El lamentable espectáculo que está ofreciendo Albert Rivera en este
segundo proceso de investidura tras las elecciones del 26-J es tan
errático y contradictorio como el que protagonizó en el primero que
siguió a los comicios del 20-D donde anunció un pacto ‘histórico’ con el
PSOE que significaba ‘el inicio de la segunda Transición’ y que quedó
reducido a un fracaso espectacular en el Congreso de los Diputados.
A donde Rivera y su líder y compañero de semejante viaje Pedro
Sánchez llegaron con solo 130 escaños para convertir el hemiciclo del
Congreso en un programa del Club de la Comedia en el que todo se quedó
en una broma de mal gusto, porque nadie debe acudir a una sesión de
investidura sin tener previamente los apoyos necesarios.
Como estrambote de aquel disparate Rivera y Sánchez se reunieron con
Iglesias -que ya les había tomado el pelo una vez- en una mesa
negociadora tripartita que acabó como el rosario de la aurora. Y ambos
dos después de este segundo fracaso con Podemos en vez de acudir al PP
decidieron caminar hacia unas segundas elecciones donde C’S y PSOE
recibieron un duro y merecido castigo por jugar con el fuego sagrado del
Parlamento, la ciudadanía y la crisis institucional.
En aquella ocasión Rivera su puso a los órdenes de Sánchez (lo que le
costó a C’S el 20 % de sus escaños en los comicios del 26-D) y le dio
sus votos después de firmar, con gran boato, un programa de Gobierno que
quedó en nada. Sin embargo ahora Rivera le ofrece a Rajoy una simple
abstención -sin votos afirmativos, ni negociación de un programa de
Gobierno- con el argumento de que su partido no quiere votar a Rajoy
como presidente del Gobierno pero sí desea abstenerse para que Rajoy sea
presidente del Gobierno (sic). Lo que constituye una muy flagrante
contradicción porque ambas actitudes llevan al mismo sitio.
No solo eso, ahora Rivera pretende dirigir el proceso de investidura e
incluso condicionar la actitud del Rey Felipe VI durante la próxima
ronda de consultas que se inicia el martes. Y ha llegado a decir Rivera
con la mayor de las imprudencias que pedirá al Rey que presione a Pedro
Sánchez para que se abstenga y así favorezca la presidencia de Rajoy. Y
¿quién es Rivera para decir al monarca lo que debe hacer con su función
constitucional?
Si tanto empeño tiene Rivera en que Rajoy sea presidente lo que
tienen que hacer C’S es votar la investidura de Rajoy en lugar de
abstenerse, porque si Rivera y sus diputados votan a favor de Rajoy que
tiene 137 escaños -como votó a favor de Sánchez que solo tenía 90-, todo
apunta que el PSOE se abstendrá como anuncian varios dirigentes
socialistas.
Pero no, Rivera se ha creído que el Rey es él y que a él le toca
decidir lo que tiene que hacer cada uno PSOE, C’s y PP, al que le ha
prohibido pactar con los partidos nacionalistas en la investidura porque
si algo así ocurriera, como ya pasó con el reparto de la Mesa del
Congreso, Rivera se enfadará y entonces se sumará a Sánchez para votar
no a Rajoy en la investidura. E imaginamos en ese caso Rivera pedirá al
Rey que le diga a Rajoy que no pacte con el PNV ni con CDC.
Sin embargo cuando Rivera adulaba a Sánchez no le importó que el PSOE
cediera senadores a los independentistas de ERC y CDC, con lo que queda
demostrado el caos que impera en C’S y las distintas varas de medir que
tienen para cada caso.
O sea, menuda empanada mental que tiene Rivera y menuda falta de
coherencia y responsabilidad política en tan grave situación. La que, si
todo sigue así, acabará en unas terceras elecciones en las que Rivera y
Ciudadanos podrían acabar desapareciendo del mapa político por la misma
senda que desapareció UPyD.
El colmo de la locura de Rivera está en su empeño en convencer al
PSOE, con presión del monarca incluida, para que haga presidente al
mismo Rajoy que Rivera no quiere votar a favor. Es decir, una vez mas,
estamos en las manos inexpertas y temerarias de Sánchez -que sigue en el
‘no es no’- y de Rivera que no da pie con bola, por lo que quizás sería
mejor ir a unas terceras elecciones a ver si de una vez por todas nos
libramos de estos dos.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
No hay comentarios:
Publicar un comentario