viernes, 15 de julio de 2016

Me duele Niza / Guillermo Herrera *

La masacre de Niza no sólo es una salvajada absurda sino que, además, atenta gravemente contra los valores del mundo moderno que nacieron en Francia, y por lo tanto lesiona las convicciones éticas más profundas de la revolución francesa, porque todos somos hijos de la ilustración, de la libertad, igualdad y fraternidad, de la soberanía popular, de los derechos humanos, del voto libre, universal y directo, de la igualdad de género, y de la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, entre otras muchas cosas.

Todos hemos soñado con un paraíso social sin pobres ni marginados, basado en estos valores universales, y por lo tanto éste y otros atentados nos han desgarrado este sueño. Esto es peor que matarnos el cuerpo, porque intentan matarnos el alma utópica de nuestra civilización para intentar que regresemos a la edad media.

Pero todo fracaso nos da la oportunidad de hacer un examen de conciencia autocrítico, para ver qué ha fallado en este sistema social occidental capitalista, que no ha conseguido erradicar la pobreza y el desempleo, y que además es una fábrica de desafectos y resentidos especialmente entre la población musulmana.

Todas las revoluciones acaban degradándose, y la francesa no fue una excepción, pero depende de nuestro libre albedrío el crear una ilusión colectiva para regenerar los viejos valores de nuestra sociedad y no dejar tirado a nadie, porque todo el mundo se merece la oportunidad de ser feliz prosperar, y porque todos los seres humanos somos hermanos genéticos e hijos del mismo Dios.


(*) Periodista

No hay comentarios: