martes, 28 de junio de 2016

Asombro europeo del éxito de Rajoy y del descalabro de Podemos / José Oneto *

Hasta el día 9 de Julio en que se reúne el Comité Federal del PSOE no se conocerá la posición que adoptará el partido y su secretario general, Pedro Sánchez, sobre la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. Rajoy, que antes de emprender este martes viaje a Bruselas para participar en la Cumbre de Jefes de Estado sobre el calendario de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el gran problema que tiene conmocionado a los mercados de todo el mundo, se ha puesto en contacto con el líder de Ciudadanos Albert Rivera (32 escaños) para anunciarle que, en los próximos días, iniciará una ronda de contactos con todos los grupos políticos de cara a su eventual investidura.

No parece que la conversación de Rajoy con Rivera, que era respuesta a una llamada del líder de Ciudadanos en la que le pedía una reunión a tres (PP, PSOE, Ciudadanos) para hablar de reformas, haya dado ningún resultado positivo, conocidas las posiciones de ambos. Rivera sólo ha hablado de las reformas imprescindibles que hay que abordar, entre ellas la electoral que es la que más le ha penalizado en sus resultados del domingo, sin referirse, en ningún momento, a la necesidad de una renuncia y un cambio de candidato para dar credibilidad al proceso, aunque más tarde, en otras declaraciones, ha sacado a relucir el tema de la retirada de Rajoy y que no podría apoyar un Gobierno con Fernández Díaz y Montoro. Mientras, Sánchez, tras la felicitación por los resultados del PP, no ha tenido ningún contacto con el Presidente en funciones que, es el que tiene que mover ficha, según la respuesta que le ha dado a Rivera sobre esa reunión a tres.

Este martes Sánchez no ha querido seguir manteniendo el pulso sobre qué posición tiene que tomar el partido de cara a la investidura de Rajoy, ni ha querido entrar en ninguna línea roja, ni sobre una eventual abstención de su partido, algo que tiene enfrentada a la Ejecutiva con algunos de los barones, como el extremeño Fernández Vara o la andaluza Susana Díaz, partidarios ambos de dejar gobernar a Rajoy y pasar a la oposición. Es más, según fuentes internas está aumentando las presiones para que el secretario general tire la toalla, después de haber perdido otros cinco escaños de los noventa en que se quedaron los 110 que ganó Pérez Rubalcaba en 2011, con la mayoría absoluta de Rajoy. Sin embargo, su entorno, insiste en que resistirá y que cualquier decisión sobre la postura a adoptar en la investidura, la someterá a referéndum de la militancia, como hizo con el acuerdo con Ciudadanos.

Se da la circunstancias de que los tres españoles, Rajoy, Rivera y Sánchez, han coincidido en Bruselas en la histórica Cumbre sobre el Brexit e, inevitablemente, se han convertido en el centro de todo el interés político e informativo de unos dirigentes europeos preocupados por las consecuencias de la salida del Reino Unido de la UE, por el llamado “efecto contagio” y por la estabilidad política de España, asombrados de los resultados del domingo, especialmente de la imprevista e inesperada victoria de Rajoy, del llamativo fracaso de Podemos y del hecho de que hayan fallado, tan estrepitosamente las encuestas y el PSOE, siga siendo el partido de la izquierda y el representante de la oposición.

Para algún periódico, como el portugués Diario de Noticias hay algunas figuras políticas que son como fenómenos naturales. Incluso si no nos gustan, y no logramos evitar que sucedan, y ” Mariano Rajoy, dice, pertenece a esa categoría”. Son muchas las sombras de reputación que lo tiñen, pero cuando el Brexit sopló violentamente sobre la bolsa española, los electores corrieron hacia su refugio, rompiendo sondeos que no habían considerado el seísmo británico del día 23.

Rajoy siguió el lema político de la extraordinaria película de Akira Kurosawa, La Sombra del Guerrero (1980), ocurrido durante las guerras de los samuráis, en el Japón que los portugueses encontraron al final del siglo XVI: “La montaña no se mueve”. Mientras los jóvenes líderes de Podemos, del PSOE y de Ciudadanos derramaban su testosterona en mil eventos, Rajoy se mantuvo en su búnker. La victoria electoral es relativa y defensiva, pero solo con un milagro, señala el periódico, se podría unir izquierdas tan rotas por cuestiones centrales (nacionalidades y Europa), y divididas por la acritud entre sus líderes.

Para Le Monde Podemos ha perdido la apuesta, porque su líder, Pablo Iglesias, esperaba adelantar en las urnas al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y hacerle pasar por lo que Syriza hizo sufrir al Pasok: la marginación. Al final, Podemos y sus aliados tan solo lograron un 21,2% de los votos (71 diputados), frente al 24,3% de diciembre de 2015. La izquierda radical fue adelantada en la meta por el PSOE, quien mejora ligeramente en proporción, aunque pierda escaños (85 diputados, el peor resultado de su historia) y votos. Lo que no impide que el famoso “sorpasso”, pronosticado durante toda la campaña electoral, y que habría permitido a Podemos reivindicar el poder, no se haya producido.

Para el Süddeutsche Zeitung, los españoles han desmentido a todos los teóricos, que anunciaban una revuelta de los pueblos del sur de Europa contra el supuesto dictado de ahorro de Bruselas y Berlín. Ha ocurrido todo lo contrario: los votantes han frenado el ascenso de Podemos, que quiere hacer caso omiso de los criterios de estabilidad de la UE. “Es bueno para España y también para la UE que los neo marxistas de Podemos, de momento, no tengan influencia en la política económica. Pero, también es bueno para España y la UE, que Podemos haya conservado la fuerza suficiente para poder forzar una nueva cultura política. Los viejos partidos establecidos, conservadores y socialistas, que de esta vez se han salvado, son los responsables principales de la crisis española”.


(*) Periodista


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