lunes, 4 de julio de 2016

Vivimos emboscados / Guillermo Herrera *

La vida es difícil y complicada para todos, incluso para los maestros, y a veces más para los ricos. Por algo nuestro mundo recibe el nombre planeta prisión, valle de lágrimas o planeta de las penas. Son mucho los motivos que existen para sufrir por lo nuestro o para deprimirnos por lo que vemos.

Para protegernos de todo ello, reaccionamos ‘emboscándonos’ es decir, rodeándonos de un capullo protector, de un paraíso artificial, con la escopeta montada para verlas venir, porque los problemas vienen solos aunque no los busquemos. Mucho peor para los que los buscan.

En una tiranía o en una democracia tecnócrata, en las que el individuo se ve sometido a fuerzas destructoras de la individualidad, o a la coacción mecánica de un mundo sin alma, el emboscado es la persona que opone resistencia a este 'movimiento' desde el sigilo, con la no-participación y la oposición invisible.

Esto lo explicó muy bien el escritor alemán Ernst Jünger en 1.951, que vivió el nazismo y la segunda guerra mundial en sus propias carnes y que tuvo ‘emboscarse’ para sobrevivir en este infierno. “La emboscadura” es un manual para sobrevivir a tiempos de tiranía, para resistir al mundo titánico de la técnica y a las democracias mediáticas.

Para Jünger, el derecho a la intimidad no nace de una ley, sino del padre de familia, flanqueado pro sus hijos, y con un hacha en la mano defendiendo la puerta de su casa.

La emboscadura es un himno a la libertad del ser humano contra la coacción de las sociedades, de la tecnología y de la avalancha de información, que aparece ayudar al ser humano a conocer su entorno cuando en realidad lo desdibuja, privando al individuo de experiencias propias.

Un ser humano es el que se resiste, piensa, actúa, se asocia con quien quiere y rechaza a quien no le interesa. El acto de unirse o asociarse a otros debe ser voluntario y no puede venir impuesto desde fuera, porque se restringe sistemáticamente la voluntad de decir “No”.

A su juicio, “Los hombres libres son poderosos, aunque constituyen únicamente una minoría pequeñísima. Nuestro tiempo es pobre en grandes hombres, pero produce figuras. La amenaza configura pequeñas minorías selectas. Junto a las figuras del trabajador y del soldado desconocido aparece una tercera figura, el Emboscado. El miedo puede ser vencido por la persona singular si ésta adquiere conocimiento de su poder.”

“La emboscadura, en cuanto conducta libre en la catástrofe, es independiente de las fachadas político–técnicas y de sus agrupaciones.

La emboscadura no contradice a la evolución, sino que introduce libertad en ella mediante la decisión de la persona singular. En la emboscadura, la persona singular se confronta consigo misma en su sustancia individual e indestructible. Esa confrontación expulsa el miedo a la muerte.”


(*) Periodista

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