miércoles, 22 de junio de 2016

Eros y Tanatos / Guillermo Herrera *

“Yo quiero quedarme ciego para que tú te quedes tuerto”. Con esta frase define un amio mío a los irracionales partidarios del ‘brexit’ y de la separación de Cataluña.
En todo ser humano existe un instinto gregario de vida (eros) que tiende a la unión con sus semenjantes para mejorar su supervivencia.
Pero también existe otro instinto digregador de muerte (tanatos) al que los egipcios llamaban Set, que tiende a la separación y a la autodestrucción.
Esto se manifiesta especialmente en las guerras, donde todos pierden y nadie gana nada. Hasta los chimpacés tienen este instinto, ya que se matan entre ellos mismos de vez en cuando sin venir a cuento.
La unión hace la fuerza y la separación hace la debilidad. La unidad es obra de la luz, mientras que la disgregación es oficio detinieblas. En la unión todos ganan y en la separación todos pierden.
Esto es y ha sido así desde el principio de los tiempos, por mucho que los políticos intenten dorar la píldora secesionista.
Todos llevamos el germen de Caín en nuestro ADN, y depende de nuestro libre albedrío el trabajar duro para que gane siempre la vida, la prosperidad, la armonía y el amor, y el sofocar a los demonios del odio y de la discordia.


(*) Periodista

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