Cumpliendo órdenes de Cebrián, Felipe González predica desde una tribuna de El País la formación de un gobierno del PP con abstención y apoyo del PSOE.
Es una batallita más en el gran operativo por el que el grupo Prisa
ayuda al mantenimiento de esta derecha neofranquista a cambio de un buen
trato en todos los órdenes, financiero, fiscal, etc.
Una batallita de
los tiempos del abuelo, cuando publicar una tribuna en El País
equivalía a un toque de atención universal ante el que todos se ponían
en posición de combate. Hoy no es otra cosa que una fantasmada de quien
tuvo pero no retuvo porque perdió lo que le quedaba merodeando entre
puertas giratorias.
Dice
ahora González que no es partidario de una gran coalición PP-PSOE. Hace
algunas lunas sí lo era pero, al parecer, ya le han informado de que
eso es más de lo que pueden soportar hasta los socialistas más afines al
PP, como Corcuera o Bono. Pues que no haya gran coalición y así, el
expresidente, que sigue interfiriendo en el margen de acción del
secretario general, propone a cambio una coalicionceja en la que su
partido sería de monaquillo y, como le da vergüenza pedir que lo haga
incondicionalmente, reclama a Rajoy que tenga la magnanimidad de moverse
y cumplir con su deber.
A
Rajoy. Porque la coalicionceja que González quiere hacer tragar al PSOE
en beneficio de Prisa no tiene ni los arrestos de imponer como
condición que el de los sobresueldos se vaya a su casa. No tiene el
valor de pedir la retirada del presidente más corrupto de la historia de
la segunda Restauración, el que era vicepresidente de Aznar cuando este
nos llevó a la guerra del Irak.
Es decir, González está a la derecha de C's y Rivera que, cuando menos, exige la salida de Rajoy.
Es
más, está a la derecha de Pablo Echenique, pues coincide con él en
descartar toda posibilidad de un gobierno de mayoría alternativa al de
Rajoy y en defender la formación de un gobierno de la derecha. González
lo pide recomendando al PSOE que lo posibilite como sea; Echenique
prácticamente lo impone bloqueando la posibilidad alternativa al decir
que Podemos nunca se sentará con C's.
Ojalá
el PSOE encuentre el valor que precisa para pedir al jarrón chino que
predique en una cuestación de la fiesta de la banderita con señoras de
bien y a Echenique que razone como cuando militaba en C's, en donde
parece haberse dejado el escaso izquierdismo que alguna vez pudo haber
tenido.
De todas las iniquidades que ha cometido
este gobierno acosado por la corrupción rampante, involucionista,
clerical y antisocial, la más repugnante de todas es la que afecta a los
pensionistas. Pueden rastrearse declaraciones de Rajoy en la campaña
electoral de 2011 afirmando, con la seriedad que su hipocresía
normalmente le dicta, que no pensaba tocar las pensiones porque los
pensionistas son los que ya no tienen una segunda oportunidad en la
vida. Buen argumento, pero del que no ha hecho el menor caso.
Los
pensionistas han pagado injustamente el precio de la crisis por partida
doble, indirecta y directa. Indirectamente porque es muy elevado el
porcentaje de pensiones que soporta el gasto de mantenimiento de hogares
de parientes azotados por el paro y porque, además, se les han
encarecido casi todas las prestaciones, comenzando con los medicamentos.
Directamente porque el gobierno cambió arbitrariamente el Pacto de
Toledo y desvinculó la pensiones del índice del coste de vida. Lo
disfrazaron aprobando una subida mínima anual con independencia del
coste de vida. Con eso afirma la ministra del ramo que con el PP las
pensiones tienen la subida asegurada pero oculta que, por baja que sea
la inflación, la capacidad adquisitiva de las pensiones desciende.
Ahora
el gobierno ha recurrido a uno de esos torticeros mecanismos para hacer
una injusticia, pero ocultarla a la opinión para no perder las
elecciones. Antes del 26 de junio no se sabía que ya había decidido
sacar 8.500 millones de € del fondo de reserva para pagar la extra. Pero
no dijo nada. Solo se anunció de modo colateral, sin estar incluida en
el índice de una rueda de prensa posterior, ni siquiera debatido en el
consejo de ministros, lo que, por cierto, la convierte en ilegal.
La
mentira y la ocultación como forma de gobierno son la raíz misma de la
corrupción. En ninguno de los triunfalistas discursos del presidente de
los sobresueldos, en los que se cacarea que la crisis "es historia" y
que todo va viento en popa se ha hablado jamás de que el fondo de las
pensiones, que era de 65.000 millones de € en tiempos de Zapatero esté
hoy en un raquítico 25.000 millones. Dos tientos más y queda a cero.
Por
eso es urgente despedir a Rajoy y su gobierno, apoyado en un partido
penalmente imputado por la judicatura. Por eso y por la necesidad de
aclarar cuál es la stuación real del fondo de reserva porque, al
tratarse de cuentas y magnitudes que maneja esta gente, lo más probable
es que los datos sean falsos. Por ejemplo, según parece, el gobierno ha
estado empleando este dinero en titulos de la deuda, que no valen nada. A
saber cuánto dinero queda en ese fondo.
Todos
los partidos claman al cielo con este nuevo expolio. Dejen ya en paz el
cielo, que tiene otros asuntos en que pensar, y pónganse manos a la
obra a constituir un gobierno alternativo que, con PSOE, Podemos y C's
sumaría mayoría absoluta de 188 y permitiría, cuando menos, poner fin a
esta pesadilla de latrocinio.
Y
ahí tropezamoss con guijarros en el camino que ya empiezan a fastidiar.
Según oigo y leo, Iglesias y Errejón siguen hablando de la mano tendida
al PSOE para formar un gobierno "de progreso". Pero, al parecer,
Echenique ha emitido el condigno aviso de que ese gobierno no puede ser
con C's. Un gran salto dialéctico. Así estábamos el 20 de diciembre y
así seguimos. Quizá hayamos clarificado algo. Echenique dice estar
resignado a un gobierno de la derecha. Razonar así cuando está en tu
mano impedirlo equivale a apoyarlo. Está bastante claro. No es que no
les importe un gobierno del PP; es que lo prefieren a uno del PSOE.
Y todo para que no vuelva a haber elecciones en seis meses, porque, si las hay, de Podemos no van a quedar ni las espinas, que son muchas.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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