martes, 12 de julio de 2016

Desbloqueo y… ¿pinza Rivera-Sánchez? / José Oneto *

El Presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, han conseguido poner las bases para el desbloqueo de la situación política nacional para que el país no siga sin Gobierno después de 205 días y que no haya que ir a unas terceras elecciones. Este inicio de acuerdo se ha diseñado en el Parlamento en un encuentro de hora y media, el mismo día, a la misma hora y en el mismo sitio que la última entrevista que celebraron los dos hace exactamente cinco meses, el pasado mes de febrero.

Desde entonces no se veían y, las relaciones entre los dos se han ido deteriorando sensiblemente por la insistencia de Albert Rivera en que el candidato del PP no podía seguir siendo Mariano Rajoy si se quería empezar una nueva etapa de reformas políticas y de urgente regeneración. Por parte de Rajoy, tras el acuerdo firmado por Ciudadanos y PSOE en el llamado Pacto del Abrazo, porque se firmó debajo del célebre cuadro de Genovés en el Congreso de los Diputados, se produjo un alejamiento con el joven político catalán, al que convirtió en el centro de los ataques en la última campaña electoral y, buscando el voto útil, descalificó a los votantes de Ciudadanos ya que volver a votarlos, suponía, insistía una y otra vez, tirar su voto a la basura.

Con estos antecedentes y con muchas contradicciones en las declaraciones previas por parte de dirigentes de Ciudadanos, se iniciaba la mañana de este martes , un encuentro entre los dos políticos, que este cronista cree que ha sido decisivo (ver republica.com. “Rajoy se la juega con Rivera”), hasta el punto que ha contribuido a desbloquear una situación que amenaza, después de más de doscientos días, con la repetición de elecciones, algo que todos los dirigentes políticos y los propios ciudadanos no quieren. Una encuesta de Metroscopia publicada recientemente indicaba que sólo un 23% de los españoles querían unas nuevas elecciones mientras un 73% eran partidarios de pactos para evitar una repetición elecciones.

Con estos datos, es comprensible que Albert Rivera tenga la intención de no participar en un gobierno Popular (esa Gran Coalición entre el PP, PSOE y Ciudadanos estaba muerta antes de nacer); que preconice el voto negativo en la primera votación y la abstención en la segunda, ejerciendo una oposición responsable en temas claves como son la aprobación del Techo de Gasto y la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado. La posición que adopte Rivera, que además será sometida a Referéndum a la militancia, es ejercer una nueva presión sobre Pedro Sánchez y sobre el PSOE. Tras terminar el encuentro con Rajoy, el dirigente de Ciudadano ha hecho un llamamiento al PSOE para que evite unas nuevas elecciones. Y, eso se logra, si el PSOE, o algunos diputados del grupo socialista, después de votar “no”, se abstiene en la segunda votación.

Oficialmente, y ante la prensa, Rivera ha estado más espeso sin querer enseñar todas las cartas.”No vamos apoyar esa investidura”, ha dicho Rivera, aunque también ha asegurado que “todos tenemos que ceder en algo”, y ha descartado en cualquier caso que “la vía de las terceras elecciones sea una opción”, con lo que se ha comprometido a desbloquear la situación y para ello hablará con el dirigente socialista Pedro Sanchez, al que intenta convencer de que también se comprometa a que no haya nuevas elecciones, por lo que el único camino sería la abstención socialista en segunda convocatoria, algo que dirigentes como Antonio Hernando han vuelto a rechazar diciendo “no, no, no y no”. A la primera votación, a la segunda, a la tercera, a la cuarta… Posición en la que no parecen estar la mayoría de los dirigentes socialistas.

Rivera quisiera formar una pinza con el PSOE, para desde la oposición condicionar a un gobierno extremadamente debilitado como el que parece puede ser investido (137 votos y, algo más), que tendrá que estar muy condicionado por las exigencias de la oposición (en este caso por Ciudadanos que hará una oposición muy responsable  pero también muy exigente), algo a lo que Rajoy no está muy acostumbrado, desde una mayoría absoluta desde la que ha gobernado cuatro años, sin contar con el resto de los partidos políticos y aplicando en muchas ocasiones el rodillo. Mucho tendrá que cambiar Rajoy para poder convivir en esa nueva situación que pueda crearse…


(*) Periodista y economista


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