domingo, 1 de mayo de 2016

Sánchez en su trampa y Susana con Madina / Pablo Sebastián *

No es cierto, como afirma Pedro Sánchez, que el PSOE esté en mejores condiciones para abordar las elecciones del 26-J que cuando lo hizo en los pasados comicios el 20-D. No en vano esta vez se enfrentará a un Podemos consolidado en coalición con IU a su izquierda y mientras que a su derecha el PSOE está por un pacto de gobierno con Ciudadanos. Y eso quiere decir que el PP volverá a ganar las elecciones y que el PSOE corre el riesgo de ser superado en votos por Podemos y sus aliados, lo que sería un gran desastre para el Partido Socialista.

Un negro horizonte que no descartan los barones regionales del PSOE que, liderados por la andaluza Susana Díaz, ya están urdiendo un plan para el día después de la segunda derrota de Sánchez que consiste en: colocar a Eduardo Madina como portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados –y en su caso como líder de la Oposición-; y nombrar a Susana Díaz, Secretaria General del Partido en el congreso que seguirá a las elecciones.

Precisamente el convencimiento que en el PSOE tienen de que Sánchez volverá a perder las elecciones el 26-J es el motivo por el que Susana Díaz –ni nadie- no quiere presentarse ahora a las primarias socialistas. Ella espera el fracaso de Sánchez para asaltar la Secretaría General en el congreso de los socialistas y mientras tanto dejar a Madina al frente del Grupo parlamentario del Congreso de los Diputados.

El optimismo de Sánchez en el Comité Federal de este sábado recuerda a su pública convicción de que llegaría a la Moncloa durante el proceso de investidura, tal y como se lo anunció a su partido, al Rey Felipe VI y a toda España, llegando incluso a someterse a la votación del Congreso de los Diputados que naturalmente perdió. Y todo ello después que una y otra vez Pablo Iglesias le tomara el pelo con ofrecimientos falsos que escondían su deseo claro de volver a las elecciones en compañía de IU.

De manera que la estrategia de Sánchez no ha podido ser peor: impedir que gobierne el PP para volver a unas elecciones en las que volverá a perder y donde el PSOE se enfrentará a un Podemos aumentado por IU. Y eso en tan solo seis meses, mientras que si hubiera favorecido un gobierno tripartito con PP, PSOE y C’s, Sánchez habría ganado cuatro años y Podemos tendría que esperar otros cuatro para poder asaltar el liderazgo de la izquierda que ahora tiene al alcance de su mano con grave riesgo para el PSOE.


(*) Periodista


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