lunes, 10 de octubre de 2016

Moncloa trabaja por el acuerdo / Ignacio del Río *

La investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno se despejará la semana que comienza el lunes 24 de octubre. El Congreso de los Diputados podría celebrar la primera sesión plenaria el martes 25, la segunda el jueves 27 y Rajoy jurar ante el Rey el viernes 28 de octubre.

Este posible calendario solo está pendiente de la decisión que tome el Comité Federal del PSOE el 17 de octubre que, si acuerda su abstención, provocará esa semana una ronda de audiencias del Rey con los portavoces de los partidos y la segunda propuesta de Mariano Rajoy como candidato a la investidura.

Javier Fernández, presidente de Asturias y de la Comisión Gestora, está conduciendo el partido hacia un cambio de posición aplicando, como primera terapia, una cura de sueño que restablezca la tranquilidad mínima necesaria para estabilizar Ferraz y evitar la reproducción del espectáculo que ofrecieron hace quince días.

El argumentario interno de la nueva dirección gira sobre la frase “es preferible tener a Rajoy en minoría que ir a unas terceras elecciones y tener al PP con mayoría absoluta”. Pero la realidad es que el PSOE necesita tiempo y pide tiempo. No puede enfrentarse a unas terceras elecciones con la organización abierta en canal, sin secretario general, sin candidato a las elecciones y con unas primarias días antes de la campaña electoral que solo servirían para avivar el conflicto latente entre los distintos sectores y los rescoldos del defenestrado Pedro Sánchez.

Desde el otro lado, Moncloa y Génova, se ha manifestado una cierta discrepancia en cuanto a la estrategia a adoptar ante la crisis del PSOE. Desde Génova, las primeras declaraciones, plantearon una postura dura frente a los socialistas con el objetivo de exigir no solo una abstención sino un compromiso activo para garantizar la estabilidad de la legislatura. Moncloa y directamente Rajoy rectificó a los portavoces y lanzó dos mensajes: no hay condiciones y ganaré la estabilidad ley a ley.

En el fondo sustantivo del cambio de estrategia, Rajoy parte racionalmente de dos premisas y dos objetivos que están directamente vinculados.

Las premisas son:
1. el Gobierno necesita y necesitará no solo el apoyo de Ciudadanos, sino también el del PSOE que tiene implantación nacional y gobiernos autonómicos y municipales para cumplir los programas de la UE.
2.Rajoy ya ha impulsado otros acuerdos exitosos con el PSOE en materia autonómica, económica y de lucha antiterrorista.

Los objetivos están claros:
1.Consolidar la recuperación económica.
2.Hacer frente con un bloque constitucionalista amplio al desafío secesionista de Cataluña y el nuevo Ferraz de Javier Fernández, Susana Díaz y Madina garantizan una aposición inequívoca.

En definitiva, levantando la mirada y con una estrategia de visión amplia, meter al PSOE en unas terceras elecciones podría beneficiar al PP a corto plazo, pero sobre todo a Podemos que liderado por el sector duro de Pablo Iglesias obtendría el objetivo deseado y por el que ha estado trabajando con la colaboración activa y absurda de Pedro Sánchez que no se enteraba del juego: trasladar el efecto Pasok a la calle Ferraz.

Mariano Rajoy está actuando con sentido común y de Estado en la partida de ajedrez que se está jugando desde el 20 de diciembre de 2015.Y con más experiencia política que sus oponentes que son inexpertos y unos recién llegados a la real politik.

Podemos y sus tribus, con su modelo de asambleas universitarias años 70, ni tienen homologación internacional, ni están en la senda europeísta, ni garantizan una respuesta unánime a los independentistas catalanes, ni ofrecen estabilidad económica. De momento no han aportado nada a la situación política más allá de sus broncas internas y sus ocurrencias de tertulia.

Por tanto, no hay otra salida racional al largo periodo de Gobierno en funciones que la investidura de Mariano Rajoy con el apoyo activo de Ciudadanos que también tiene pánico a una repetición electoral y la abstención de los socialistas.

Por delante, una legislatura que no durará más de tres años que consolidará la recuperación económica y que dará tiempo al PSOE para recuperarse y bajar los resultados de Podemos a un porcentaje que no supere el 10 por ciento.

Unos años en los que la Unión Europea tendrá que resolver el estatuto del Reino Unido e impulsar una integración más real de sus ciudadanos en la participación política y en políticas sociales y fiscales. Y España es un socio principal que tendrá que participar en le nueva arquitectura de Europa.

Y a lo mejor si hay tiempo, después de toda esta agenda, a lo mejor Mariano Rajoy avanza en la sucesión en la calle Génova. O no.


(*) Abogado y Registrador de la Propiedad


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