martes, 10 de mayo de 2016

El espejismo de los partidos emergentes que iban a limpiar y modernizar España… / A. R. Mendizabal *

Es lo que faltaba para cerrar el círculo. Y todo en poco más de cuatro meses. Primero, los datos fríos de crecimiento, déficit, deuda, inflación y otras variables económicas hicieron saltar las alarmas: después de todo, España había sido elogiada por levantarse de la postración de la crisis pero no era para tanto. Luego, el encono, la polarización y la puesta en cuestión de todo el consenso construido durante 40 años de transición política hizo pensar que se caía el castillo y se volvía a la casilla de salida. Y ahora, también se pone en solfa a los regeneradores.

Escribe Mark Nayler en la ve­te­rana re­vista bri­tá­nica The Spectator: ‘¿Qué fue de la su­puesta nueva hor­nada de po­lí­ticos es­pañoles re­pre­sen­tados por Albert Rivera, líder de Ciudadanos, y Pablo Iglesias, líder de Podemos? Iban a inau­gurar una ‘nueva era po­lí­ti­ca’, pero ‘la farsa y el om­bli­guismo de las ne­go­cia­ciones post­elec­to­rales han mos­trado que estos dos jó­venes per­so­najes no son tan di­fe­rentes en al­gunos as­pectos de la vieja guardia que ellos mismos de­ni­gran’.

En un aná­lisis sobre todo lo que ha pa­sado y está pa­sando desde el 20-D y lo que puede pasar el 26-J, Nayler no es nada op­ti­mista: ‘No es de ex­trañar, pero sí algo triste, que en las pró­ximas elec­ciones mu­chos es­pañoles sen­ci­lla­mente se que­darán en casa y de­jarán que los po­lí­ticos sigan con sus jue­gue­ci­tos’. Algo duro, sos­te­nido en las ob­ser­va­ciones sobre el te­rreno del día a día para la in­ves­ti­dura fa­llida de Pedro Sánchez. Nombre que ni si­quiera apa­rece en el texto, y tam­poco el de Rajoy.

¿Por qué? Porque el autor pone la lupa sobre Iglesias y sobre Rivera, y se pre­gunta si no habrá sido todo un es­pe­jismo. Antes del 20-D, había ‘una sen­sa­ción de ilu­sión’ por la lle­gada de los nue­vos, que de­cían que la si­tua­ción de España ‘era su primer in­te­rés’. Añade: ‘Los dos pro­me­tieron cambio y acabar con la co­rrup­ción y el ami­guismo tan arrai­gado en los dos par­tidos tra­di­cio­na­les, PP y PSOE’.

Pero casi cinco meses des­pués, ‘España to­davía sigue sin Gobierno y así es­tará al menos otros dos me­ses. A fi­nales de junio ya será el prin­cipio del sép­timo mes sin Gobierno elec­to’. ¿Culpables? Los dos lí­deres emer­gen­tes. Rivera, porque aunque ha sido ‘el más fle­xi­ble’ en este tiempo, tam­bién se ha mos­trado como un ‘camaleón ideo­ló­gico’ que unas veces quería aliarse con el PP y luego pactó con el PSOE.

Pero The Spectator pone sobre todo la carga de la prueba en las es­paldas de Pablo Iglesias, ‘que re­chazó una po­sible alianza con el PSOE’ y que ‘se ha mos­trado más preo­cu­pado por do­minar la iz­quierda que por ocu­parse de lo que quiere el elec­to­ra­do’. A re­sultas del fra­caso de los par­tidos para ne­go­ciar y pac­tar, ‘el op­ti­mismo ha dado paso al can­sancio y el ci­nis­mo’. Además, ‘hay algo fa­mi­liar en todas estas disputas y pe­leas por el po­der’. Es una alu­sión a las dos Españas: ‘Están re­sur­giendo pro­fundas di­vi­siones entre la iz­quierda y la de­re­cha’.

El aná­lisis de Nayler coin­cide con la co­ber­tura este martes en la prensa in­ter­na­cional del preacuerdo entre Podemos e Izquierda Unida, entre Pablo Iglesias y Alberto Garzón. No es muy ex­tensa por el ho­rario en que se co­no­ció, pero sí hay al­gunas reac­cio­nes. Para Tobias Buck en Financial Times, el pacto de la Puerta del Sol ‘pone pre­sión sobre los so­cia­lis­tas’, que in­cluso po­drían ar­ti­cular po­ten­cial­mente una ma­yoría de Gobierno tras el 26-J.

AP hace hin­capié en que los dos par­tidos que han lle­gado al preacuerdo son ‘de ex­trema iz­quier­da’, cuya unión po­dría dar el sor­passo al PSOE en las elec­cio­nes. Reuters des­taca la meta de los dos par­tidos de ‘recuperar el país en favor de las ma­yo­rías so­ciales y ganar las elec­ciones al PP’. Pero tam­bién sub­raya que las en­cuestas va­ti­cinan tan sólo un po­sible sor­passo sobre el PSOE y que el PP vol­vería a ser pri­mero en las ur­nas.


(*) Periodista


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