Ya se sabía de qué pie cojea el ejército de Podemos, pero en febrero
se retrataron, por más que a la vista de la que liaron, rectificaran con
esa cara de yo no fui de los cobardes, que me repatea, porque siempre
he preferido a quienes no ponen rostro de inocencia a su culpabilidad.
Entonces presentaron su plan de Gobierno que dejaba escrito negro sobre
blanco que pensaban exigir a los jueces un “compromiso con el Gobierno
del cambio para los nombramientos”.
Esta semana ha sido Juan Carlos Monedero, el cerebro que pasa de la
sombra al escaparate según conviene, quien en un acto electoral en
Cartagena afirmó que muchos jueces y guardias civiles están en las filas
electorales de Podemos “porque esperan un Gobierno que les dé la orden
de detener a toda esta cuerda de corruptos. Es lo que está esperando
buena parte de la judicatura y de la Guardia Civil”. A pesar de las
reacciones de los demócratas, Podemos no ha desautorizado a Monedero, ha
dicho que se trataba de un mitin y que se refería a respetar la
independencia de los jueces en su actividad jurisdiccional. Mejor así.
Clarito. Quizá es que están cansados ya de tanta mentira.
Hoy recoge Fernando Garea en El País la reacción de los jueces y
magistrados a través de sus Asociaciones Profesionales. Consideran que
las palabras de Monedero son un “disparate”, insisten en que el poder
judicial no puede ser permeable a indicaciones o presiones del Gobierno e
incluso aseguran que podría ser gracioso si no se tratara de un partido
con aspiraciones y posibilidades de Gobierno.
Es lógica la alarma corporativa. Y más alarma aún genera entre los
ciudadanos, que temen, con sentido y argumentos, que la llega de
Podemos, unidos o no, al poder, tenga como consecuencia la puesta en
marcha de una suerte de policía política al servicio del Ejecutivo
persiguiendo disidentes bajo el amparo de jueces adictos al régimen.
Vamos, un modelo ya conocido que funciona eficazmente en muchísimos
regímenes totalitarios, entre ellos aquellos que financiaron con
millones de euros la creación de Podemos para asaltar el poder en
España.
La separación de poderes no va con Podemos. El Estado de Derecho es
teoría política caduca para estos reyes del mambo electoral que han
acreditado una formidable capacidad de mentir sin que se les mueva un
músculo de su jeta, y que tienen un arte insuperable en la demagogia.
Uno escucha a Pablemos y a los suyos y en menos que canta un gallo te
explican muy serios que ellos son patriotas españoles, socialdemócratas,
comunistas, socialistas y nacionalistas. Depende del día, del foro y de
las encuestas. Un populismo que conocemos, antesala de un totalitarismo
que en otros lares ha llevado a la ruina al personal y ha dejado en
coma países inmensamente ricos que malviven en la miseria.
Queda aún una semana hasta las elecciones y vamos a ver muchas cosas.
Pero respecto a Podemos no va a haber novedades. Ellos siguen en lo
suyo, el darth vader de la sexta columna vive tres metros por encima de
la tierra ensimismado en su poder mediático, político y futbolístico,
Rajoy procrastina como siempre y Sánchez no pega ojo con la que se le
viene encima. Así está el patio. Mañana hablaremos de Ciudadanos.
(*) Periodista
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