jueves, 2 de junio de 2016

Lección de Romano Prodi en Madrid / Fernando G. Urbaneja *

Romano Prodi, profesor de economía en Bolonia, en cuya universidad recala tras sus salidas de la vida política, lo ha sido casi todo en la política europea e italiana, incluyendo una victoria sobre Berlusconi y un gobierno de concentración de trece partidos. Es uno de esos políticos que ha recorrido todos los despachos importantes en los cinco continentes y que ha conocido de cerca a todos los dirigentes que cuentan.

Visita España con una agenda densa incluido el desayuno abierto ayer en Madrid en el Foro Europa de nueva economía Fórum. Su intervención (veinte minutos) y el posterior coloquio (sesenta) acreditan a un político experimentado e informado, capaz de poner en orden los problemas y las prioridades. Como señaló en el coloquio no dispone de las soluciones a los problemas, pero al menos sabe plantearlos, empezando por la creciente irrelevancia europea en el panorama mundial. No lo digo pero es una irrelevancia paralela y proporcional a la española.

Prodi reivindicó la fuerza de una alianza franco-italo-española para flexibilizar la intransigencia alemana en materia de austeridad. Prodi reivindica una política fiscal mucho más expansiva, a la norteamericana, del orden de diez veces el Plan Junker. Romano Podi lamenta la fragmentación europea, el dominio de los intereses nacionales y la debilidad de la Comisión frente al Consejo; lamenta la debilidad de la política mediterránea (una vez más escenario político crítico), y la impotencia frente al fenómeno migratoria. Contrastó el liderazgo del canciller Kohl, que apoyó por convicción propia el euro contra su propia opinión pública, frente a la marcha atrás de Merkel respecto a los refugiados.

El profesor y político italiano (y muy europeo de fondo) criticó la política europea con Ucrania, señaló que una Polonia fuera de la UE pasaría por problemas semejantes a sus vecinos del sur, aunque los polacos no quieran ser conscientes. Reclamó más Unión, más Europa, y más poder político europeo. Tener un vecino como Marruecos, dijo, es afortunado para España, el vecino de Italia es Libia, un estado hoy fallido. Y advirtió sobre el riesgo Argelia, lo cual molestó a la embajadora de ese país, presente en la sala.

El cuadro que dibujó Prodi alude a una economía mundial con un comportamiento mediocre, con crecientes dificultades para el comercio mundial, nuevos Tratados comerciales cada vez más complejos y difíciles de firmar; unos Estados unidos que van de la arrogancia al desinterés, China más ensimismada y centralizada. Francia cada vez más débil frente a Alemania, lo cual debilita Europa, máxime cuando Gran Bretaña toma distancia. Concluyó que las estrategias de corto plazo, la ofuscación con las siguientes elecciones locales, complica la emergencia de la política mayor, de la gran política.

Escuchar a un político de primer nivel explicar el complejo panorama mundial oxigena la mente, ilumina; algo novedoso en el panorama español cada día más garbancero y pueblerino, pura propaganda sin principios, sin objetivos más allá de lograr el poder. Comparar el nivel de Prodi con el de los actuales dirigentes políticos españoles produce pena, quizá explica lo que pasa.


(*) Periodista

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