Entramos en el final de la primera semana de agosto en la que, en un
principio se creía que iba a producirse la investidura de Mariano Rajoy,
y sigue el misterio de si va a haber investidura y cuándo se va a
realizar. Esta primera semana de agosto, Pedro Sánchez se ha alejado,
aun más de un posible apoyo indirecto a la investidura del Presidente en
funciones, mientras que Ciudadanos parece haberse acercado a las
posiciones de Rajoy, acercamiento interpretado por el PP como el inicio
de un posible sí a la investidura, que forzaría al PSOE a cambiar de
opinión, algo que niegan los dirigentes del partido naranja. Mientras,
unos y otros se pasan la pelota, en un juego en el que ninguno quiere
ser el culpable de unas nuevas elecciones.
Pero la realidad es que todos están jugando una tensa y larga
partida, pero con las cartas marcadas y que, aunque insistan en que unas
terceras elecciones serían una “vergüenza” y un “desastre” para el
país, para su economía y para las relaciones con Europa, no están
haciendo nada para evitarlas, Es más, el presidente del Gobierno en
funciones Mariano Rajoy, que tras el encuentro este miércoles con el
líder de Ciudadanos, ha querido manifestarse como cualquier Lama, ese
maestro budista, capaz de mostrar a otros el camino inequívoco a la
liberación y la iluminación.
Y parece haber encontrado la iluminación y la ha transmitido a todos
con entusiasmo: “Hemos dado el primer paso y en toda larga caminata hay
que dar siempre el primer paso”, aunque debería haber utilizado un
término más oriental como “marcha”. Sin embargo, como todos, juega con
carta marcada porque, a estas alturas, todavía no ha aclarado
públicamente si, después del mandato del Jefe del Estado, acudirá a la
investidura, si bien parece que inevitablemente, de acuerdo con la
Constitución, tiene que pasar por ese trance.
Probablemente (se habla de
los días 23, 24 y 26 de Agosto), algo le debe haber dicho al Rey el
miércoles en el despacho semanal en el Palacio de la Zarzuela, y algo le
concretará en el despacho de la semana que viene. Otra carta marcada
pueden ser unas nuevas elecciones, escenario en el que, según sus
asesores, él sería el más beneficiado. Si además aparece como el menos
culpable de una repetición de elecciones.
Pensando igualmente en el escenario electoral y aunque Albert Rivera,
el del primer paso de la larga marcha, ha sido el líder que más ha
cedido cambiando el “No” en una segunda votación de investidura por la
abstención, su carta marcada está en la estrategia de que Rajoy se haga a
un lado, y de paso a otro candidato del Partido Popular que sea capaz
de poner en marcha esa regeneración política que ha venido pregonando
desde los pactos, que tras las elecciones autonómicas, hizo en varias
Autonomías, con el Partido Popular y con los socialistas. Su tesis
mantenida de forma invariable es que con Rajoy, a pesar de todas sus
buenas intenciones, no se puede hablar de regeneración, una regeneración
que ha frenado durante sus últimos cuatro años de mandato.
Sus cuatro años de mandato, el manejo de una mayoría absoluta que ha
sido aplicada como un rodillo, y los recortes sociales, es uno de los
principales condicionantes del comportamiento del PSOE. Pero la carta
marcada de Pedro Sánchez, el candidato que intentó la investidura en mayo, con un Gobierno imposible en el que Podemos no tenía el menor
interés, porque estaba en la “Operación Sorpasso” para hacerse con el
control de la izquierda a costa de los que socialistas, esa carta
marcada pasa por el Congreso que tiene que celebrar el Partido, una vez
resuelta la actual crisis política y de bloqueo, y en el que se tiene
que elegir secretario general del PSOE.
Sánchez al que el Comité Federal del partido le ha dado un escaso
margen de actuación (él también, a veces, ha tomado decisiones sin
consultar con los barones y el Comité Federal) está luchando más por su
futuro personal que por solucionar una crisis que cambiaría de signo si
hiciese caso a Felipe González, a muchos de los líderes históricos del
partido, y algún que otro barón que le insisten en que cambie el “No”
por una abstención, igual que ha hecho Ciudadanos “Somos la oposición y
tenemos que actuar como tal”, es su argumento, y tendrá que ser el Comité
Federal en una convocatoria extraordinaria el que decida desbloquear la
situación, que por ahora, nos conduce irremediablemente a unas terceras
elecciones.
Por último, Unidos Podemos que no juega ningún papel en este panorama
que se parece mucho al “Ensayo sobre la lucidez” del portugués José
Saramago (ver republica.com Balance de Rajoy y “ensayo sobre la lucidez de José Saramago”,
está a la espera de que fracase Rajoy y Sánchez, les proponga un
“Gobierno de progreso” (Gobierno Frankenstein, según Rubalcaba, o
Gobierno a la Tramontana, según este cronista), una esperanza cada día
que pasa más difícil, entre otras razones porque a esa salida el Comité
Federal del partido se opone, frente a los barones más cercanos a
Sánchez como Francina Armengol (Baleares), Miguel Iceta (Cataluña), Sara
Hernández (Madrid) y Idoia Mendía (Euskadi). La carta marcada de
Iglesias y de Podemos es que juegan al Gobierno a la Tramontana pero, su
objetivo es quedarse solos en la oposición, denunciando el posible
apoyo del PSOE a Rajoy, si lo hubiere.
(*) Periodista y economista
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