MURCIA.- El único hábitat conocido en el mundo de la especie de insecto Pijnackeria barbarae se encuentra en Sierra Espuña, donde se han descubierto poblaciones por distintas zonas en las que existen arbustos de escobón, su principal fuente de alimento.
Durante los meses de
primavera y verano los arbustos de escobón o bocha (Dorycnium
pentaphyllum) albergan estos insectos en forma de rama, que pasan los
días inmóviles para no ser vistos por los depredadores. Pijnackeria
barbarae es una de las 13 especies de fásmidos que se conocen en la
península ibérica, comúnmente denominados 'insectos palo'.
Esta
especie fue descrita en 2013 por científicos italianos, ya que
anteriormente se consideraba que las poblaciones de Sierra Espuña
pertenecían a otra especie ibérica ampliamente distribuida llamada
Pjnackeria hispánica.
La especie puede ser de color verde o marrón y las hembras miden
generalmente poco más de 5 centímetros, mientras que los machos son
aproximadamente un centímetro más cortos, pero más esbeltos.
Según Antonio S. Ortiz y Pablo Valero, del Departamento de Zoología y
Antropología Física de la Universidad de Murcia, son insectos totalmente
inofensivos y muy frágiles. Pasan casi todas las horas de luz inmóviles
para confundirse con las ramas de las plantas, mostrando así su
habilidad para el camuflaje.
Si tienen que hacer algún movimiento
aprovechan la brisa para balancearse y desplazarse simulando el
movimiento de una rama mecida por el viento.
Asimismo, aprovechan
la oscuridad de la noche para alimentarse y reproducirse y las hembras
depositan los huevos en el suelo. En primavera surge una nueva
generación de pequeñas ninfas de color verde brillante que miden
aproximadamente un centímetro. Estas se alimentan durante dos meses,
sufriendo varias mudas para crecer y alcanzar la madurez sexual, momento
en que buscan pareja para reproducirse.
Pasadas dos o tres
semanas desde la última muda, las hembras empiezan a depositar los
huevos, enterrándolos cerca de las plantas nutricias durante dos o tres
meses hasta que mueren. Los huevos pasan el invierno protegidos bajo
tierra y cuando llega la primavera nacen las ninfas repitiendo así todo
el ciclo vital.
Se trata de una especie endémica de Sierra Espuña
cuya densidad de población no se conoce actualmente, por lo que es
importante protegerla y conservar el hábitat donde crece el escobón en
el que desarrolla su ciclo vital.
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