sábado, 25 de junio de 2016

¿Qué hago yo ahora? / Guillermo Herrera *

Uno de los problemas que tenemos las personas que nos hemos jubilado es quedarnos sin nada que hacer en la vida, o dejar de sentirnos útiles a la sociedad.

Ya no tenemos trabajos que cumplir, personas a las que amar o hijos a los que criar. Eso puede crear un vacío, y depende de nuestro ingenio el encontrar actividades que llenen ese vacío.

Es muy fácil dejarse arrastrar por pensamientos negativos de soledad, aburrimiento o depresión que conducen a un deterioro de la salud.

Puede ser fatal contemplar viejas fotos en donde ya no están personas amigas, conocidas o queridas porque se han ido lejos o se han ido “al otro barrio”. La nostalgia puede ser letal.

Pero no sé de qué me quejo, porque es la primera vez en mi vida que puedo vivir sin estrés, dormir siesta todos los días y leer todos los libros que no tuve tiempo de disfrutar.

Una buena medida puede ser hacer una lista de todas las cosas que no hemos podido realizar en la vida por falta de tiempo, y cumplir los deseos frustrados.

El mayor tesoro que tenemos es el tiempo, que vale más que el dinero, una vez que se han cubierto las necesidades básicas, y es sabio aprovechar dicho tesoro.

El aburrimiento es difícil para las personas que somos curiosas como los gatos porque siempre encontramos informaciones interesantes en los documentales de televisión, en los vídeos de Youtube o en algunos libros.

Por eso la receta es buscar actividades que nos apasionen, más que entretenernos. Preguntarse ¿qué puedo hacer yo para ayudar a mis semejantes? Yo sé mi respuesta, que es escribir estos artículos que alguien me inspira en la sala de ‘fitness’.

Hay que ser plenamente conscientes de que la naturaleza de la vida es la impermanencia, como dijo Buda y Antonio Machado:

“Todo pasa, nada queda,
porque la vida es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.”

Y que por lo tanto, no podemos agarrarnos a nada, porque todos estamos de paso. Sólo podemos disfrutar mientras viajamos en el barco de la vida.

Vive intensamente, ama intensamente, ríe intensamente, llora intensamente y sobre todo no hagas daño a ningún ser vivo, porque ellos también sufren. Haz el bien y no mires a quién.


(*) Periodista

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