domingo, 1 de mayo de 2016

Mañana lunes, los Caballos del Vino en Caravaca de la Cruz, en el día grande de las fiestas de mayo en la capital del N.O.


CARAVACA DE LA CRUZ.- Mañana lunes es el día grande de las Fiestas de Caravaca en honor de la Vera Cruz. Y el día 2 de mayo es también el día grande de los Caballos del Vino. Un día en que la ciudad se viste de blanco, rojo y oro. Los colores de los caballistas y los bordados de los mantos. La ciudad se llena de alegría, fiesta y hermosos animales vestidos con no menos bellos ropajes. Un espectáculo digno de ver y único en el mundo entero.

La mañana del 2 de mayo es una mañana muy activa. Se dice que los caballistas comienzan a las 4 de la madrugada su actividad, incluso antes. Con las calles aún en calma y la mayoría de caravaqueños descansando para el gran día que se avecina, los caballistas se encierran en bajos o cocheras con un reducido número de personas para realizar el ritual de vestir al caballo. Suelen ser rituales íntimos y a los que solo se puede acceder si se conoce a las personas adecuadas. Es todo un honor ver cómo visten a un caballo.
A las 7 de la mañana, con el repique de campanas y la fuerte tronería, Caravaca despierta. Comienza el gran día de los Caballos del Vino, llega repleto de actos: los caballos ya están en la calle.
El día 2 de mayo los actos se suceden uno tras otro, incluso algunos se solapan.
El primer acto de la mañana es la misa de aparición. Realizada al aire libre y en un entorno peculiar: el bañadero o el Templete, como se conoce comúnmente a este monumento. Las peñas caballistas y representantes de los tres bandos acuden a la misa para asistir a lo que será la conmemoración de la aparición de la Cruz en Caravaca.
La gente se agolpa alrededor del Templete para oír la misa y ver cómo desciende la Cruz portada con ángeles como sucediera en el año 1231 según cuenta la leyenda.
El día 2 de mayo la Cuesta de la Simona es testigo de un inicio, una presentación. Los Caballos del Vino son puestos a prueba, muestran de lo que son capaces, y ensayan para la gran carrera que tendrá lugar en la Cuesta del Santuario horas después. Entonces, se someterán al juicio de un cronómetro. En la Simona lo hacen bajo la mirada del pueblo, pasan la prueba del público. Algunos empezarán a especular resultados, los prudentes aguardarán a la Carrera del Castillo. Los mozos que van con los caballos guardan silencio. Su mente y su concentración ya se encuentran allí. La Simona es un ejemplo, un aperitivo, el entrante fuerte. Es en el Santuario donde se van a mostrar las cartas.
Concebida desde el principio como una contrarreloj en la que compiten los diferentes animales de las peñas caballistas, sus orígenes legendarios se remontan a la Edad Media, cuando los cristianos templarios rompieron el cerco musulmán bajo el que se encontraba el alcázar, a la carrera con la fuerza de sus caballos, para llevar pellejos de vino a los prisioneros que allá arriba padecían cautiverio. La génesis más real de la carrera se encuentra en el cuarto final del siglo XX, cuando los mozos vecinos de la Calle Larga se reunían para competir por el caballo más veloz en subir la cuesta del Castillo para llevar a bendecir los vinos.
Tanto en el pasado como en el presente, la Carrera es uno de los acontecimientos más esperados y multitudinarios de las Fiestas de Caravaca. La contrarreloj con la que se prueban los caballos determina cuál de ellos es el más rápido en ascender la cuesta; pero no todo se basa en la velocidad del animal. Las reglas de la carrera exigen que el caballo llegue a la meta con sus 4 caballistas asidos a los flancos, so pena de ser descalificado. Entra en juego, por tanto, la pericia y resistencia de los mozos que controlan a la bestia, los cuales deben prepararla, guiarla y contenerla, si llegara el caso. La emoción de las peñas se palpa en el ambiente cuando sus caballos ascienden, y la tensión y los nervios están presentes en todo momento al comprobar los tiempos que marcan sus rivales.
Al terminar de subir todos los animales, se procede a entregar los trofeos a las diferentes categorías en la explanada de la Real Basílica Santuario, acto en el que participan las autoridades locales y festeras. Es necesario remarcar la extrema precaución con la que se debe asistir a la Carrera de la Cuesta. Es un acto muy popular, por lo que el lugar se atesta de público que ha de apartarse en el último segundo para dejar paso a los caballos y los caballistas. La aglomeración de personas, la velocidad de los animales, tropezones e imprudencias hacen que la Cuesta conlleve cierto riesgo, que se puede evitar y subsanar con alerta y sentido común. La Fiesta de los Caballos del Vino existe para ser disfrutada por todos.
La Carrera ha dado comienzo y la bandeja de flores ha llegado a la fortaleza. Estos dos actos se solapan en el tiempo, aunque es posible seguir primero la bendición y posteriormente parte de la carrera. Este es un ritual antiguo y de gran importancia. El alcalde de Caravaca, en nombre de la ciudad, ofrenda la bandeja a la Cruz presente en el interior de la Basílica Santuario. Entonces el capellán bendice el vino dispuesto sobre la mesa y, sumergiendo la Cruz tres veces, con el goteo rocía las flores. Quedan benditos el vino, subido por el caballo histórico, y las flores ofrecidas por el pueblo de Caravaca.
Mientras tanto, fuera de la muralla del castillo, se oye el contraste de los gritos de los mozos caballistas que animan a cada uno de los animales que suben la cuesta. Es esta una fiesta de gran contraste, mezclando la solemnidad y la intimidad de rituales como la bendición de las flores y el vino, con la tensión y pasión con la que los caballistas viven la carrera.
La carrera ha terminado, la potencia de caballo y caballista se ha relajado, la explanada del Castillo se convierte en un hervidero de gente esperando la entrega de los premios: el culmen de este día caballista.  
Primero los diez premios de Carrera. Del último al primero, los caballos que más rápido han subido con sus cuatro caballistas asidos al animal. Es frecuente que se trate de peñas con una media de edad joven. Caballistas que, a pesar de su corta edad, ya son expertos en la cuesta y saben lo que significa llevar el caballo hasta el Castillo. Abrazos, alegría, incluso lágrimas, emociones de unos grandes representantes de la fiesta como son los caballistas. Algunos verán cómo su entrenamiento de todo el año ha dado fruto y se alzarán con el premio, otros tendrán que probar suerte el 2 de mayo siguiente. A nadie dejan indiferente estos premios, merecidos y luchados. Cada caballo que sube la cuesta inscribe su nombre en la historia de los Caballos del Vino.
A continuación, los premios de enjaezamiento. Aquellos que premian a los caballos mejor vestidos, a las mejores ropas, mejores bordados y mayor originalidad. El caballo y el manto son un todo que hoy, por fin, recibe su merecido premio. Las peñas caballistas se dividen en bloques de cara al enjaezamiento, divisiones que marcan la calidad de los trabajos, siendo los del bloque 1 los trabajos más cuidados y tradicionalmente de mayor calidad. Quedar en los primeros puestos del bloque 3 o 2 da derecho a ascender de categoría; al mismo tiempo, quedar en los últimos puestos del bloque 1 o 2 hace perder la categoría de cara al siguiente año. Las votaciones las realizan los propios caballistas; las peñas se votan entre ellas al igual que el bando, y entre todos escogen la posición en que queda cada caballo al acabar la jornada.
Es en los 10 o 12 primeros premios del bloque 1 en los que se puede palpar la tensión. Las peñas invierten mucho en los mantos, no solo económicamente, también esfuerzo y tiempo en sacar verdaderas obras de arte a la calle. Es normal que todos quieran ver a su caballo alzarse con el número uno. Y poco a poco van anunciando los premios, hasta que solo quedan dos. Todos saben en qué puesto han quedado, solo dos peñas quedan. Se anuncia el segundo y finalmente el campeón. La alegría estalla, los caballistas se encaraman a la reja donde están las autoridades para recoger su premio y el caballo vencedor corre entre la gente. La música suena y los mozos corean el nombre de su caballo.  

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