Dos planetas de la galaxia de la izquierda española cambiaron de
órbita en los últimos días y lanzaron a los militantes y votantes
progresistas de este país señales inequívocas de mutaciones imparables
como las que podrían estar al llegar en las elecciones generales del
26-J.
Las señales planetarias son: la coalición electoral de IU con Podemos
bajo el lema de ‘Unidos Podemos’; y el asombroso vídeo de Felipe
González haciendo la apología de un golfo ‘petrolero’ llamado Zandi.
Ambos hechos anuncian el advenimiento de un tiempo nuevo en España y
especialmente en la izquierda española, que ya asomó en los comicios del
20-D donde se alumbró el fin de la impostura progresista del PSOE o del
viejo felipismo ‘del GAL y puertas giratorias’ como dijo Pablo Iglesias
en el fallido debate de la investidura de Pedro Sánchez.
Felipe González, o sencillamente ‘Glez.’, así lo llamó Paco Umbral
con asombrosa precisión, seguía manipulando el PSOE desde las poltronas
del poder económico y mediático (este último con Prisa y Cebrián). Era
el ‘puto amo’ (Guardiola ‘dixit’) una de las patas del Régimen agotado
de la Transición. La mal llamada socialista y en realidad
social-liberal, en constante alternancia con el PP –o antes con UCD y
AP- ahora en las manos del Tancredo Rajoy, quien tampoco las tiene todas
consigo en los comicios del 26-J, donde perdedores pueden ser todos
empezando por ‘la casta’, PP y PSOE, aunque unos mas que otros y ahí
Sánchez se puede llevar la peor parte del fracaso general.
A la vista de estos movimientos estelares Julio Anguita ha dictado su
sentencia de manera escueta y solemne: ‘ahora o nunca’. Y no le falta
un ápice de razón porque la impostura felipista en la izquierda está
ante su mas difícil examen, bajo el liderazgo blando y bronco de Pedro
Sánchez. El que nada ha mejorado el desastre de José Luís R. Zapatero,
quien negó a España como nación, indultó a los banqueros, fue novio del
escudo anti misiles de Rota y cómplice del PP en la reforma exprés del
artículo 135 de la Constitución, o sea un izquierdista de cartón.
Naturalmente el empuje que Iglesias lidera por la izquierda tiene mas
fuerza que el que Albert Rivera pretende por el centro derecha (de la
mano de Felisuco). De ahí que el 26-J, fecha en la que muchos anuncian
que no habrá cambios de alcance respecto a los resultados del 20-D,
mantenga altos niveles de expectación sobre todo en lo que afecta al
flanco zurdo de la política. Y al PSOE de especial manera porque una
segunda derrota de Sánchez por el PP sería un duro golpe para este
partido pero si además los de Podemos, IU y sus ‘confluencias’ logran
mas votos que los socialistas, en ese caso al PSOE –como diría Alfonso
Guerra- ‘no lo va a reconocer ni la madre que lo parió’.
El Régimen de la Transición cuenta en su haber con indiscutibles e
importantes logros para España y los españoles. Pero ese coloso que fue
motivo de asombro y admiración europea y mundial tiene ahora los pies de
barro y se puede derrumbar de estrepitosa manera en el pantano de
corrupción a manos de una clase política de baja calidad.
La que fue incapaz de renovar, limpiar y dar brillo a esa ingente
obra de la Transición que se acerca a su final, sin que nadie al día de
hoy esté en condiciones de plantear una reforma democrática actualizada y
moderna. La que no se ve en el programa de Podemos ni en el C’s. Y
menos aún en los de la vieja política del PSOE y del PP porque están en
el rezo desesperado de ‘Virgencita que me quede como estoy’.
Un milagro imposible de realizar por lo que nos adentramos en un
territorio desconocido en el que habrá, como al inicio de la Transición,
que pactar, hablar, negociar transigir e inventar. Con nuevos líderes
en los viejos partidos porque estos que, como gladiadores del Circo de
Roma, van a morir (‘morituri’) el 26-J ya no sirven para la España que
está al llegar en un cambio de fondo y forma que nadie podrá frenar.
(*) Periodista
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