No hay alternativa. Es imposible
negociar o acordar nada con alguien que no es de fiar, que es desleal e,
incluso, felón. Es el caso de Podemos. De un lado, los morados emplazan
al PSOE a un pacto de izquierda ("a la valenciana"), para lo cual le
piden, lógicamente, que rompa con C's el único acuerdo que hasta ahora
dos fuerzas políticas han sido capaces de alcanzar.
Para
dar mayor verosimilitud a su exigencia, Podemos ha escenificado un
plebiscito a mayor gloria de su líder, aplaudido por los medios que le
son afines y que, por cierto, son bastantes y poderosos. La ridícula
consulta (¿qué prefiere usted, lo que dice el líder u otra cosa?) ha
dado el resultado esperable. El vocerío sobre su importancia y alcance
demuestra la deriva cada vez más lamentable de este partido a las
prácticas caudillistas,
Pero,
vale: la jefatura de Podemos está revalidada por su militancia en su
negativa a aceptar el pacto PSOE y C's y en su petición de que el PSOE
pacte con la izquierda "a la valenciana". ¿De verdad? ¿Es creíble esto?
Tampoco.
Justo mientras la mitad de la obediente militancia votaba, en Córdoba
se reunían representantes de Podemos con otros de IU bajo la égida del
inevitable Anguita para preparar otro pacto. Tengan ustedes por cierto y
documentado que Anguita solo aparece cuando puede ir en contra del
PSOE. Un pacto de Podemos con IU (o sea, con el PCE y con Anguita de
referente), además de dar la medida de la demagogia de una política que
no solo no es nueva sino que hiede a manipulación, supone que bajo
ningún concepto habrá pacto Podemos y PSOE porque Anguita y los
anguitillas de Podemos se opondrán.
En
realidad es lo que han venido haciendo desde el principio: decían
querer el pacto, pero era mentira. Y su doble juego está claro: decir
que quieren un pacto con el PSOE pero boicotearlo a los efectos de dejar
tirados a los socialistas y con el sambenito de ser los responsables de
las nuevas elecciones. No habrá pacto de izquierda en ningún caso. Lo
que Anguita y los anguitillas quieren es destruir el PSOE, aunque sea
preciso ir a nuevas elecciones y tolerar otro gobierno del PP. Ellos, ya
todos colocados en sus escaños, no padecerán las consecuencias y, en
cambio, es posible que haya sorpasso y Podemos pueda ser la
fuerza hegemónica de la izquierda. O tal cosa es lo que creen estos
estrategas de palangana, muy preocupados por el descenso de Podemos en
intención de voto y fascinados con el millón de electores de IU.
Se
dirá que, en el fondo, todo esto es legítimo. Así lo pienso yo también:
es legítimo ser un desleal y un felón porque en política es legítimo
todo. Es más, si sucede así, el inepto de Sánchez se lo tendrá ganado.
Y, gracias a su portentosa inutilidad, ha conseguido que lo acorralen en
una posición sin fuerza y sin margen de maniobra.
Sánchez
pudo haber propugnado un pacto de izquierda desde el primer momento,
con referéndum catalán incluido, si hubiera tenido valor. Pero no lo
hizo porque, aparte de su falta de valor (como se prueba en la
inenarrable "oposicion" que hizo al PP), le falta fuerza de convicción
de izquierda y le falta inteligencia. Pudo haber pactado con C's en una
posición mucho más fuerte, en lugar de entregarse a los de Rivera atado
de pies y manos.
Todo
el mundo comprende la difícil situación de Sánchez, enfrentado a unos
barones que son verdaderas aves carroñeras y reaccionarias, empezando
por la presidenta de Andalucía, que está esperando como los buitres que
este hombre se estrelle para sustituirlo en lo que quede del partido, si
es que queda algo.
Todo
eso ha sido y es así. En estas condiciones, no hay posibilidad de pacto
de la izquierda alguno y, si los dioses no lo remedian, tendremos otro
gobierno de esta derecha ultramontana, neofranquista y ladrona.
¿Culpables? Las izquierdas. Todas.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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