Hasta el día 9 de Julio en que se reúne el Comité Federal del PSOE no
se conocerá la posición que adoptará el partido y su secretario
general, Pedro Sánchez, sobre la investidura de Mariano Rajoy como
presidente del Gobierno. Rajoy, que antes de emprender este martes viaje
a Bruselas para participar en la Cumbre de Jefes de Estado sobre el
calendario de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el gran
problema que tiene conmocionado a los mercados de todo el mundo, se ha
puesto en contacto con el líder de Ciudadanos Albert Rivera (32 escaños)
para anunciarle que, en los próximos días, iniciará una ronda de
contactos con todos los grupos políticos de cara a su eventual
investidura.
No parece que la conversación de Rajoy con Rivera, que era respuesta a
una llamada del líder de Ciudadanos en la que le pedía una reunión a
tres (PP, PSOE, Ciudadanos) para hablar de reformas, haya dado ningún
resultado positivo, conocidas las posiciones de ambos. Rivera sólo ha
hablado de las reformas imprescindibles que hay que abordar, entre ellas
la electoral que es la que más le ha penalizado en sus resultados del
domingo, sin referirse, en ningún momento, a la necesidad de una
renuncia y un cambio de candidato para dar credibilidad al proceso,
aunque más tarde, en otras declaraciones, ha sacado a relucir el tema de
la retirada de Rajoy y que no podría apoyar un Gobierno con Fernández
Díaz y Montoro. Mientras, Sánchez, tras la felicitación por los
resultados del PP, no ha tenido ningún contacto con el Presidente en
funciones que, es el que tiene que mover ficha, según la respuesta que
le ha dado a Rivera sobre esa reunión a tres.
Este martes Sánchez no ha querido seguir manteniendo el pulso sobre
qué posición tiene que tomar el partido de cara a la investidura de
Rajoy, ni ha querido entrar en ninguna línea roja, ni sobre una eventual
abstención de su partido, algo que tiene enfrentada a la Ejecutiva con
algunos de los barones, como el extremeño Fernández Vara o la andaluza
Susana Díaz, partidarios ambos de dejar gobernar a Rajoy y pasar a la
oposición. Es más, según fuentes internas está aumentando las presiones
para que el secretario general tire la toalla, después de haber perdido
otros cinco escaños de los noventa en que se quedaron los 110 que ganó
Pérez Rubalcaba en 2011, con la mayoría absoluta de Rajoy. Sin embargo,
su entorno, insiste en que resistirá y que cualquier decisión sobre la
postura a adoptar en la investidura, la someterá a referéndum de la
militancia, como hizo con el acuerdo con Ciudadanos.
Se da la circunstancias de que los tres españoles, Rajoy, Rivera y
Sánchez, han coincidido en Bruselas en la histórica Cumbre sobre el
Brexit e, inevitablemente, se han convertido en el centro de todo el
interés político e informativo de unos dirigentes europeos preocupados
por las consecuencias de la salida del Reino Unido de la UE, por el
llamado “efecto contagio” y por la estabilidad política de España,
asombrados de los resultados del domingo, especialmente de la imprevista
e inesperada victoria de Rajoy, del llamativo fracaso de Podemos y del
hecho de que hayan fallado, tan estrepitosamente las encuestas y el
PSOE, siga siendo el partido de la izquierda y el representante de la
oposición.
Para algún periódico, como el portugués Diario de Noticias hay
algunas figuras políticas que son como fenómenos naturales. Incluso si
no nos gustan, y no logramos evitar que sucedan, y ” Mariano Rajoy,
dice, pertenece a esa categoría”. Son muchas las sombras de reputación
que lo tiñen, pero cuando el Brexit sopló violentamente sobre la
bolsa española, los electores corrieron hacia su refugio, rompiendo
sondeos que no habían considerado el seísmo británico del día 23.
Rajoy siguió el lema político de la extraordinaria película de
Akira Kurosawa, La Sombra del Guerrero (1980), ocurrido durante las
guerras de los samuráis, en el Japón que los portugueses encontraron
al final del siglo XVI: “La montaña no se mueve”. Mientras los jóvenes
líderes de Podemos, del PSOE y de Ciudadanos derramaban su
testosterona en mil eventos, Rajoy se mantuvo en su búnker. La victoria
electoral es relativa y defensiva, pero solo con un milagro, señala el
periódico, se podría unir izquierdas tan rotas por cuestiones centrales
(nacionalidades y Europa), y divididas por la acritud entre sus
líderes.
Para Le Monde Podemos ha perdido la apuesta, porque su
líder, Pablo Iglesias, esperaba adelantar en las urnas al Partido
Socialista Obrero Español (PSOE) y hacerle pasar por lo que Syriza hizo
sufrir al Pasok: la marginación. Al final, Podemos y sus aliados tan
solo lograron un 21,2% de los votos (71 diputados), frente al 24,3% de
diciembre de 2015. La izquierda radical fue adelantada en la meta por el
PSOE, quien mejora ligeramente en proporción, aunque pierda escaños (85
diputados, el peor resultado de su historia) y votos. Lo que no impide
que el famoso “sorpasso”, pronosticado durante toda la campaña
electoral, y que habría permitido a Podemos reivindicar el poder, no se
haya producido.
Para el Süddeutsche Zeitung, los españoles han desmentido a
todos los teóricos, que anunciaban una revuelta de los pueblos del sur
de Europa contra el supuesto dictado de ahorro de Bruselas y Berlín. Ha
ocurrido todo lo contrario: los votantes han frenado el ascenso de
Podemos, que quiere hacer caso omiso de los criterios de estabilidad de
la UE. “Es bueno para España y también para la UE que los neo marxistas
de Podemos, de momento, no tengan influencia en la política económica.
Pero, también es bueno para España y la UE, que Podemos haya conservado
la fuerza suficiente para poder forzar una nueva cultura política. Los
viejos partidos establecidos, conservadores y socialistas, que de esta
vez se han salvado, son los responsables principales de la crisis
española”.
(*) Periodista
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