Si Rajoy tenía problemas para intentar repetir como presidente del
Gobierno tras las próximas elecciones generales del 26-J, por causa de
sus responsabilidades políticas en la corrupción del PP, el escándalo de
la grabación y difusión de una conversación de su ministro de Interior
en la que se descubre un plan de presunta persecución política contra
varios dirigentes independentistas catalanes en víspera de la ‘consulta
del 9N’, coloca a Rajoy en una posición insostenible para presidir un
nuevo gobierno después de los comicios del próximo domingo.
El dicho popular de ‘hasta el rabo todo es toro’ viene al pelo a la
hora de valorar el estallido, en la recta final de la campaña electoral,
de la citada revelación de una conversación del ministro de Interior
Jorge Fernández Díaz con el jefe de la Oficina Antifraude de Cataluña
Daniel de Alfonso. Un diálogo que se creía secreto donde el ministro
solicita que se investiguen actividades de algunos dirigentes de ERC,
como Oriol Junqueras, o de CDC, Francesc Homs o Felip Puig, por si salía
algo que los incrimine o desacredite -vía juzgado y sin señalar a la
policía-, lo que constituye un presunto delito de persecución política y
de prevaricación.
Todo ello, grabación incluida, ocurrió en el despacho del ministro de
Interior en octubre de 2104 a tan solo un mes de la consulta ‘catalana
del 9N’ sobre la autodeterminación. Naturalmente estos hechos, que Rajoy
dice desconocer (sic), han estallado como un obús la campaña electoral
donde primeros líderes de la oposición Sánchez, Iglesias y Rivera han
pedido el cese o la dimisión inmediata de Fernández Díaz, mientras en
Cataluña las fuerzas políticas ya han denunciado ‘guerra sucia’ del
Gobierno de España -de ‘Gal mediático’ dice lo ha calificado el
presidente Puigdemont contra el proceso secesionista.
Para completar el tríptico de este lamentable episodio contrario a
las mas elementales normas de la democracia y la legalidad, Fernández
Díaz declara ser víctima de una ‘conspiración’ electoral y añade que la
conversación revelada es algo normal en sus competencias. Lo que no deja
de ser otro despropósito de quien tiene la obligación primordial de
velar por la seguridad y la vida privada de todos los ciudadanos.
El ministro añade que la presunta ‘conspiración’ tiene como objetivo
dañar al PP en la campaña electoral y anuncia una investigación para
averiguar cómo le han podido grabar en su despacho oficial de Interior y
quien ha sido el autor de la filtración en este momento electoral. Dos
cuestiones que revelan una lucha interna en el Ministerio de Interior
entre los mandos policiales que parecen estar fuera de control.
Veremos el coste o incidencia política que todo esto puede tener en
el resultado electoral, en el futuro de Rajoy y en lo que pueda afectar a
la presunta responsabilidad penal de Fernández Díaz. Pero de momento
esta bomba de relojería ha saltado por los aires y a la espera estamos
de ver si su onda expansiva afecta al resultado de las elecciones que
están al llegar.
De momento ha invadido la campaña electoral y si tiene importantes
efectos negativos para el PP, que podría perder votos en favor de C’s o
del PSOE la consecuencia final de todo ello, a la vista de las últimas
encuestas, podría incluir la victoria de Podemos en la noche del 26-J,
provocando un terremoto político nacional.
(*) Periodista
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