Aplausos a Sánchez. Así se habla en
público: claro, conciso, sosegado y flexible. Ahorrando al sufrido
auditorio arengas, diatribas, doctrinas y monsergas variadas. Tres
posibilidades:
El No al PP. Es
algo que exige la dignidad. Es inaceptable que pueda seguir un gobierno
desprestigiado, incompetente, apoyado en un partido imputado por los
jueces y presidido (los dos, el gobierno y el partido) por una persona
que carece de todo crédito y solo suscita rechazo en el conjunto de la
sociedad. En su propio partido debiera haberse actuado para apartarlo
del mando ya que él carece del más elemental sentido de la
responsabilidad política. No es así porque el partido es su hechura así
como él es la hechura del partido. Todo una ignominia. Su apartamiento
del poder no es cuestión de táctica o estabilidad política. Es cuestión
de principios. Es imposible regenerar un sistema político teniendo en el
puente de mando al responsable de su degeneración. Es de risa.
El "no" a Rajoy y al PP es un "no" de emergencia. Es un no de principios, incondicional.
La cuestión del gobierno de izquierda.
Algo también obvio. Las dos izquierdas de ámbito estatal suman 156
escaños. Es una buena base, pero no suficiente. Es de esperar que, a la
vista de lo frágil de su coalición, el líder de Podemos atempere algo el
tono y sea menos agresivo. Los de Compromís se van al grupo mixto, los
doce comuneros barceloneses dicen que votarán en contra de cualquier
pacto con el PSOE mientras este no acepte el referéndum; los ocho de IU
quieren tener también voz propia, con su propio corifeo, Garzón.
No
tengo noticias de lo que proyecten las Mareas, pero parece ya evidente
que Podemos no cuenta en realidad con 71 escaños, sino con una cantidad
variable, según los temas que se aborden y cómo se aborden. A lo mejor
esto es suficiente para que, en efecto, acepten que su papel es de socio
menor en una coalición mayor y que no están para imponer condiciones.
Entre otras cosas porque, si lo hacen y se repite el bloqueo del 20 de
diciembre, en las siguientes elecciones pueden desaparecer.
No
estando Podemos para dictar condiciones, quizá pueda integrar una
coalición con el PSOE y C's, siempre que estos reduzcan sus estridencias
neoliberales y por un tiempo limitado. En un inteligente artículo en su blog
es más o menos lo que propone Odón Elorza: plan a) pacto a tres y
cuestión de confianza a los dos años; plan b) si las tres fuerzas no se
avienen, dejar gobernar a Rajoy atado de pies y manos (como si eso fuera
posible con este personaje) y esperar que los tres anteriores consigan
presentar una moción de censura. Mi crítica: si no se ponen de acuerdo
antes, esperar que presenten una moción de censura gentes que, como el
PSOE en la X legislatura, pudieron hacerlo y no se atrevieron, es pensar
en lo excusado. Si se deja a Rajoy, se queda y no hay quien lo eche.
Las terceras elecciones.
Si no puede haber acuerdo de izquierda con el apoyo de los
independentistas porque el PSOE se obstina, contra toda razón, en negar
un referéndum en Cataluña, cuando menos debe cuajar la coalición
tripartita que, sin contar los doce comuneros, daría 176 escaños.
Frágil, insegura, problemática, pero mayoría absoluta. Si eso no se
alcanza, queda un gobierno tripartito en minoría, frágil e insegura,
pero viable. Si esa tampoco se logra, las nuevas elecciones son
inevitables.
Con
la situación en Cataluña como está, a la vuelta de septiembre el país
puede encontrarse en un punto de no retorno y un gobierno en funciones
del que ya está harto todo el mundo. Y lo más grave es que no hay
garantía alguna de que las terceras elecciones no dejen el mismo o
parecido marasmo.
La
pregunta, por lo demás es: ¿vamos a ir a terceras elecciones con los
líderes que ya fracasaron en las primeras y las segundas?
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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