lunes, 6 de junio de 2016

Rivera e Iglesias a tiro limpio / Marcello *

Se acabó el ‘fair play’ del bar de Cuco donde Iglesias y Rivera parecían dos amigos discutiendo de política antes de las elecciones del 20-D. En el debate de ayer en La Sexta los mismos dirigentes políticos llegaron a un nivel de descalificaciones y enfrentamientos verbales sorprendente y poco edificante. Y no solo por el diálogo de sordos en lo que a política y la economía se refiere sino por la agresividad y demagogia de ambos a la hora de entrar en cuestiones de corte ideológico.

Naturalmente, los ausentes del debate PP y PSOE aprovecharon esa bronca para descalificar a los dirigentes de ‘la nueva política’ pero cabe recordar el último mano a mano entre Sánchez y Rajoy donde ambos se insultaron, una vez que Sánchez abrió la caja de los truenos al llamar ‘indecente’ a Rajoy.

Es verdad que Rivera en la primera parte del debate puso en apuros a Iglesias por su modelo político y económico y dijo bien cuando afirmó que el líder de Podemos en las negociaciones para formar gobierno en la investidura fallida de Sánchez lo único que buscaba eran las nuevas elecciones. Algo que Sánchez y Rivera tardaron mucho en entender y solo han comprendido cuando vieron el pacto de Podemos con IU.

Pero si a Rivera le asistía la razón al hablar de Europa, Cataluña y la economía y los modelos democráticos, luego Albert perdió el rumbo al crisparse en demasía en cuestiones relativas a los inmigrantes, paro Venezuela, Sanidad o Educación. Y ahí fue Iglesias quien comenzó a dominar el debate porque estuvo más frío y dialéctico mientras que el rostro encendido de Rivera ofrecía la imagen de un político en apuros que no controlaba la situación.

La impresión que se obtiene del debate es que Iglesias ganó pero sobre todo ante los electores de la izquierda. Mientras que Rivera mostró su carácter aunque en exceso, y aunque habrá contentado a los suyos y a quienes en la derecha no pueden ver a Podemos tampoco dio la imagen de un ‘estadista’, palabra que él utiliza con mucha frecuencia.

Albert Rivera fue mucho más preciso y más realista en los programas y, sorprendentemente en él, perdió en las formas. Quizás porque no le perdona a Iglesias que los engañara en la moción de investidura donde PSOE y C’s se tiraron a la piscina desde el más alto trampolín, creyendo que estaba llena y sin darse cuenta que Pablo Iglesias le había quitado el tapón. Y allí se estrellaron Sánchez y Rivera sin remisión.

En cuanto a los pactos de Gobierno dos posiciones encontradas. Por un lado Iglesias insiste en pactar con el PSOE con ayuda de los partidos independentistas, lo que es de todo punto imposible porque el PSOE no lo aceptará. Y Rivera defiende negociaciones con el PP y PSOE pero sin Rajoy y su actual equipo de Gobierno, lo que también resulta difícil de imaginar. Es decir estamos como estábamos pero más crispados ante el inicio inminente de la campaña electoral.

En cuanto al capítulo de la ‘cal viva’ que Iglesias mencionó durante el debate de investidura aludiendo a los GAL de los tiempos de Felipe González tenemos que decir que Rivera estuvo muy mal, porque la cal viva existió. Y mintió luego Margarita Robles en La Sexta al declarar que el gobierno del PSOE metió en la cárcel a los responsables de los GAL, lo que no es verdad. El gobierno no se persono en el juicio y lo que es peor, González, sus ministros y dirigentes del PSOE acompañaron a Vera y Barrionuevo a su entrada en la cárcel de Guadalajara tocándoles las palmas y dándoles abrazos en el umbral.


(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés


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