martes, 6 de septiembre de 2016

Soria dimite y se lleva a Rajoy / Pablo Sebastián *

Nadie en España, ni en el seno del PP, entiende la decisión de Mariano Rajoy de colocar al exministro José Manuel Soria en el Banco Mundial. Y en secreto y de espaldas a C’s en el proceso de investidura, en plena crisis institucional del país, con un procedimiento plagado de mentiras y arbitrariedades desvergonzadas y cuando los abusos del poder y la corrupción tienen rodeado al Partido Popular como pronto se verá en la apertura de los juicios de corrupción que se inician en las próximas semanas, con Rodrigo Rato convertido en la estrella del banquillo.

Rajoy ha perdido la cabeza. Y con él su vicepresidenta Santamaría, su ministro De Guindos (que debe dimitir), su secretaria general Cospedal y todos los que le acompañan en el Gobierno y la cúpula del PP, partido donde ha comenzado una rebelión interna de los barones. Y donde el caso de Soria marca un nuevo ciclo que hace tiempo que debió haber iniciado el propio Rajoy dando paso a otra generación y dirigentes ajenos. Y otro gallo les hubiera cantado en la elecciones del 26-J y en la investidura si el PP presenta en esas elecciones a otro candidato que hubiera tenido capacidad de pacto con el PSOE.

Pero Rajoy es como es, ‘independiente y previsible’, dice de sí mismo. Pero esta vez se equivocó. Y ¿acaso ni en Moncloa ni en Génova 13 se sopesaron las consecuencias y la incidencia del desafío y del ‘escándalo Soria’ (quien nunca debió pedir el Banco Mundial), que ha acabado con la retirada del empresario opaco de los paraísos de Jersey y Panamá?

La soberbia y las maneras autocráticas de Rajoy son harto conocidas pero nunca imaginamos que iba a cometer semejante error, que pone punto final a su presidencia en el Gobierno de España, porque nunca será investido presidente ni contará con los votos de C’s ni de nadie más para ello. Y porque en el caso de terceras elecciones el PP tendrá que presentar otro candidato si no quiere estrellarse en esa campaña electoral que se va a desarrollar en plena eclosión judicial de buena parte de los escándalos de la corrupción del PP en el tiempo de Rajoy.

El presidente en funciones y presidente del PP ha agotado su crédito y su carrera política y solo le queda a Rajoy ordenar bien su sucesión. Y si aún le quedan reflejos su relevo deberá hacerlo cuando antes mejor, incluso ofreciendo un nuevo candidato el PP a la investidura que corte por lo sano –si es que hay algo sano- con la etapa y responsabilidades políticas del tiempo pasado e inmediato de Rajoy.

Y no solo por la oleada de indignación nacional que se ha levantado contra él y contra el PP de manera justificada, sino porque dentro de su partido dirigentes como Cifuentes, Moreno, Monago, Herrera, Feijóo, etcétera ya han levantado la voz y a partir de ahora volverán a hablar con más soltura y contundencia. Sobre todo si Rajoy pretende, llegado el caso, nombrar su sucesor al margen del partido y que su heredero sea más de lo mismo, como lo serían Santamaría o Cospedal, para que le guarden a él las espaldas.

Ironías del destino, Rajoy ha querido hacer un bonito regalo a su amigo Soria por encima de carros y carretas, y al final el regalo se ha roto y es Soria, un zombi escapado, quien se lleva a Rajoy a su tumba porque este escándalo se ha convertido en la gota que derrama el vaso de la paciencia de los ciudadanos en general y de su partido en particular.

En realidad, lo de colocar a Soria en el Banco Mundial está en línea con el nombramiento de Rato en Bankia, los SMS de Rajoy a Bárcenas, la embajada de Wert en París y la ubicación de Barberá en la diputación permanente del Senado, por citar unos ejemplos recientes. Pero esta vez con la indignación nacional a flor de piel y mientras solicitaba un esfuerzo de patriotismo a sus adversarios y prometía regeneración a C’s, Rajoy ha disparatado. Ha perdido la cabeza (el ‘oremus’), la seriedad y el sentido común de los que suele hablar Rajoy como si fueran parte de su acervo particular.

Insistimos pero ¿cómo ha podido y se ha atrevido Rajoy a desafiar a toda España implicando en el disparate Soria a su propio partido? No hay explicación posible ni racional. A lo más, cabe imaginar que cuando vio fracasada su investidura e iniciaba su camino de retirada Rajoy se pensó que todo le daba igual y que lo de colocar a su amigo Soria en el Banco Mundial apenas tendría trascendencia. Y se equivocó y lo que es peor se han pasado cuatro días mintiendo sin parar y puede que ahora piensen que la renuncia de Soria los devuelve a la normalidad y si eso es así Rajoy se volverá a equivocar.


(*) Periodista

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