Toni Cantó, diputado de Ciudadanos por Valencia, ha empezado su
particular campaña electoral haciendo una parodia de los Debates
Electorales, el tema de debate, valga la redundancia, en el que están en
este momento todos los políticos, desde que fueron convocadas las
elecciones para el 26 de Junio. Cantó (Valencia 1965) representa desde
el día 3, en los Teatros del Canal de Madrid, la obra “Debate”, una
comedia en la que se intenta contar las interioridades de esos cara a
cara, que han movilizado a millones de españoles y que, según él, es un
“falso espacio de libertad dónde todo está pactado”. En cierto modo, una
gran mentira.
En efecto, todo está pactado hasta que alguien se sale del guión
establecido y le llama al otro “indecente”, como le pasó a Pedro Sánchez
con Mariano Rajoy, algo que ha condicionado la política española
durante los últimos meses, ha hecho imposible el acercamiento entre los
dos para iniciar el mínimo diálogo para desbloquear la situación
política creada con las elecciones generales del pasado 20 de Diciembre,
y ha provocado que en público el Presidente del Gobierno en funciones
se haya negado a darle la mano a su oponente. El rencor ha durado hasta
hace unos días cuando Sánchez se ha atrevido a decir que se equivocó
pronunciando esa descalificación. Dice que se equivocó en la forma, pero
no en el fondo en tanto dio “voz a todos los que piensan que debió
dimitir al descubrirse el escándalo Bárcenas y aquel demoledor SMS de
“Luis se fuerte”.
Probablemente, ese es el único incidente que no estaba programado y
controlado desde que empezaron a programarse este tipo de debates en
1993 en Antena 3 entre Felipe González y José María Aznar, y que han
seguido realizándose a lo largo de doce elecciones generales. Seis
debates en doce elecciones generales. Nuestros políticos, tampoco han
sido muy generosos que digamos. Ahora, en estas elecciones ya han
empezado las propuestas, las exigencias, y también los miedos y las
excusas. El Presidente del Gobierno en funciones, el mejor situado en
las encuestas y el probable ganador en Junio, ha manifestado
públicamente que no le “apetecen” los debates electorales, que no son su
formato preferido, que se siente incómodo con los enfrentamientos en
los platós de televisión y, que si acude a ellos, es por “cumplir los
estándares democráticos”.
Por eso si fuera por él, en las actuales circunstancias, no haría
ningún debate, pero son muchos sus colaboradores y responsables de la
campaña electoral, los que le están insistiendo en que, por lo menos
tiene que aceptar algún debate a cuatro ya que, ahora, no se puede
alegar que dos de los partidos (Podemos y Ciudadanos), no tienen
representación parlamentaria y, por otra parte, todos los partidos han
anunciado que si hay un debate a cuatro con los cabezas de lista y a
Rajoy de le ocurre enviar a su vicepresidenta Soraya Sáenz de
Santamaria, como ocurrió en la pasada campaña, los demás también optarán
por un substituto. El debate a cuatro solo será aceptado por la
oposición siempre que el representante del PP sea el Presidente del
Gobierno.
Esta última opción, con la que estaría de acuerdo el equipo electoral
es la que produce más reticencias en el Presidente del Gobierno porque
se convertiría en “todos contra Rajoy ” y en una especie de censura
total a su mandato. Algo que podría obviarse en debates por parejas, que
tampoco termina de convencer en Moncloa. En estos momentos ya hay
pedidos varios debates a cuatro en dos televisiones y una Universidad,
esta última moderada por el director del programa “Más de Uno” Carlos
Alsina, y está sin decidir los debates a dos, los llamados “Cara a
Cara”, especialmente el Sánchez-Rajoy, que vendría a ser la revancha del
último de la polémica, el que provocó la ruptura de relaciones entre
los dos, que todavía prosigue.
Probablemente los debates no sean tan decisivos como se cree, aunque
forman ya parte de los usos democráticos y tienen la influencia de lo
que reflejan las encuestas. El último barómetro del CIS (Centro de
Investigaciones Sociológicas), hecho público el pasado martes, afirmaba
que el 17,6% decidió durante la última semana de campaña a quién votar y
el 9,3%, incluso, el mismo día de las elecciones. Si bien los estudios
sociológicos indican que la influencia de los debates en el voto es
limitada, algunas investigaciones realizadas en España como «Análisis
del cambio de voto hacia el PSOE en las elecciones de 1993» apuntan que
en épocas de hastío político, abstención alta y encuestas reñidas, el
debate electoral tiene más poder para hacer variar el voto. Caso que
podría darse en estas elecciones de Junio.
(*) Periodista
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