jueves, 1 de septiembre de 2016

El debate termina con un alza del prestigio de Ciudadanos / Antonio Sánchez-Gijón *

El fracaso del debate de investidura celebrado el día 31 profundiza la crisis por la que está pasando el sistema parlamentario español. El no del partido socialista a la investidura del presidente en funciones, Mariano Rajoy, retóricamente enfatizada a lo largo de casi un año por el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, empuja a España a las terceras elecciones generales en un año, lo que contribuirá a la pérdida de confianza del electorado y de la opinión pública en la validez del principio de alternancia en el poder…, de estas fuerzas políticas. La crisis no es del sistema; es el sistema el que sufre la crisis por la que están pasando las fuerzas políticas que lo sustentan.

Esa crisis afecta tanto al PSOE como al Partido Popular, aunque en di­fe­rentes gra­dos. Cada uno de esos dos par­tidos habrá de acos­tum­brarse a co­existir o coha­bitar con su ‘némesis’ par­ti­cu­lar: el PSOE con Podemos y el PP con Ciudadanos. De estas dos co­exis­ten­cias, la del PP con Ciudadanos es la más iden­ti­fi­cada con el sis­tema, y po­si­ble­mente llegue a cons­ti­tuir rasgo fun­da­mental del sis­tema po­lí­tico pos­t-­cri­sis. El com­plejo so­cio­po­lí­tico PSOE-Podemos.

La crisis por razón de Podemos des­co­loca al PSOE de la po­si­ción cen­tral que ha ocu­pado his­tó­ri­ca­mente en el sis­tema po­lí­ti­co-­so­cial es­pañol. Esto quedó evi­den­ciado en la pu­jante irrup­ción, hace dos años en las elec­ciones eu­ro­peas, de una fuerza an­ti­sis­tema, Podemos, que entró en es­cena des­ca­li­fi­cando a las dos fuerzas que pro­ta­go­ni­zaron toda la vida po­lí­tica bajo la de­mo­cra­cia. Podemos quedó con­fir­mado como nuevo e im­por­tante agente de un sis­tema que ya no sería ni fun­cio­naría igual. Aunque eso sí, siempre de­jando en claro que Podemos no es parte del con­senso sobre el que el sis­tema se ha ve­nido ba­sando.

La crisis tomó cuerpo con las tra­ta­tivas entre el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y Pedro Sánchez, en el in­tento de éste de formar go­bierno a raíz de las elec­ciones del 20 de di­ciembre del 2015, y que dieron a Podemos “derecho de re­si­den­cia” dentro del sis­tema, pero que a Sánchez le restó apoyo po­pu­lar, como quedó de­mos­trado en las elec­ciones ge­ne­rales del 20 de junio pa­sado, cuando el PSOE perdió tanto votos como es­caños: los peores re­sul­tados de su his­toria mo­derna, en las dos mag­ni­tu­des.

El de­bate de la in­ves­ti­dura de Mariano Rajoy, de los dos úl­timos días, pone en evi­dencia que el PSOE de Sánchez ha re­nun­ciado a in­fluir en el sis­tema po­lí­tico, como líder que es de uno de sus agentes fun­da­men­ta­les, el PSOE. La ofen­siva contra Rajoy con­du­cida por él con una per­cu­tiente ba­tería de des­ca­li­fi­ca­ciones mo­rales (“Vd. no es de­cen­te”, “Vd. no es de fiar”, “no le da­remos un in­jus­ti­fi­cable per­dón”, etc, etc....), que dura desde di­ciembre del pa­sado año, no le ha be­ne­fi­ciado en ab­so­luto, puesto que el par­tido de Rajoy so­bre­vive a la crisis mucho mejor que el par­tido so­cia­lista. Así, en junio pa­sado el PP me­joró sus re­sul­ta­dos, de tal forma que éstos sir­vieron de base ra­zo­nable para el re­ciente in­tento de formar go­bierno, con el apoyo de Ciudadano y el de una for­ma­ción ca­na­ria, que­dando sólo a seis es­caños de la ma­yoría ne­ce­sa­ria.

Al no querer fa­ci­litar a Rajoy la ma­yo­ría, con la abs­ten­ción de su par­tido, Sánchez ha pro­ce­dido en contra de las prác­ticas y usos que hasta ahora han ca­rac­te­ri­zado a los sis­temas par­la­men­ta­rios es­pañol y eu­ro­peo, y que tiene como uno de sus prin­ci­pios éste que dice: “si no puedes go­ber­nar, por lo menos deja go­ber­nar”. Contra su reite­rada vo­luntad de des­co­nocer este prin­cipio le ad­vir­tieron seis ex­mi­nis­tros del PSOE, pro­ta­go­nistas de la his­toria con­tem­po­ránea del par­tido so­cia­lista. Pero no si­guió su con­sejo, y se ha atrin­che­rado en el ‘no a Rajoy’, co­lo­cando a España ante sus ter­ceras elec­ciones ge­ne­ra­les.

Sánchez como mo­derno Savonarola

De ahí la sen­sa­ción de in­cre­du­lidad con que la opi­nión, tanto cua­li­fi­cada como po­pu­lar, asiste al papel de Savonarola mo­derno que Sánchez ha asu­mido des­pués de las se­gundas elec­ciones ge­ne­ra­les. Arda el co­rrupto en la ho­guera, aunque caiga la República. Pero la po­lí­tica no se hace en torno a la mo­ra­li­dad, sino sobre la ne­ce­si­dad.

La ne­ce­sidad de man­tener el ritmo de la re­cu­pe­ra­ción eco­nó­mica, la de no agravar el dé­ficit por una san­ción de la Unión Europea, prác­ti­ca­mente inevi­table por no poder contar con un pre­su­puestos a su de­bido tiempo, y la de ase­gurar la fi­nan­cia­ción de las co­mu­ni­dades au­tó­nomas y de los ser­vi­cios pú­blicos y so­cia­les, causan una an­siedad en la opi­nión, que pro­duce des­apego res­pecto de las ba­ta­llas per­so­nales de Sánchez, pre­ten­di­da­mente jus­ti­fi­cadas me­diante la cru­zada ética que se ha im­puesto, y que Ciudadanos ha de­mos­trado que se puede con­ducir por otros me­dios menos per­tur­ba­do­res.

Es lo que el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, dijo en su in­ter­ven­ción en la mañana del miér­co­les: “No quiero que España tenga un tapón ni dos”, para añadir a con­ti­nua­ción, “trabajemos con lo que hay, con lo que te­ne­mos”. Lo que quiere de­cir: te­nemos una can­di­da­tura que está a dos pasos de la ma­yo­ría, que po­si­bi­li­tará abordar la so­lu­ción de los pro­blemas po­lí­ti­cos, so­ciales y eco­nó­micos del país, bajo el con­trol de las con­di­ciones que he im­puesto al PP.

La po­si­bi­lidad de que ese mo­delo de acuerdo se ma­te­ria­lice y dure, pro­duce en el ánimo de Sánchez tanto pá­nico o más como e su día la emer­gencia arro­lla­dora de Podemos. Esta fuerza se­guirá mor­dién­dole los flancos por el lado iz­quierdo, mien­tras por el lado de­recho se re­fuerza la imagen y el lugar de Ciudadanos, dentro del sis­tema po­lí­tico es­pañol.


(*) Periodista


https://www.capitalmadrid.com/2016/9/1/43477/el-debate-termina-con-un-alza-del-prestigio-de-ciudadanos.html 

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