sábado, 3 de septiembre de 2016

Reino Unido-Unión Europea, un divorcio inevitable / Félix de la Fuente *

La ciudadanía europea depende única y exclusivamente de la UE y, por tanto, a mi entender, no se la pueden quitar ni el gobierno británico no otros ciudadanos británicos , por mucha mayoría que sean.

Soy uno de los pocos que dice que el ingreso de Gran Bretaña en la UE fue inconstitucional y que Gran Bretaña no debería haber entrado, pero al mismo tiempo soy de los primeros que defiende que si los ciudadanos británicos contrarios al Brexit no renuncian a la ciudadanía europea, la única que puede privarles de esta ciudadanía es la UE. ¿Se atreverá a hacerlo? Esta jamás deberá dejar abandonados a sus ciudadanos. Y recordemos, sólo un Unión Europea preocupada por sus ciudadanos nos puede sacar del hoyo a los españoles.

Toda ruptura supone algo o mucho de sufrimiento, pero en muchísimos casos la ruptura puede ser una liberación. En el caso concreto, tal y como estaban las relaciones entre Gran Bretaña y la UE, el divorcio era no sólo previsible sino, a mi entender, inevitable. Pero no creo que el divorcio, la salida de Inglaterra de la UE, haya sido una mala solución. Cuando las relaciones entre la pareja han llegado a punto grave de deterioro, no conviene insistir en una unión que de hecho ya no existe. 
 
Es lo que estaba ocurriendo entre Gran Bretaña y la UE. No es la primera vez que digo que peor que la ruptura hubiera sido ceder a todas las pretensiones de Gran Bretaña, tampoco es la primera vez que digo que Gran Bretaña estaba desde hace ya mucho tiempo más fuera que dentro y que no debería haber ingresado en la UE , porque su entrada se hizo violando la letra y el espíritu de los tratados de la UE, pues su intención no era seguir adelante en el proceso de integración europea.

Dicho esto, quisiera hacer una salvedad. Si los problemas de UE son un tema recurrente en mis escritos, es porque para mi la UE es la única tabla de salvación que podemos tener los españoles. En los partidos políticos españoles no podemos confiar lo más mínimo, pues nos han dado pruebas evidentes de su ceguera y de su falta de voluntad para resolver los problemas de los españoles. Y tenemos que hacer lo posible por que la única tabla que nos queda no nos falle.

En todo divorcio o los cónyuges actúan de forma amistosa en el momento del divorcio, o la ruptura conllevará necesariamente unos daños colaterales. Estamos ante un divorcio muy especial, ante un caso jurídico que no se ha dado nunca hasta ahora en la historia. Ni los tratados de la UE son unos tratados internacionales, ni el Derecho de la UE es un derecho internacional. No nos sirven, por tanto, los precedentes históricos de otros casos similares. Estamos ante un Derecho interno. 
 
En los tratados internacionales no intervienen para nada los ciudadanos, pero en el Derecho de la UE los ciudadanos son una parte esencial, son titulares de unos derechos y de unas obligaciones que no dependen de los gobiernos de sus respectivos Estados miembros, sino única y exclusivamente de ellos y de la UE. Estamos, por tanto, ante un doble divorcio: el de Gran Bretaña con la UE y el de los ciudadanos británicos que han votado a favor del Brexit con la UE. Pero ¿qué sucede con los ciudadanos británicos que han votado a favor de la permanencia? Estos últimos no se han divorciado de la UE y , sin embargo, estos últimos corren peligro de sufrir los daños colaterales de un divorcio no-amistoso. Pueden ser los niños de unos padres divorciados y peleados.

Yo no pretendo haber encontrado la solución para este problema, teniendo en cuenta, sobre todo, que se trata de algo completamente nuevo. Pero solución haberla hayla. Estos ciudadanos, además de la ciudadanía británica, tienen la ciudadanía europea, y, por tanto, la UE, y especialmente el Parlamento Europeo, está obligada a defenderlos, porque son sus ciudadanos.
 
 
( *) Ex funcionario de la Unión Europea

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