Después de anunciar su veto a Rajoy y de proponer una gran coalición
entre PSOE, PSOE y C’S el líder de Ciudadanos Albert Rivera ofrecerá a
Rajoy la abstención de su partido para que pueda ser investido como
presidente del Gobierno en un plazo breve de tiempo. Rivera se allana
ante Rajoy porque teme unas nuevas elecciones. Pero este apoyo de
mínimos puede ser insuficiente porque no permite presentar en el
Congreso a un Rajoy con 170 escaños como solicitan algunos barones del
PSOE para forzar la abstención de los socialistas, como declaraba
Fernández Vara en las últimas horas.
Motivo por el que todo queda en manos de Pedro Sánchez, quien tiene
muy difícil por no decir imposible facilitar la investidura de Rajoy, a
quien él ha llamado ante toda España político ‘indecente’ y al que ha
dicho por activa y por pasiva que ‘no es no’. Además Sánchez sabe que si
hay investidura y gobierno el congreso del PSOE llegará a primeros del
otoño y será destituido como secretario general después de haber
facilitado el gobierno del PP, en contra de su discurso oficial de
‘sacar a Rajoy de la Moncloa’ y de sus promesas de ‘cambio’.
Por todo ello y subido a la decisión verbal -pero no escrita- del
último Comité Federal del PSOE, Sánchez volverá a decir ‘no’ a Rajoy y
al PP en la reunión que se celebra esta mañana a sabiendas que eso
conduce a unas terceras elecciones generales en el mes de octubre.
Comicios con los que Sánchez ganaría unos meses en la secretaría general
del PSOE y en los que piensa que la coalición Unidos Podemos se puede
desinflar, aunque lo mas probable, en ese caso, es que su partido no le
deje ser el candidato a la Moncloa.
En suma, Sánchez quiere terceras elecciones aunque ello sea un mala
noticia para España y puede que para su partido porque está claro que el
PSOE aparecerá como el culpable de esta tercera cita electoral, lo que
en principio volverá a favorecer al PP. Y en ese caso ¿qué hacer?
Pues solo queda que se produzca en el PSOE el debate a cara de perro
que no se celebró en el pasado Comité Federal y que algunos barones le
exijan a Sánchez que deje gobernar a Rajoy y que asuma, dimitiendo de la
secretaría general, sus fracasos electorales convocando por vía de
urgencia el congreso del partido antes de que se produzca la ruptura
pública del PSOE, en cuyo interior ya tiene suficientes problemas y no
pocas divergencias que llegan a Madrid desde Andalucía, Extremadura,
Castilla La Mancha, Galicia, Baleares y sobre todo desde Cataluña.
Lo que significa que si Sánchez antepone sus intereses personales a
los de España y los del PSOE, él podrá presumir que nunca facilitó a
Rajoy permanecer en la Moncloa pero el precio de su intransigencia no
será otro que su cese en el liderazgo del PSOE y una crisis en el
partido. Lo que por otra parte podría atrasar ‘sine díe’ la formación
del gobierno, el arranque de la legislatura y la toma de medidas
urgentes de orden económico y social como las que necesita España con
celeridad.
(*) Periodista
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