domingo, 24 de julio de 2016

Nunca digas nunca jamás / Josep Borrell *

Las peripecias para la formación de gobierno en España y otras cuestiones en la escena europea, como la posible multa de la UE por incumplir los objetivos de déficit y el intento de Italia de que no se le apliquen las recién estrenadas normas de la Unión Bancaria, me recuerdan esa vieja expresión de la sabiduría popular que dice: “nunca digas nunca jamás porque nunca siempre pasa, ni digas hasta siempre porque siempre nunca llega”.

¿Cuántas veces dijo el líder de C’s, Albert Rivera, que nunca jamás, de ninguna manera, ni por activa (voto) ni por pasiva (abstención) iba a contribuir a que Rajoy volviera a presidir el gobierno? Ese solemne compromiso ante los electores puede explicar la sangría de votos que sufrió. Y es razonable suponer que los que le siguieron votando sería porque no querían que gobernara el PP.

Lo volvía a repetir una semana después de las elecciones, cuando ya conocía los resultados y podía evaluar las alternativas que ofrecían. No, nunca jamás, de ninguna manera iba a contribuir a que Rajoy volviese a ser Presidente de gobierno. Si el PP quería gobernar, sería con otro candidato.

Pero días después ya anunciaba su abstención, como contribución a que Rajoy fuese investido. Y ahora nos dice que cuando vaya a consultas con el Rey le pedirá que presione a Sánchez para que el PSOE también se abstenga. Curiosa interpretación del papel del Rey, que no creo que sea el de presionar a ningún partido político para que haga o deje de hacer. A eso en su tiempo se le llamo “borbonear” y no dejó buen recuerdo. Y también curioso el cambio de actitud, pasando del nunca jamás a Rajoy a convertirse en activo promotor de su investidura.

¿Qué las circunstancias le obligan porque el resultado es el que es y no deja opciones alternativas?Posiblemente. Pero eso tenía que haberlo previsto antes de embarcarse en el nunca jamás. No era demasiado difícil imaginar que algo así podría ocurrir y guardar una cierta prudencia a la hora de adquirir compromisos tan tajantes.

Por supuesto, no se trata solo de Rivera. Los nunca jamás abundan demasiado, devalúan el valor de los compromisos electorales y desacreditan el ejercicio de la actividad política. Será “nunca” salvo que las circunstancias digan otra cosa. Entonces más vale no decir “nunca”. Porque al final los ciudadanos acaban creyendo que, una vez elegidos, los “políticos” hacen lo que les da la gana con sus votos.

Algunos incluso esconden lo que hacen. ¿Han visto la sonrisita burlona del inefable Sr Homs diciéndonos con todo el descaro del mundo que, ji, ji, ji, nunca se sabrá de donde salieron lo 10 votos extra que tuvo el PP en la elección de la Mesa del Congreso? Claro, el voto es secreto y él sólo sabe que él no fue. Pero el PP parece estar más enterado y nos confirma que salen de un pacto con Convergencia, o como ahora se llame, que por el momento tampoco está claro. Esos votos pueden ser de padre desconocido, pero gratis no han sido. Como por casualidad, Homs tendrá grupo parlamentario, con la consiguiente financiación, que no están los tiempos para hacerle ascos a un apoyo al PP que además, como es secreto basta con negar la evidencia…, aunque también se haya dicho que nunca jamás se tendría trato alguno con los que impiden que Cataluña exprese libremente su voluntad de independencia.

Diga lo que diga el reglamento del Congreso, lo que queda de Convergencia tendrá grupo parlamentario. Para el PSOE, que va a contribuir a ello, puede ser útil y necesario para “sacar del limbo” a los independentistas. Pero me temo que con eso no los sacaremos del limbo, solo les haremos más cómodo seguir en el. Cierto que no es la primera vez que se interpreta “flexiblemente” el reglamento de las Cortes. La exigencia de obtener al menos el 15% de los votos en cada circunscripción (según la Constitución en las provincias) en la que se ha presentado candidatura, ya se ha flexibilizado entendiéndola referida a la media provincial de los votos en la Comunidad Autónoma en la que se presentan.

Así pudo Convergencia tener grupo en la anterior, corta, legislatura. Pero es que ahora ni así cumple con esa condición. Bueno, le llamaremos “requisito formal”, que lo de “formal” parece que sea una cosa accesoria y sin importancia y pasaremos de él. Cortesía parlamentaria obliga. Y sobre todo, cuando la necesidad de votos aprieta, ni los reglamentos se respetan.

También se dice que esa interpretación laxa de requisitos “formales”, ha sido avalada por el Tribunal Constitucional. No exactamente. El T C se ha limitado a decir que nadie mejor que las Cortes soberanas para interpretar su Reglamento y que no va a entrar a determinar si lo han hecho bien o mal. Es decir, no ha avalado nada, se ha declarado de facto incompetente en la materia.

Peor es la cesión temporal de diputados o senadores para que los que no tengan bastantes para cumplir con el requisito, también calificado de meramente “formal”, de un numero mínimo, puedan alcanzarlo. Si, lo hizo el PSOE con el PNV después de la primera vuelta de las elecciones, lo que le valió a Pedro Sánchez alguna cara larga de sus barones, siempre atentos a que no se tuviera trato ni deferencia con los nacionalismos/independentismos. Y se ha hecho con anterioridad en varias ocasiones. Pero es una práctica que cada vez se soporta peor, es lógico que los ciudadanos no la entiendan y da la sensación de que eso de la política es un mercado de ocasión, lugar de chanchullos donde todo vale si conviene, y las normas reglamentarias son meras “formalidades” de las que se puede prescindir.

¿No seria mejor reformar el reglamento de las Cortes, en vez de andar violándolo por los bajines? Pero de momento el Sr Hernando, portavoz del PP que ha dejado al Sr Homs al descubierto de sus pactos secretos, ya le ha asegurado que si hay “algún resquicio legal” tendrá grupo. Seguro que lo encuentra.

También, como por casualidad, el gobierno ha considerado oportuno asumir otros 1.600 millones de deuda a corto de la Generalitat y autorizarla a emitir nueva Deuda por 685 millones. Calderilla insuficiente para Junqueras, aunque en eso de los números ya sabemos que usa medidas de buen cubero porque no da para más.

Como ven, Montoro aprieta pero no ahoga. Quizás a cambio de esa ayuda Convergencia ha pospuesto el debate sobre sus planes secesionistas en el Parlament. ¿O quizás porque han sido sensibles a las serias advertencias que les ha hecho el Tribunal Constitucional?

En todo caso, el PP esta profundizando su pacto con los independentistas, porque eso es lo que es ahora Convergencia (hasta que no sepamos como llamarles nos quedamos con la vieja marca de fabrica). Olviden los nunca jamás nada con los enemigos de la unidad de España. Repasen las hemerotecas y los tweets y verán las declaraciones tronantes de Rajoy y su vicepresidenta contra el PSOE por su aproximación al PNV. ¡No todo vale!, decían. ¡Grave error pactar nada con los independentistas!. El mismo coro se ha oído en las filas socialistas, con las advertencias, especialmente de Díaz y Madina, de que cualquier pacto con los soberanistas partiría a España y al partido. No les ha oído recriminar con igual contundencia al pacto oculto de Convergencia con el PP.

Quien sí lo ha hecho es Rivera. Si el PP pacta con los soberanistas que se olvide de su abstención. ¿Si pacta?. ¿En condicional futuro? Parece que no se ha enterado de que ya lo ha hecho. ¿O es que tiene que hacerlo más todavía para activar de nuevo el nunca jamás?. Lo siento por C’s, pero Rajoy está dispuesto a todo para sumar los votos que necesita, y no les va a hacer asco a los soberanistas catalanes. Irá en peregrinación al Majestic (allí fue donde Aznar aprendió a hablar catalán en la intimidad) si hace falta. Con eso no hace sino seguir los consejos de Sánchez, de buscar los votos en su vecindad ideológica más cercana, y a fin de cuentas, independencias aparte, Convergencia es muy parecida al PP en los temas que define a la derecha económica.

Tampoco en la propia Cataluña ha gustado nada el cinismo de Homs. Los nuevos dirigentes de la nueva Convergencia no quieren nacer con las viejas practicas de antaño. De Homs no se puede esperar nada mejor, pero a ellos les gustaría una política más limpia. Entre ellos hay quien ha dicho que “no se puede tomar a la gente por idiota” y que negar la evidencia de un pacto vergonzante es peor que hacerlo.

También los socialistas han, hemos, asegurado a nuestros electores que no haríamos presidente a Rajoy. Aunque en la segunda vuelta hemos sido menos contundentes que en la primera en su descalificación personal. Por el momento, a día de hoy, Sánchez mantiene su negativa. El tiempo de pactar compromisos de gobierno a cambio de la abstención, quizás ya ha pasado. Yo fui de los primeros, si no el primero, en plantearlo públicamente. Pero era pensando en que Rajoy podía encontrar apoyos que le permitieran pasar de los 170 votos favorables. Si sólo tiene 137, son demasiado pocos para que el PSOE le abra gratis las puertas de La Moncloa. Si Rajoy no puede formar gobierno, no es culpa del PSOE, que es su principal contrincante, sino de él mismo, que no ha sido capaz de tener suficientes votos ni suficientes aliados.

¿Hay otras soluciones? Teóricamente sí, aunque en la práctica quizás no. Hace unos días, el editorial de estas páginas digitales exploraba el ejemplo portugués, donde todos los partidos de centro y de izquierda, incapaces de ponerse de acuerdo en un programa, han preferido que gobierne en minoría el partido socialista en vez de dejar que gobernara la derecha con su minoría mayoritaria. Pero puede que España, que no es como Alemania, tampoco sea como Portugal.


(*) Ex presidente del Parlamento Europeo


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