viernes, 8 de julio de 2016

Bruselas, en la investidura / Primo González *

La negociación a varias bandas para asegurar la investidura de Rajoy y el apoyo parlamentario necesario para formar un Gobierno estable va a contar con un nuevo interlocutor, no por esperado menos influyente, la Comisión Europea. La posibilidad de una sanción a España por incumplimiento de los objetivos de déficit público estás sobre la mesa, aunque se trata de un dardo envenenado para los críticos de la política económica gubernamental. No está claro a quien va a beneficiar más, en la ronda de negociaciones, la presión de Bruselas. En teoría puede recortarles las alas a todos a la vez.

Las cifras han ido clarificando poco a poco el problema. España se ha gastado el pasado año unos 10.000 millones de euros más de lo señalado, en parte porque el gasto se disparó en momentos electorales y en parte también porque el PP quiso meter alicientes en su campaña electoral, con una rebaja de impuestos que incluso anticipó a las fechas inicialmente previstas. Total, más gastos y menos ingresos y, a la postre, más déficit. Ahora habrá que arreglarlo y la Comisión Europea dice que de momento no se ven por ninguna parte señales creíbles que permitan esperar una rectificación del déficit para este año 2016.

En estas circunstancias, la negociación para la investidura o más aún para gobernar en minoría se presenta peliaguda. Rajoy no tiene desde luego margen de maniobra alguna para hacer concesiones de gasto que sirvan de argumento atractivo para sus posibles aliados. Se podría desplazar el epicentro de los eventuales acuerdos hacia el lado político, pero en el catálogo de las medidas económicas más demandadas hay algunas que parecen insoslayables y a las que no parecen renunciar los partidos político que `podrían darle apoyo de algún tipo a Rajoy. Uno de los caballos de batalla será con toda probabilidad la tan manoseada reforma del mercado de trabajo, tema en el que Rajoy no cuenta en principio con aliados suficientes para sacar adelante la designación o la investidura.

También se da la circunstancia de que los márgenes para quienes quieran activar estrategias populistas están seriamente mermados. Bruselas sólo nos ofrece un horizonte, el de una redoblada austeridad y el de probables incrementos de la fiscalidad, asunto este último en el que sí podrían confluir los expertos de Bruselas con algunas de las ofertas políticas que van a estar negociando con el candidato del PP las posibilidades de la investidura.

Pero un aumento de la fiscalidad tendrá que ser negociado tarde o temprano para encontrarle una salida a la financiación de la Seguridad Social. El aumento del empleo en estos dos últimos años e incluso aumentos similares en los años de la presente legislatura no serán suficientes para cubrir el impresionante déficit del sistema de previsión, por lo que, a más tardar en el año 2018, los aumentos de impuestos se presentan como ineludibles.


(*) Periodista y economista


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