martes, 19 de abril de 2016

El juego sucio de 'Podemos' / Ramón Cotarelo *

No hay alternativa. Es imposible negociar o acordar nada con alguien que no es de fiar, que es desleal e, incluso, felón. Es el caso de Podemos. De un lado, los morados emplazan al PSOE a un pacto de izquierda ("a la valenciana"), para lo cual le piden, lógicamente, que rompa con C's el único acuerdo que hasta ahora dos fuerzas políticas han sido capaces de alcanzar.

Para dar mayor verosimilitud a su exigencia, Podemos ha escenificado un plebiscito a mayor gloria de su líder, aplaudido por los medios que le son afines y que, por cierto, son bastantes y poderosos. La ridícula consulta (¿qué prefiere usted, lo que dice el líder u otra cosa?) ha dado el resultado esperable. El vocerío sobre su importancia y alcance demuestra la deriva cada vez más lamentable de este partido a las prácticas caudillistas,

Pero, vale: la jefatura de Podemos está revalidada por su militancia en su negativa a aceptar el pacto PSOE y C's y en su petición de que el PSOE pacte con la izquierda "a la valenciana". ¿De verdad? ¿Es creíble esto?

Tampoco. Justo mientras la mitad de la obediente militancia votaba, en Córdoba se reunían representantes de Podemos con otros de IU bajo la égida del inevitable Anguita para preparar otro pacto. Tengan ustedes por cierto y documentado que Anguita solo aparece cuando puede ir en contra del PSOE. Un pacto de Podemos con IU (o sea, con el PCE y con Anguita de referente), además de dar la medida de la demagogia de una política que no solo no es nueva sino que hiede a manipulación, supone que bajo ningún concepto habrá pacto Podemos y PSOE porque Anguita y los anguitillas de Podemos se opondrán. 

En realidad es lo que han venido haciendo desde el principio: decían querer el pacto, pero era mentira. Y su doble juego está claro: decir que quieren un pacto con el PSOE pero boicotearlo a los efectos de dejar tirados a los socialistas y con el sambenito de ser los responsables de las nuevas elecciones. No habrá pacto de izquierda en ningún caso. Lo que Anguita y los anguitillas quieren es destruir el PSOE, aunque sea preciso ir a nuevas elecciones y tolerar otro gobierno del PP. Ellos, ya todos colocados en sus escaños, no padecerán las consecuencias y, en cambio, es posible que haya sorpasso y Podemos pueda ser la fuerza hegemónica de la izquierda. O tal cosa es lo que creen estos estrategas de palangana, muy preocupados por el descenso de Podemos en intención de voto y fascinados con el millón de electores de IU.

Se dirá que, en el fondo, todo esto es legítimo. Así lo pienso yo también: es legítimo ser un desleal y un felón porque en política es legítimo todo. Es más, si sucede así, el inepto de Sánchez se lo tendrá ganado. Y, gracias a su portentosa inutilidad, ha conseguido que lo acorralen en una posición sin fuerza y sin margen de maniobra.

Sánchez pudo haber propugnado un pacto de izquierda desde el primer momento, con referéndum catalán incluido, si hubiera tenido valor. Pero no lo hizo porque, aparte de su falta de valor (como se prueba en la inenarrable "oposicion" que hizo al PP), le falta fuerza de convicción de izquierda y le falta inteligencia. Pudo haber pactado con C's en una posición mucho más fuerte, en lugar de entregarse a los de Rivera atado de pies y manos.

Todo el mundo comprende la difícil situación de Sánchez, enfrentado a unos barones que son verdaderas aves carroñeras y reaccionarias, empezando por la presidenta de Andalucía, que está esperando como los buitres que este hombre se estrelle para sustituirlo en lo que quede del partido, si es que queda algo.

Todo eso ha sido y es así. En estas condiciones, no hay posibilidad de pacto de la izquierda alguno y, si los dioses no lo remedian, tendremos otro gobierno de esta derecha ultramontana, neofranquista y ladrona. ¿Culpables? Las izquierdas. Todas.
 
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

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