sábado, 18 de junio de 2016

La coalición PSOE-C’s / Pablo Sebastián *

A Pedro Sánchez y Albert Rivera les hubiera encantado presentarse juntos a estas elecciones como lo han hecho los de Podemos e IU, que les han tomado la delantera y amenazan con convertirse en segunda fuerza política nacional. Pero esa coalición ‘in péctore’ de PSOE y C’s, que firmó el pasado 24 de febrero un pacto de gobierno e investidura que no les sirvió para nada, no habría sido seguida por los votantes de uno y otro partido porque se habrían dividido entre Podemos y PP.

De haberse formalizado una coalición entre PSOE y C’s ambos podrían (sobre los datos de los resultados del 20-D) haber sumado nueve millones de votos frente a los siete millones doscientos mil del PP, y muy por encima de los seis millones doscientos mil del pacto de Podemos con Izquierda Unida. Pero ya es tarde para eso -salvo que vayamos a unas terceras elecciones- y si además el PSOE pierde el 26-J el liderazgo de la izquierda entrará en una crisis de identidad política e ideológica de consecuencias imprevisibles.

Sobre todo ahora que la izquierda parece tener en Pablo Iglesias un nuevo líder, aunque por ahora está muy lejos de tener un partido dado que lo de Podemos mas IU y las confluencias es una amalgama confusa de incierto futuro y ahora solo cohesionada por el interés electoral.

De ahí las prisas de Iglesias por celebrar estas nuevas elecciones y cabe imaginar que también su empeño en que no haya unas terceras porque en ese caso, además de correr el riesgo de la coalición PSOE-C’s, podría sufrir una crisis interna de enfrentamientos y desavenencias como la que ahora se está viviendo en el seno de la CUP, esa otra amalgama de variopintos personajes y organizaciones que tienen en vilo a Cataluña.

Ni Iglesias ni Podemos (ni tampoco España) se pueden permitir el lujo de unos terceros comicios en menos de un año y por lo tanto necesitan que se forme un gobierno después del 26-J, para mantenerse durante los próximos cuatro años como líderes de la izquierda y la oposición si, como dicen las encuestas, logran imponer su sorpasso al PSOE. Y si eso es así entonces Podemos -que incluso podría dejar gobernar al PP- y aliados si podrían convertirse en un solo partido político al frente de la izquierda nacional, mientras el PSOE se lamerá las heridas tras vivir un tiempo en la indigencia electoral.

Lo que sí está claro es que en España el bipartidismo se ha acabado y estamos en esto de las elecciones, como en otras tantas y nuevas cosas, en un periodo de trepidante modernidad y cambios sin descanso. En el que nuestro país tardará unos años en reubicarse en el plano político, territorial, institucional e incluso europeo porque en la UE también van a pasar muchas cosas en los próximos meses y años.

Y puede que entre ellas esté la incertidumbre e inestabilidad política de España tras los comicios el 26-J que tendremos en una semana y ante los cuales han vuelto a aparecer los vetos y las líneas rojas del 20-D, en un intento desesperado de unos y otros de atraer a votantes de todos los flancos y colores hacia las urnas de la jornada electoral. Cita a la que acuden un partido, el PP, y dos coaliciones: Unidos Podemos, los de IU+Podemos; y otra coalición no inscrita pero virtual de PSOE y C’s. Y vamos a ver lo que dicen los españoles en las urnas del domingo 26 porque hoy nadie está en condiciones de hacer un certero pronóstico final.


(*) Periodista


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