La falta de dignidad en este país es
apabullante. ¿Cómo puede querer alguien que gobierne el partido más
corrupto de la historia de la democracia? Un partido que tiene a todos
sus secretarios generales y tesoreros citados ante el juez y si no lo
están también Rajoy y Cospedal debe de ser por alguna oscura razón
procesal que es de esperar se aclare en su día. Resulta incomprensible
que se pretenda dejar en el gobierno de España a la presunta asociación
de malhechores que viene esquilmándola hasta la fecha.
El partido que ha
privatizado en favor propio y de allegados todas las empresas y
servicios públicos que ha podido. El que ha suprimido subvenciones,
becas, subsidios, ayudas a los dependientes, mientras se los adjudica a
sí mismo, a sus deudos, allegados, padres y demás parentela. El que ha
malversado dineros públicos a manos llenas, se los ha apropiado linda e
ilegalmente y ha corrompido el conjunto de la administración pública.
¿Cómo
puede nadie en serio postular que siga al frente del gobierno un
personaje tan inenarrable como Rajoy? El presidente de los sobresueldos
carece de palabra por propia confesión, cuando admitió que no podía
cumplirla pero que velaba por el interés de España. El interés de España
descansa así en la prosperidad de un puñado de mangantes y corruptos y
la voluntad del presidente sobresoldado de usarlo como excusa para su
pavoroso desgobierno, del que no rinde cuentas, por el que no admite
responsabilidad alguna y que no pretende enderezar en absoluto.
Que
Rajoy pida la continuidad de Rajoy es esperable para quien conozca la
indiferencia de la derecha frente a las opciones cambiantes de la
opinión. Que la pida la manga de inútiles que componen su gobierno es
lógico. Que la pidan quienes se benefician directamente de la
arbitrariedad y el favoritismo del gobierno es natural.
Que la pida un
partido de la oposición, C's, que hasta hace poco mantenía un "no" al PP
y específicamente a Rajoy, es lamentable, pero comprensible, dada la
flaqueza de la naturaleza humana y el oportunismo de Rivera. Que la
pidan también algunos socialistas relevantes, que tuvieron su momento y
hoy están al margen de la política práctica aunque no renuncian a
tutelar abusivamente los pasos de la dirección actual, no tiene nombre.
Es una indignidad.
La
Transición tuvo muy buena prensa en sus comienzos que ha ido perdiendo a
lo largo de su trayectoria. Actualmente predomina una visión negativa
que le achaca haber sido una pura pantomima continuista de la dictadura.
Justamente hoy, después de una legislatura de gobierno claramente
neofranquista, la decisión de apoyar que este prosiga durante otra
legislatura equivale a reconocer que, en efecto, la Transición fue una
especie de gran estafa.
Resultará así que su finalidad consistía en un
retorno a un franquismo sin Franco y con una pátina de democracia cuya
función es disimular el desastre de un gobierno corrupto, autoritario,
arbitrario e incompetente.
NO es NO.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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