Desde Felipe González a Francisco Maruhenda toda España se
ha movilizado al fin por una causa: el linchamiento de Pedro Sánchez. No
es que el personaje merezca mucho la pena, pero tamaña ferocidad y tan
insólita unanimidad de la masa lleva a sospechar de quienes aportan la
cuerda para el ahorcamiento.
Si repasamos la fila de agitadores distinguiremos a lo
mejor de cada casa, especialmente de la socialista. Ahí están los de las
puertas giratorias, los que dieron lugar al 15M y en consecuencia a
Podemos, los que negaron la mera existencia de la crisis, los que con
sus contrarreformas desde el Gobierno facultaron a Rajoy para que
profundizara después en ellas, más los de la mafia andaluza de los Eres y
hasta el ultraderechista Corcuera. Los que en el Comité Federal
trazaron la línea roja de no pactar con Podemos y nacionalistas mientras
ellos gobernaban en sus Comunidades gracias al partido de Iglesias o a
Compromis. Los mismos que le marcaron a Sánchez el no rotundo al PP para
después reprocharle que no se abstuviera en la investidura de Rajoy.
En definitiva, los que aspiraban a que Sánchez se atuviera a
ser una figura de transición a la espera de que los que de verdad
mandan encontraran el momento dulce para relevarlo. Pero el niño les ha
salido rebelde, no atiende a presiones por muy poderosas que éstas sean,
ha descubierto que existen los militantes y que hasta podrían disponer
de opinión, y van a tener que activar precipitadamente el botón Susana.
Pues bien, ya estamos todos. La fórmula infalible para
revitalizar el bipartidismo: el de los sobresueldos en sobres y la
beneficiaria política del saqueo de los Eres. Ejemplar dilema, vive
Dios.
La naríz de Felipe
Parece que Felipe González se ha sentido engañado por Pedro Sánchez,
pues éste le informó, dice, de que se abstendría en la investidura de
Rajoy y finalmente votó no. Es sorprendente que alguien tan avezado en
el engaño se dejara engañar. Tal vez no recuerde que empezó su
ejecutoria prometiendo a todos los ciudadanos “Otan, de entrada no”, y
una vez en el poder fue que sí. ¿Qué parte de aquel no no entendimos? Y
desde entonces, una mentira tras otra. “No hay pruebas ni las habrá”,
dijo sobre los GAL, y ayer mismo reconocía que hasta ahora el PSOE había
tenido buenos resultados en el País Vasco “a pesar de lo que hicimos”. O
sea, que echábamos de menos alguna verdad y habló Pinocho.
(*) Columnista
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