Cinco días después de que recién terminada la frustrada sesión de
investidura de Mariano Rajoy, se hiciese público que el exministro de
Industria y Energía José Manuel Soria, había sido nombrado miembro del
Comité director del Banco Mundial, en representación de España, México y
Venezuela, el propio exministro ha decidido renunciar ante el efecto
devastador que ha causado del arbitrario nombramiento. Un efecto
devastador sobre el pacto PP Ciudadanos; en la división interna del
partido, hasta el punto que muchos dirigentes se han posicionado
claramente en contra, y lo que es más grave, en las consecuencias de las
mentiras y medias verdades con las que tanto Rajoy como De Guindos han
intentado justificar la “designación” de quien tuvo que dimitir de todos
sus cargos en el Gobierno y en el partido, por los “Papeles de Panamá”.
La renuncia ha cerrado por momento, uno de los casos más vergonzosos
con los que se ha intentado engañar a la opinión publica.
Las repercusiones del escándalo han sido tales que el viaje del señor
Presidente del Gobierno a China, a la Cumbre del G-20, ha quedado
totalmente obscurecido, ya que los españoles no se han enterado muy bien
que hacíamos allí, porque cada vez que aparecía Rajoy, el mensaje que
llegaba desde Hangzhou, era que no haber nombrado a Soria para el Banco
Mundial hubiera sido una ilegalidad, además de condenarle prácticamente
al paro perpetuo. Completaba la comedia, el ministro de Economía Luis De
Guindos que repetía, una y otra vez, que “A Soria no se le puede decir
que no” (¿Es por lo que sabe?¿Es por lo que oculta? ¿Es por lo que se le
ha prometido para que dejase sus puestos en el Gobierno y en el
partido?). Para eso, no había que haberse ido a Hangzhou, sino
simplemente, haber debatido la gravedad y las consecuencias del
nombramiento en estos momentos claves de la política española como
recordaba, hace unos días, este cronista (ver Republica.com .”Pero, ¿no hay nadie que le diga a Rajoy que lo de Soria no se puede hacer?”)
Cinco días después de que estallase el escándalo en plena
investidura, sabemos que siguen sin contarnos la verdad y que el
objetivo del Gobierno es confundir a la opinión pública, con unas
explicaciones que suponen una falta de respeto a la ciudadanía. No es
verdad que haya que ser funcionario para optar al puesto que se le ha
dado a Soria. No es cierto que haya que ser técnico comercial del Estado
o economista del Estado para optar a ese cargo. No es verdad que el
señor Soria haya participado en un concurso público como cualquier
funcionario, porque la existencia de la plaza no fue anunciada
públicamente, ni publicada en el Boletín Oficial del Estado, ni siquiera
en la web del Ministerio de Economía, según ha descubierto El confidencial .
Se desconoce quiénes se han presentado y el único nombre que se ha
filtrado ha sido un hombre de la Oficina Económica de la Moncloa, Álvaro
Nadal, que se retiró a última hora. Se ignora si fue por iniciativa
propia.
Por otra parte, tampoco es verdad que se discutiera nada sobre los
méritos de los que optaban a la plaza (si es que además de Soria, y tras
la retirada de Nadal, había otros aspirantes, que tendrían que ser o
economistas o técnicos comerciales del Estado, porque fueron los únicos
que, por correo interno, se enteraron de la existencia de la vacante),
porque Soria ya venia valorado desde el principio y, ninguno de los
miembros del Tribunal, sacó a relucir el escándalo de los “Papeles de
Panama”, cuando una de las principales misiones del Banco Mundial es,
precisamente, luchar para erradicar los paraísos fiscales.
¿Cómo es posible que tan altos funcionarios, tan cumplidores de las
órdenes y sugerencias de sus superiores, olvidasen el duro
pronunciamiento del ministro de Hacienda Cristóbal Montoro de que “nadie
que haya operado en paraísos fiscales puede estar en el Gobierno”? Por
lo visto, no puede estar en el Gobierno pero sí representando a España
en el Banco Mundial. El Tribunal, según ha revelado John Muller en El Español,
confeccionó una propuesta cerrada en la que incluía a Soria para el
Banco Mundial al exsecretario de Estado Fernando Jiménez Latorre en el
Fondo Monetario Internacional (FMI) y a Pablo Gasós y Casao en el Banco
Europeo de Reconstrucción y Desarrollo.
En todo caso, el Tribunal que supuestamente intervino en la
adjudicación del codiciado puesto a Soria (un puesto remunerado con
226.000 euros libres de impuestos, además de beneficios que no tienen
funcionarios de ninguna administración del mundo) fue designado, en un
Tribunal formado entre altos cargos y colaboradores del ministro de
Economía, el mismo ministro que, en determinados momentos de bloqueo
político que estamos viviendo, entró en las quinielas como posible
substituto de Rajoy para una investidura y como candidato del PP, en una
operación en la que aparecía emparejado con Soria, al que se daba como
seguro Presidente del partido, en caso de que la operación tuviera
éxito.
(*) Periodista
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