domingo, 5 de junio de 2016

Contra la corriente / Ramón Cotarelo *

No pongo en duda la profesionalidad de Metroscopia ni el crédito de sus sondeos. Si la empresa dice que al PP lo votará el 28,5% de la ciudadanía, a Podemos el 25,6%, al PSOE el 20,2% y a C's el 16,6% no desconfío en absoluto de que eso es lo que los ciudadanos han contestado a las preguntas del sondeo. Lo que no creo es que el 26 d junio voten de acuerdo con lo que dicen ahora. En absoluto. Lo que sucede, probablemente, es que la ciudadanía está harta de que la mareen unos políticos que no sirven ni para atarse el cordón de los zapatos y son incapaces de hablar entre ellos y llegar a un acuerdo factible; y, para no colaborar al desbarajuste general, ha decidido decir a los encuestadores lo primero que se le pasa por la cabeza.

Es verdad que el electorado de la derecha es fiel, bovinamente fiel. Pero no tanto que la banda de ladrones bajo fianza judicial vaya a mantener sus siete millones de votantes, después de lo que ha sucedido desde el 20 de diciembre en que prácticamente no quedan cargos del PP que no estén en prisión. El propio Sobresueldos sabe que su presencia en los mítines del PP, más que incorporar voluntades o lealtades, las espanta. Si todavía no tiene un sustituto en el PP se debe a que los demás son peores que él, lo cual es maravilloso pues no parece posible. 
 
El hombre nunca defrauda. Ha vuelto a recurrir a su único recurso metafórico, acusando a los demás de sacarse conejos de la chistera. Con esa misma necedad trató de parar hace años el pacto antiterrorista que proponía Rodríguez Zapatero y del que, como siempre, se ha adueñado ahora. La derecha lo hace sistemáticamente: boicotea la ley de divorcio y luego es la gente que más se divorcia; vota contra el aborto y lo práctica después; contra el matrimonio gay y son los primeros en beneficiarse de él.

A su vez, el llamado emergente, ahora asociado con el pecio de IU, disfruta de la popularidad que le da el hecho de que dirigentes estén perpetuamente en la TV y nos los encontremos ya en todas partes, como al gran hermano orwelliano. Tienen un estilo gótico-flamígero de celebrar sus aparentes triunfos y encargan a sus legiones de trolls en los medios que repitan incansablemente sus consignas que, habitualmente, están plagiadas. Así como el "Podemos" está plagiado de una consigna yanqui en las elecciones de Obama de 2008, lo de las "sonrisas" está plagiado de la campaña independentista catalana de la revolución de los somriures.  
 
 Echan las campanas al vuelo en elecciones que, como las europeas de mayo de 2014, no significaban gran cosa o lanzan trinos de satisfacción ante los buenos vaticinios de las sondeos. Esa cifra de 25,6% del voto que le augura Metroscopia todavía es menos de lo que se anunciaba en enero de 2016. Por fastidiar, la gente dice cualquier cosa, sobre todo la que está harta. Pero luego hará algo distinto. Porque una cosa es escuchar a estos zangolotinos largando todo el día por la televisión y otra muy distinta, votar para administrar un  país a quien no está preparado para gobernar, ni siquiera para gobernarse a sí mismo. 

Por último, ese 20,2% del voto al PSOE tampoco es correcto. En el PSOE se concentra siempre el voto del miedo, el que se explica por la espiral del silencio. Ha sido así siempre y seguirá siéndolo. El PSOE tiene un voto oculto muy numeroso y, al final, comparecerá para evitar el sorpasso. Tiene una clientela muy fiel, histórica, que acaba siempre votándolo, aunque diga que no va a hacerlo. Y es así porque este partido se  configura como la única opción de centro izquierda válida, entre los dos extremos de los insoportables de la derecha y los advenedizos de la izquierda. 
 
Si el PSOE no tiene un porcentaje mucho más alto de votos se debe a la fabulosa incompetencia de sus dirigentes actuales, a su ineptitud para generar relatos que interesen, a su incapacidad para entender sus propias miserias y hacer crítica realista. Se debe igualmente a la corrupción que ha prendido en su baluarte andaluz y a la presencia asfixiante de los llamados barones territoriales. Al PSOE lo salvan sus afiliados y votantes y lo condenan sus dirigentes. Sin embargo, está claro que, después del 26 de junio, le tocará reinventarse o incluso, refundarse si quiere sobrevivir.

No es frecuente que en unas elecciones haya tanto indeciso, tanto voto oculto, tanta espiral del silencio, tanto ruido mediático irrelevante. Estos vaticinios no sirven para nada.   

El Comunismo vestido de seda

Resumen de la entrevista que publicará ABC completa. Aquí se han concentrado en el aspecto que más les interesa y que es la cuestión del comunismo de Podemos. A mí también. No me gusta un pelo la gente que da gato por liebre. Desde que los líderes de Podemos decidieron poner las cartas boca arriba, esto es, sacar a Anguita de la trastienda (o quizá sin poder impedirlo, pues menudo es el hombre para privarse de las luces del proscenio) se ha avivado mucho este debate sobre si se trata de un retorno de los viejos comunistas o están aggiornati. El comunismo, como el dogma católico, al que tanto se parece, no puede actualizarse, está fijado de una vez por todas en el llamado "temple bolchevique", que es como el Credo de Nicea del llamado marxismo-leninismo.

Por qué se ha producido este "desvelamiento", que diría Heidegger, esa revelación del alma comunista, hasta hace poco celada, es cosa opinable. Hay quien lo achaca a los mediocres resultados electorales en las pasadas elecciones y los peores vaticinados por los sondeos; quién a la estrategia humilde y fabiana de Alberto Garzón de ir conquistando posiciones en Podemos haciéndose el simpático y sin despertar las iras del liderazgo supremo; quién a la incapacidad de este de resistirse a los halagos de Anguita; quién a la pura querencia de la militancia sectaria.

Sea como sea, el hecho es que el intento de constituirse en tercera fuerza de la izquierda, entre los foscos comunistas y los descoloridos socialdemócratas se ha agotado en sí mismo. Podemos se ha identificado con sus orígenes y su esencia y, con ello, prueba más aun su naturaleza comunista: el enemigo por batir es el PSOE (cuando se acuerdan y tienen cerca una cámara de TV dicen que no, que es el PP; pero esto es falso y está a la vista todos los días), la socialdemocracia. Es su pretensión desde el giro eurocomunista de Carrillo en los años 70 del siglo pasado. Hacía falta desplazar a los socialdemócratas para ponerse en su lugar porque hasta a los comunistas se les alcanzaba entonces que en las sociedades industriales y más o menos democráticas no hay sitio para dos partidos de izquierda, el radical y el moderado. Por eso, se trataba de empujar a los socialistas democráticos a la derecha (acusándolos, de paso, de todo lo imaginable, modelo cal viva) para ponerse en sus zapatos.

A eso aspiran ahora con la fusión a bombo y platillo de IU y Podemos. Lo llaman "sorpasso" y quieren decir lo anterior: derrotar al PSOE, reducirlo a las dimensiones del PASOK aprovechando todos los intersticios, desde el uso masivo de medios de comunicación incondicionales a las martingalas teóricas de cualquier calaña. Podemos es la catedral de la más confusa ambigüedad conceptual y política. Su capacidad para entintar las aguas del debate público es la estrategia del calamar. Traten de sacar a uno de Podemos un pronunciamiento claro sobre la República/Monarquía, la Memoria histórica, el aborto, la Iglesia y la religión, las corridas de toros o la República Catalana..., cualquier cosa que encierre el más lejano peligro de mermar votos.

Por descontado, esta táctica es legítima porque en política, como en la guerra, vale todo. Y, de acuerdo con el pragmatismo que anida en el corazón de los dirigentes de Podemos si, al final, ganan las elecciones, además de legítima, será verdad, autenticidad, ciencia pura. Si los socialistas son "sorpassados" solo podrán culparse a ellos mismos, por inútiles, incapaces de elaborar un discurso triunfador frente al de Podemos y por arrastrar un pasado (sobre todo reciente) hecho de corrupción, burocratización y caciquismo. Si el PSOE pierde la culpa será suya y solo suya. Los de Podemos hacen muy bien arrebatándole el sitio. Es competencia en el libre mercado de la política en el que los clientes son los electores que unas empresas ganan y otras pierden

Como era de esperar, tratándose del comunismo, el aparato de propaganda se ha puesto en marcha a todo rendimiento. Docenas de artículos de "intelectuales orgánicos" (lo entrecomillo porque un intelectual orgánico no es un intelectual) avisando del feroz y "visceral" anticomunismo que nos invade, como si el anticomunismo fuera una plaga cual la de la langosta y no una opción política perfectamente legítima; como si los anticomunistas fueran todos agentes de la CIA (el equivalente comunista de la conspiración judeomasónica de los franquistas); como si el anticomunismo fuera una especie de desvarío.

Y no. Mientras los comunistas sigan ocultos, sin presentarse claramente a las elecciones con su nombre y siglas (y sin renunciar a ellas en secreto) pero creyéndose mejores que los demás, los "puros", electos y selectos, cual cree al pie de la letra Anguita, es obligado que los analistas y observadores ejerzan su oficio. Que revelen lo que se oculta tras los colorines de las presentaciones y la hojarasca de unas doctrinas apelmazadas que quieren vestirse de seda.

Mucha gente da crédito a ese argumento de que los comunistas de hoy no son como los de ayer, que están adaptados a la democracia que, como decíamos más arriba, se han actualizado. Bueno, quien quiera creer, que crea; la fe es libre. Pero pruebas de ello no hay ninguna: los comunistas no han gobernado jamás en ningún país democrático del mundo porque nunca han ganado unas elecciones libres, salvo lo que les tocara en algún escuálido lapso de frente popular. Sí han gobernado durante decenios en la Unión Soviética, en las democracias populares, en la China hoy todavía y en algunos otros lugares. Y siempre, siempre, han establecido dictaduras totalitarias y violado todos los derechos humanos. Siempre.

Podemos se ha convertido en la nueva vestimenta de la fracasada IU que, a su vez, era el disfraz del fracasado Partido Comunista de España. Que ahí sigue. Al fondo de la matrioska.
 
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

1 comentario:

Unknown dijo...

"Es verdad que el electorado de la derecha es fiel, bovinamente fiel." Vaya frasecita que se gasta este redactorcillo de "Mundo Obrero".
Que pasa, que fuera de sus creencias no existe otra opinión, verdad? Hay que ser muy retrasado - cosa que no dudo de usted - para insultar y faltar al respeto reiteradamente a aquellas personas que no sean de su "piara".
Obviamente, yo también estoy ahora utilizando su léxico, ya que no creo que usted entienda otro lenguaje distinto de la chabacanería, el insulto, la grosería, etc...

Con personajes como Vd. es lógico que sigan existiendo las "dos Españas", provocando la disputa y el odio. Hasta yo, que me tenía por una persona tranquila, me salgo de mis casillas cuando leo sus panfletos.
En fín, espero que algún día se haga la luz en su mente.