Pujol- aumenta las sombras del paso de Aznar por el poder y reduce las luces, que las hubo, de su buena gestión en otras áreas de la política y la economía en sus ocho años de presidente de la nación.

En el caso de Gürtel la actual dirección o gestora del PSOE califica como ‘hechos ya conocidos’ las revelaciones de Correa para justificar su probable abstención en la investidura de Rajoy. El actual presidente en funciones del Gobierno queda pues al margen del núcleo duro de aquella trama, porque ascendió a la presidencia del PP a finales de 2014 y se juzgan los años comprendidos entre 1999 y 2005, aunque Rajoy fue durante ese tiempo vicesecretario general del PP y vicepresidente de Aznar.

Al fondo de todo ello aparecen negros capítulos de la reciente Historia de la transición española donde todas las instituciones del Estado, todas incluso La Corona, el Poder Judicial, el bipartidismo, el Banco de España, la Guardia Civil (con el episodio de Roldán), etc, quedaron manchadas por la corrupción al tiempo que aparecían al descubierto las graves carencias democráticas y la ausencia de los más elementales controles del sistema político español.

Lo que obliga a provocar un cambio profundo de la política española -ahí incluida la Constitución- que no va a llegar en esta legislatura inestable que se acerca -si Rajoy es investido- porque esas reformas de calado solo las pueden llevar a cabo dirigentes limpios y fuera de toda sospecha lo que pasa por la renovación del liderazgo del PP y por un nuevo líder en el PSOE.


(*) Periodista


No hay comentarios: