En una anterior contribución a estas paginas digitales (“Nunca digas nunca jamás”, 22 de julio)
me preguntaba cuantas veces había dicho el líder de C’s, Albert Rivera,
que “nunca jamás, de ninguna manera, ni por activa (voto) ni por pasiva
(abstención)” iba a contribuir a que Rajoy volviera a presidir el
gobierno.
Un compromiso que reafirmaba una semana después de las elecciones,
cuando ya conocía los resultados y podía evaluar las alternativas que
ofrecían. No, nunca jamás, de ninguna manera iba a contribuir a que
Rajoy volviese a ser Presidente de gobierno. Si el PP quería gobernar,
sería con otro candidato.
Pero días después ya anunciaba su abstención, como contribución a que
Rajoy fuese investido. Y anunciaba que pediría al Rey que presionase a
Sánchez para que el PSOE también se abstuviera.
Pero, eso sí, no iría más lejos de esa abstención técnica.
Contribuiría por la pasiva pero no por la activa, el voto positivo
estaba descartado. Así nos dijo que se lo había dicho a Rajoy, y sus más
directos colaboradores insistían en ello hasta el pasado lunes 8 de
agosto.
Pero el martes 9 anunciaba que votaría la investidura de Rajoy, sí
como paso previo, este aceptaba una serie de condiciones de
“regeneración democrática” y a continuación se ponían de acuerdo en una
serie de medidas de carácter social y económico. A este paso, hasta
podemos verlo de vicepresidente de un gobierno de coalición PP-C’s. Lo
ha negado rotundamente en varias ocasiones. Pero visto lo visto la
credibilidad de sus “nunca jamás” es más bien escasa.
¿A que se debe este cambio de actitud?. ¿Qué ha cambiado durante el
fin de semana del 6-7 de agosto?. Nada en concreto. Sólo la convicción
de que no iba a ganar ninguno de los dos pulsos que mantenía en su
anterior estrategia: ni el PP iba a cambiar de candidato, ni el PSOE se
iba a abstener para facilitar la investidura de Rajoy. ¿Por qué iba a
hacerlo mientras el propio Rivera le consideraba una especie de apestado
político, incapaz de hacer frente a la corrupción ni en su propio
partido ni en España entera, y que no merecía ser votado?
Y para justificar el donde dije digo digo Diego, Rivera lo envuelve
en seis condiciones previas. Estas han sido saludadas por la mayor parte
de la prensa escrita como un ejemplo de responsabilidad y un golpe de
estrategia inteligente que pone a Rajoy contra las cuerdas y le obliga a
comprometerse en la regeneración democrática, al tiempo que desbloquea
la situación política ante la urgencia de formar gobierno.
La urgencia parece que Rajoy la proclama pero no la practica, porque
ha decidido tomarse una semana para convocar al órgano del PP que debe
considerar dichas condiciones. Y es seguro, ya lo verán, que serán
aceptadas y que las negociaciones posteriores sobre aspectos concretos
de las políticas de gobierno llegaran a buen puerto y Rajoy contará con
los votos, tan reiteradamente negados, de C’s.
Siguen sin ser suficientes y lo que vaya a ocurrir sigue dependiendo
de lo que finalmente decida Pedro Sánchez, aunque en realidad el sólo no
pueda desdecirse del anunciado “no”. Sólo el Comité Federal podría
hacerlo.
De momento, la puerta abierta al voto de C’s a Rajoy esta en línea
con lo que Sánchez le exigía : “busque Vd. aliados entre los que le son
más afines, que bien que los ha encontrado para elegir la mesa de las
Cortes”. Parece que incluso le sobraron, y los votos no caen por milagro
en el hemiciclo. Bueno, pues lo ocurrido demuestra que Rajoy avanza por
este camino, ya parece que ha encontrado algunos. Siga insistiendo y
verá como encuentra más ha sido, hasta el momento, la respuesta
socialista.
Pero los que todavía le faltan son más duros de pelar. El PNV tiene
elecciones al final de septiembre y no se querrá retratar votando antes
un gobierno PP. Después de que los pactos, más o menos públicos, con
Convergencia, perdón el Partit Democrata Catalá que es como ahora se
llama el difunto, acabaran mal y el PDC se quedara sin grupo tampoco
parece que el Sr Homs este por la labor. Pero eso, de momento, sigue
siendo un problema de Rajoy que por mucho que insista no puede decir que
ha ganado las elecciones y la culpa de que no pueda formar gobierno es
de su principal oponente.
Los que aplauden la decisión de Rivera argumentan que al menos así
sabremos pronto la fecha de la investidura. Hubiéramos debido saberla
sin necesidad de eso, porque es obligación de la Presidenta del Congreso
fijarla sin tanta dilación como la transcurrida desde el encargo del
Rey a Rajoy. Y prisa , lo que se dice prisa, no parecen tener porque de
momento toca esperar una semana.
Puestos a fijar esa condición para desbloquear el proceso, Rivera
hubiera podido ser más exigente y fijar un plazo concreto, con 15 días
sobraban, para la investidura. Eso sí que hubiera sido un avance. Pero
la semana de demora en convocar a su comité ejecutivo ya demuestra lo
mucho que le ha impresionado a Rajoy la imprecisa exigencia de Rivera.
Las 6 condiciones han sido criticadas por no contener ninguna de
carácter social o económico. No es ésta, en mi opinión su principal
carencia, puesto que estas pueden ser objeto de la negociación
programática posterior que se anuncia.
El problema es que son condiciones impactantes para una opinión
publica poco informada y tienen la apariencia de ser muy exigentes con
el PP, obligándole a comprometerse en la regeneración democrática,
cuando en realidad para algunas no hacia falta el acuerdo del PP y para
otras su acuerdo es insuficiente. Para mucha gente, seria un gran tanto
para Rivera si consigue torcer el brazo al PP en esas cuestiones, pero
en realidad creo que ha vendido barato su “no, nunca jamás a Rajoy”.
En primer lugar, una comisión parlamentaria de investigación sobre la
financiación ilegal del PP podría haberse creado aun con sus votos en
contra, bastaría el acuerdo de C’s+PSOE+Podemos. El PSOE la propuso en
la anterior legislatura y fue rechazada por la mayoría absoluta que el
PP tenía entonces. Pero ahora no podría hacer lo mismo. Por lo tanto,
ningún merito en que acepten lo que no podrían impedir.
Ha sido hábil el PSOE presentando inmediatamente a la Mesa de las
Cortes una propuesta de creación de esa comisión antes de que C’s y PP
cierren su acuerdo. Podría ser constituida en la próxima junta de
portavoces.
C’s no quiere imputados, investigados se llama ahora, en puestos
públicos. La mayoría de los dirigentes del PP que están en esa condición
ya no tienen cargos públicos, solo orgánicos en el partido. Y no será
la suerte de Rita Barbera la que impida el acuerdo. Pero lo curioso, o
contradictorio, es que Rivera pacta esa condición con el líder de un
partido que está en una situación judicial más grave, la de procesado,
que la de imputado. Rivera no quiere que los miembros de un partido que
estén siendo investigados por la justicia ocupen cargos públicos, pero
lo pacta con un partido que esta siendo procesado por corrupción y
obstrucción a la justicia.
Pelillos a la mar, se dice. Esa contradicción es menos grave que la
necesidad de desbloquear la situación política. Es posible, pero
entonces que no se presente como una exigencia de regeneración
democrática.
Tampoco hace falta que el PP esté de acuerdo en acabar con los
indultos por corrupción. Bastaría con modificar la legislación ordinaria
y tampoco a eso se podría oponer el PP. Además, habría que precisar que
es eso de la corrupción política. Tal cosa, que yo sepa, no esta
tipificada penalmente, y perdón por mi ignorancia jurídica si me
equivoco. Habría que haber sido mucho más concreto.
Y para otras tres condiciones : modificar la ley electoral haciéndola
más proporcional e introduciendo listas abiertas, para limitar los
mandatos presidenciales y para suprimir los aforamientos, hay que
modificar la Constitución y el acuerdo del PP no basta. Y desde luego,
insistir a estas alturas en que Rajoy no podría concurrir a unas
terceras elecciones es realmente para que el interesado se fume un puro.
Personalmente no creo que los problemas de representatividad de
nuestro sistema electoral se resuelven con listas abiertas. Estas no
impedirían a los partidos excluir de ellas a los que no gusten a la
dirección. Ya tenemos listas abiertas en el Senado y sirven para poco.
Los problemas de escasa proporcionalidad no son culpa del Sr d’Hont sino
de la definición de la provincia como circunscripción electoral y del
numero mínimo de diputados por cada una de ellas. Lo ideal seria ir a un
sistema mixto como el alemán, pero esa es otra cuestión para otro día.
Desde el punto de vista del marketing político, el cambio de actitud
de C’s puede serle rentable. Todos los que exigen y requieren que se
haga prueba de “responsabilidad” para facilitar la “gobernabilidad”
aplaudirán. Y la música de las condiciones previas al sí, suena bien
como primer acto de un proceso cuyo resultado está predeterminado.
Minimizan el coste electoral de abandonar el “nunca jamás” y, a fin de
cuentas, era bastante previsible que eso ocurriera.
No seré yo quien critique por principio la negociación política para
adaptarse a las circunstancias, aunque si sus contenidos. Hace tiempo
que sugerí que, si no había más remedio para evitar unas terceras
elecciones, el PSOE debería negociar su abstención antes de regalarla
“técnicamente”. Era seguramente prematuro proponerlo y la decisión del
Comité Federal socialista ha sido otra. Pero a pesar del previsible
cambio de actitud de C’s, todo sigue dependiendo del PSOE.
(*) Ex presidente del Parlamento Europeo
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