¿Afecta el
Brexit directamente a la economía española? Un indicador elaborado por
tres economistas del Banco de España (Molina, López y Alberola) llamado
“Posicionamiento Exterior de la Economía Española” sitúa al RU como
primero y destacado cliente de nuestras exportaciones de mercancía,
servicios no turísticos, ingresos por turismo y activos de inversión
directa. El Reino Unido representa un porcentaje del 15,25 sobre 100 por
delante de Francia 11,52%, Alemania 9,66%, EEUU 7,69% y Portugal 5,08%;
una notable ventaja de los británicos sobre los cuatro clasificados
siguientes.
En
el epígrafe de mercancías el Reino Unido está por detrás de
Alemania, Francia y Portugal aunque el saldo neto entre exportaciones
e importaciones resulta mucho más ventajoso para España. En
efecto, un saldo positivo de 5.647 millones de euros en 2015 (8.941
millones con Francia) y de 2.900 millones (2.800 con Francia) en el
primer cuatrimestre de este año.
En los otros apartados, es
decir, desde servicios no turísticos e ingresos por turismo la
posición relativa del Reino Unido llega al 20% del total; en el
capítulo de inversiones directas su importancia relativa es
igualmente sobresaliente: inversiones directas de compañías
españolas encabezadas por el Bando de Santander y Telefónica. En
definitiva, el Reino Unido ofrece el mayor grado de integración
bilateral con España. Dos economías, la española y la británica
complementarias y que a partir de ahora se enfrentarán a las
consecuencias del Brexit.
Inicialmente no existen motivos para
una desviación de las transacciones bilaterales. Ahora bien, si
como pronostican los expertos el RU experimentase una caída del
consumo privado del orden del 3% mientras el importe de su deuda
pública alcanzase el 100% de sus PIB y la libra subiese su
cotización de 0,835 con respecto al euro no puede descartarse que
la demanda de bienes y servicios españoles bajase su intensidad
en el Reino Unido.
Interrogante equivalente para toda la Unión
Europea que en su comercio con el Reino Unido tuvo un superávit
superior a los 70.000 millones de euros.
Los defensores del
Brexit proclaman, no obstante, que rotas las “cadenas” que le
sujetaban a la UE, una zona económica que ha pasado de tasas de
incremento del PIB del 3,6% en la década de los 70 a menos del 1%
actual, el Reino Unido estaría en condiciones de desarrollar su
potencial a lo largo y ancho de todo el mercado mundial. Fuera de la
UE será más fácil establecer acuerdos de libre comercio con los
países de Asia, América y la propia Common well. Así mismo confían los
defensores del Brexit en que se mantendrá la normalidad con la
Unión europea. En efecto, y como ejemplo subrayen el caso de la
industria automovilística alemana que vende en el Reino Unido un
20% de toda su producción. Este tipo de lazos comerciales
determinarán que Alemania no rompería sus vínculos después del
Brexit.
Lo que no dicen los defensores es que las razones del
Brexit hayan sido económicas el voto por la salida tiene poco que ver
con esas cadenas o cualquier traba burocrática impuesta por
Bruselas. Quienes han votado en contra no son los ciudadanos a
quienes Bruselas impide desarrollar su potencial de crecimiento.
Los votantes menores de 35 años han elegido Remain mientras que los
mayores de 45 años han optado por el Brexit, un 60% en el tramo de
edad superior a los 65 años.
El colectivo de NO incluye un
alto número de persona no universitarias opuestas a la llegada de
inmigrantes sin distinguir entre los muchos y excelentes
trabajadores europeos y asiáticos y las minorías de
extremistas islámicos. Un voto, además, nostálgico de los viejos
tiempos cuando los jubilados británicos eran pocos y los jóvenes
activos mayoría.
Lo que el Brexit compromete es el
equilibrio, la paz y prosperidad europea consolidada después de
la Segunda Guerra Mundial. Los países del Este de Europa no son ya
sospechosos aliados de Moscú si no de nuevo vecinos de la casa común
europea. No hay dos Alemanias si no una. El Brexit es una peligrosa
incitación a romper la unidad europea con nacionalismos
excluyentes. Un excelente regalo para Putin y un mal trago para la
democracia.
Quizá Europa no haya tenido en los años de crisis
y de la lenta recuperación los mejores dirigentes y las
políticas más acertadas. Algunas decisiones estratégicas han
sido equivocadas en el oriente medio e inconclusas en el norte de
África. Decisiones todas ellas que están provocando estas dramáticas
oleadas de refugiados.
España como Alemania tiene todo el
interés, que va más allá de cualquier reivindicación sobre
Gibraltar para que las negociaciones entre el Reino Unido y la UE no
alteren el fluyo de transacciones de bienes y servicios que hoy día
favorece a los ciudadanos de uno y otro lado del Canal de la Mancha.
(*) Economista del Estado
No hay comentarios:
Publicar un comentario