miércoles, 22 de junio de 2016

La persecución política de Fernández Díaz / Pablo Sebastián *

Si Rajoy tenía problemas para intentar repetir como presidente del Gobierno tras las próximas elecciones general del 26-J, por causa de sus responsabilidades políticas en la corrupción del PP, el escándalo de la grabación y difusión de una conversación de su ministro de Interior, en la que se descubre un plan de presunta persecución política contra varios dirigentes independentistas catalanes en víspera de la ‘consulta del 9N’, coloca a Rajoy en una posición insostenible para presidir un Gobierno después de los comicios del próximo domingo.

El dicho popular de ‘hasta el rabo todo es toro’ nos viene al pelo a la hora de valorar el estallido, en la recta final de la campaña electoral, de la citada revelación de una conversación del ministro de Interior Jorge Fernández Díaz con el jefe de la Oficina Anti Fraude de Cataluña Daniel de Alfonso. Un diálogo pretendidamente secreto donde el ministro solicita que se investiguen actividades de algunos dirigentes de ERC, como Oriol Junqueras, o de CDC, Francesc Homs o Felipe Puig, por si se encuentra algo que los incrimine o desacredite, lo que constituye un presunto delito de persecución política y prevaricación.

Todo ello, grabación incluida, ocurrió en el despacho del ministro de Interior en octubre de 2104 a tan solo un mes de la consulta catalana del 9N sobre la autodeterminación de Cataluña. Naturalmente estos hechos, que Mariano Rajoy dice desconocer (sic), han estallado como un obús la campaña electoral donde primeros líderes de la oposición Sánchez, Iglesias y Rivera han pedido el cese o la dimisión inmediata de Fernández Díaz, mientras en Cataluña las fuerzas políticas ya han denunciado ‘guerra sucia’ del Gobierno de España contra el proceso secesionista.

Para completar el tríptico de este lamentable episodio contrario a las más elementales normas de la democracia y a la legalidad, Fernández Díaz dice ser víctima de una ‘conspiración’ electoral y añade que la conversación revelada es algo normal en sus competencias. Lo que no deja de ser otro despropósito de quien tiene la obligación primordial de velar por la seguridad y vida privada de todos los ciudadanos.

El ministro añade que la presunta ‘conspiración’ tiene como objetivo dañar al PP en la campaña electoral y anuncia una investigación para averiguar cómo le han podido grabar en su despacho de Interior y quién ha sido el autor de la filtración en este momento electoral. Dos cuestiones que revelan una lucha interna en el Ministerio de Interior entre mandos policiales que están fuera de control.

Veremos el coste o incidencia política que todo esto puede tener en el cierre de la campaña electoral, en el futuro de Rajoy y en lo que pueda afectar a la presunta responsabilidad penal de Fernández Díaz. Pero de momento esta bomba de calculada relojería ha saltado por los aires y a la espera estamos de ver si su onda expansiva afecta al resultado de las elecciones que están al llegar. 


(*) Periodista




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