jueves, 16 de junio de 2016

1977-2016: de las elecciones de la transición a las del 26-J / José Oneto *

Este miércoles 15 de Junio, aunque ha pasado prácticamente desapercibido para el gran público y para la mayoría de los medios informativos, se acaba de cumplir el 39 aniversario de las primeras elecciones democráticas celebradas en España desde el año 1936, tras el triunfo del Frente Popular y el estallido de la guerra civil. Fueron de hecho, las elecciones que marcaron el inicio de la Transición, ese periodo desconocido ya para muchas generaciones nacidas en un régimen de convivencia y de libertades y que, por distintas circunstancias, tan de moda se ha puesto denostar.

Fue, hay que recordarlo, el inicio de las libertades en nuestro país, después de una larga dictadura de cuarenta años, y el inicio también del nuevo régimen democrático, basado sobre todo en el bipartidismo (un partido moderadamente conservador, primero UCD, después Partido Popular, y un partido moderadamente progresista, Partido Socialista). Ese régimen que comenzó a deshacerse en las elecciones generales del pasado mes de Diciembre, con la aparición de dos partidos emergentes: Ciudadanos y Podemos, tras una crisis política, económica, e institucional y de un deterioro social desconocidos en toda la historia de la joven democracia española.

En esas primeras elecciones que las gana Adolfo Suárez, con un partido montado desde el poder, UCD (Unión de Centro Democrático) que consigue 166 diputados a solo diez escaños de la mayoría absoluta, nace de hecho, el moderno PSOE que consigue ese 15 de Junio, a pesar de estar recién salido de la clandestinidad, nada más y nada menos que 118 diputados, y el liderazgo de la oposición, con una izquierda representada por el Partido Comunista con veinte escaños y con otro partido socialista, el PSP (Partido Socialista Popular) de Tierno Galván que igual que Izquierda Unida en Diciembre del año pasado, consigue más de 800.000 votos y solo dos escaños, por una Ley D’Hondt que premia a las grandes formaciones y partidos.

Treinta y nueve años después, con un Partido Popular que se considera heredero de la desaparecida UCD, pero que ni por talante, ni por ideología, ni por empatía, tiene nada que ver con el partido protagonista de la transición, y con un partido socialista que está viviendo su peor momento desde su refundación en el Congreso de Suresnes de 1973 y, dos nuevos partidos emergentes, Ciudadanos y Podemos (convertido, ahora, en Coalición con Izquierda Unida en Unidos Podemos) que se están disputando el voto más joven, frente al voto envejecido del bipartidismo, se inicia un nuevo capítulo en la historia de nuestro país.

Un capítulo en el que va a tener que cambiar la forma de gobernar, la forma de entenderse, la forma de pactar, la forma de enfrentarse con una nueva realidad que han ignorado los partidos tradicionales. Unos partidos que han sido incapaces de percibir lo que estaba pasando, los efectos devastadores de la crisis y los cambios que se estaban produciendo en la sociedad española, con el hundimiento de las clases medias, la desesperación de los más desfavorecidos, el aumento de la pobreza y la exclusión social, y los sucesivos escándalos de corrupción dentro de un clima generalizado de crisis institucional.

Y también otros partidos emergentes, que al presentarse oficialmente, su primer discurso era como el de Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, no solo para ganar las elecciones generales de 2015, sino iniciar “un proceso constituyente para abrir el candado del 78 y poder discutir de todo”. Esta declaración de intenciones se enmarcaba entonces en el ADN de la formación, que se fundaba oficialmente en 1914 como fuerza política. En palabras de Iglesias, Podemos es una “alternativa frente a un régimen que se derrumba”, en referencia al PP, al PSOE y al pacto constitucional.

Hasta ahora, y llevamos seis meses de bloqueo político desde las elecciones generales del 20D, y estamos a poco más de una semana de unas nuevas elecciones generales, y no hay síntoma de que todos esos cambios necesarios, se vayan a producir. Estamos ante las mismas líneas rojas y los mismos impedimentos que hace seis meses, sin saber qué pactos se pueden producir y a la espera, sobre todo, en qué posición queda el PSOE ante el intento de “sorpasso” de Unidos Podemos, algo que puede ser el principio del fin de un partido que hasta ahora, era, sin duda, el que más se parecía a España, el que mejor encarnaba el espíritu de modernidad y de cambio… Por lo menos, eso es lo que dicen las encuestas y los sondeos.


(*) Periodista


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