Romano Prodi, profesor de economía en Bolonia, en cuya universidad
recala tras sus salidas de la vida política, lo ha sido casi todo en la
política europea e italiana, incluyendo una victoria sobre Berlusconi y
un gobierno de concentración de trece partidos. Es uno de esos políticos
que ha recorrido todos los despachos importantes en los cinco
continentes y que ha conocido de cerca a todos los dirigentes que
cuentan.
Visita España con una agenda densa incluido el desayuno abierto ayer
en Madrid en el Foro Europa de nueva economía Fórum. Su intervención
(veinte minutos) y el posterior coloquio (sesenta) acreditan a un
político experimentado e informado, capaz de poner en orden los
problemas y las prioridades. Como señaló en el coloquio no dispone de
las soluciones a los problemas, pero al menos sabe plantearlos,
empezando por la creciente irrelevancia europea en el panorama mundial.
No lo digo pero es una irrelevancia paralela y proporcional a la
española.
Prodi reivindicó la fuerza de una alianza franco-italo-española para
flexibilizar la intransigencia alemana en materia de austeridad. Prodi
reivindica una política fiscal mucho más expansiva, a la norteamericana,
del orden de diez veces el Plan Junker. Romano Podi lamenta la
fragmentación europea, el dominio de los intereses nacionales y la
debilidad de la Comisión frente al Consejo; lamenta la debilidad de la
política mediterránea (una vez más escenario político crítico), y la
impotencia frente al fenómeno migratoria. Contrastó el liderazgo del
canciller Kohl, que apoyó por convicción propia el euro contra su propia
opinión pública, frente a la marcha atrás de Merkel respecto a los
refugiados.
El profesor y político italiano (y muy europeo de fondo) criticó la
política europea con Ucrania, señaló que una Polonia fuera de la UE
pasaría por problemas semejantes a sus vecinos del sur, aunque los
polacos no quieran ser conscientes. Reclamó más Unión, más Europa, y más
poder político europeo. Tener un vecino como Marruecos, dijo, es
afortunado para España, el vecino de Italia es Libia, un estado hoy
fallido. Y advirtió sobre el riesgo Argelia, lo cual molestó a la
embajadora de ese país, presente en la sala.
El cuadro que dibujó Prodi alude a una economía mundial con un
comportamiento mediocre, con crecientes dificultades para el comercio
mundial, nuevos Tratados comerciales cada vez más complejos y difíciles
de firmar; unos Estados unidos que van de la arrogancia al desinterés,
China más ensimismada y centralizada. Francia cada vez más débil frente a
Alemania, lo cual debilita Europa, máxime cuando Gran Bretaña toma
distancia. Concluyó que las estrategias de corto plazo, la ofuscación
con las siguientes elecciones locales, complica la emergencia de la
política mayor, de la gran política.
Escuchar a un político de primer nivel explicar el complejo panorama
mundial oxigena la mente, ilumina; algo novedoso en el panorama español
cada día más garbancero y pueblerino, pura propaganda sin principios,
sin objetivos más allá de lograr el poder. Comparar el nivel de Prodi
con el de los actuales dirigentes políticos españoles produce pena,
quizá explica lo que pasa.
(*) Periodista
No hay comentarios:
Publicar un comentario