miércoles, 3 de agosto de 2016

Nervios y abusos / Ramón Cotarelo *

El País está realmente belicoso. Cabe esperar alguna soflama de Cebrián, poniendo a Sánchez cual no digan dueñas a cuenta de su obstinación en no hacer lo que el supremo interés de España reclama. Es preciso dejar gobernar a la derecha, como exigen Rajoy, la propia derecha (la de dentro y la de fuera del PSOE), los empresarios, la Iglesia, el orfeón mediático, Podemos, la Troika y, es de suponer, el club Bildeberg. La pretensión es tan demencial que resulta patéticamente española: el supremo interés de España es dejar el gobierno a quien ha destrozado el país. 

 Algunos se ponen tan nerviosos que se desnudan en público, como si fuera un frenesí de purificación. Si las cosas siguen así, en unas terceras elecciones, "vamos a votar a Rajoy todos los españoles"  dice... Leguina que, obviamente, no ha mirado los resultados electorales en Cataluña.

La cuestión candente son las cada vez más probables terceras elecciones y a quién se le echará la culpa si se celebran porque todos dicen rechazarlas. La opinión general es que, si hay elecciones, el PP puede llegar a la mayoría absoluta y Rajoy parece actuar dando por supuesto este supuesto. Pero también puede ser producto de la voluntad de las fuerzas vivas de hacernos tragar un gobierno del Sobresueldos en cuanto se pueda.

Leo bienintencionados estudios demoscópicos según los cuales, el resultado de las terceras elecciones será idéntico al actual pero jibarizado: todos a la misma distancia unos de otros, pero con menos votos. Es posible. Más que un sondeo, es una proyección de sentido común. 

Pero nada en este proceso es de sentido común; nada es normal y yo no me fiaría un  pelo de ningún sondeo. Me resulta muy dificil creer que los de Podemos se vayan de rositas en las terceras elecciones, después de sus continuas meteduras de pata. Pero no seríamos congruentes si descartáramos sin más que suban en votos. Cosas más raras se han visto.

Precisamente porque el resultado de las elecciones está abierto es una alternativa mucho mejor que permitir otro gobierno de Rajoy en donde abierto no hay nada. No hay nada ni abierto ni cerrado. Nada.

NO es NO.


El tren no para


Recibieron los interesados, Puigdemont, Junqueras y otros, sus respectivas amonestaciones por las que el Tribunal Constitucional los previene de las consecuencias de sus actos si se obstinan en desobedecerlo. Se dieron por enterados y reiteraron por boca del MH que solo se consideran obligados por la voluntad del Parlament y por la de nadie más. 

Las cosas están muy claras. El tren a la independencia  no se para. Puigdemont recuerda al maquinista de La general. Él, a lo suyo, a la hoja de ruta. Su discurso es rotundo. Ya pueden las instancias del poder recordar que mayores incumplimientos abrirán la vía penal. Son actitudes de intimidación que solo actúan con quien se deja intimidar. Y no es el caso.

La tensión política crece. En este contexto, el editorial de El País de ayer, Suspensión unánime parece escrito por el ABC o La Razón por el modo torticero de presentar los argumentos y la agresividad hacia Carme Forcadell. Casi no parece ni un editorial, sino una diatriba de parte. Si por El País fuera, Forcadell ya estaría en la cárcel.

Este clima de confrontación servirá sin duda para calentar la Diada de este año en el espíritu de los anteriores. Después de la Diada, llegará la cuestión de confianza a Puigdemont. Si, como es de suponer, la gana con honores, quedará expedita la vía a la DUI.

Es asombroso que ni el gobierno central ni la oposición lo vean. 
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

No hay comentarios: