Horas después de que el Jefe del Estado diese por finalizado el
tercer turno de consultas para desbloquear la situación política e
iniciar la cuenta atrás para la convocatoria de nuevas elecciones, los
distintos grupos políticos comenzaban ya sus movimientos y estrategia
para la campaña electoral que, de hecho, ya se ha iniciado. Y se ha
iniciado culpando unos a otros del fracaso de estos cuatro meses de
negociaciones, encuentros, comparecencias, ruedas de prensa e, incluso
reuniones clandestinas, que no han servido para nada, sino para
descalificar y culpabilizar al adversario.
Rajoy culpabiliza a Sánchez y caricaturiza el llamado “Gobierno a la
valenciana” que terminó este martes en traca fallera. Iglesias centra
todos sus ataques, no en Rajoy, ni en Rivera, sino en Sánchez. Rivera se
mantiene expectante y culpabiliza a todos, y Sánchez centra sus
críticas en Iglesias que antepuso sentarse en un sillón del Consejo de
Ministros a cualquier pacto. Respecto a Rajoy reconoce que se equivocó
llamándole indecente en el “cara a cara” que tuvo con él, aunque
reconoció estar de acuerdo con el fondo. En eso se han estado
consumiendo las últimas horas del fracaso del martes y las primeras de
esa cuenta atrás que se inició con la comparecencia del presidente del
Congreso Patxi López anunciando, en rueda de prensa, que el Rey había
tirado la toalla y que no se vislumbraba ningún tipo de acuerdo.
Ese es precisamente el título con el que el periódico italiano La Repubblica anuncia
a sus lectores que habrá nuevas elecciones en España y que el primero
en no creer en un milagro en la “zona Cesarini” de palacio fue,
precisamente, el Rey al recibir a los líderes políticos que desfilaban,
uno tras otro, en los austeros salones de La Zarzuela. Al finalizar la
audiencia con el Monarca, el líder del PSOE ya daba la clave: “Estamos
condenados a repetir las elecciones. ¿Los culpables? Iglesias y el
presidente cesante Mariano Rajoy”.
Los socialistas es el análisis que hace Financial Times se
han resistido a los repetidos ruegos de Rajoy para formar una gran
coalición y sólo hay que mirar lo que sucedió con el partido Pasok de
centro izquierda griego, para entender el porqué: unirse a una gran
coalición en Atenas liderada por el centro derecha permitió a Syriza,
de extrema izquierda, sustituir al Pasok, y los socialistas españoles
tienen mucho miedo de que Podemos haga lo mismo. Pero Podemos ha sido
igualmente reacio, renunciando al único intento serio abordado durante
las conversaciones “un gobierno liderado por los socialistas con Podemos
y Ciudadanos”, cuando sus miembros votaron en contra.
Ha habido rumores
de que Rajoy o Pedro Sánchez, el líder socialista, renunciarían a su
puesto antes de la votación para revitalizar a sus respectivos
partidos cuando se dirigen hacia unas nuevas elecciones. Una encuesta
publicada por El Español mostraba que mientras los socialistas
no irían mejor bajo la dirección de Susana Díaz, secretaria general
andaluza, el Partido Popular de Rajoy ganaría mucho si estuviera
liderado por la vicepresidenta tecnócrata, Soraya Sáenz de
Santamaría. En cualquier caso, no se espera que ninguno de los dos
líderes sea reemplazado.
Que la formación de Gobierno no haya cuajado se debe – según el análisis que hace el periódico alemán Suddeutsche Zeitung -
, en parte a que dos cuestiones dividen la política y la sociedad
españolas. La primera es: ¿se debe proseguir el duro programa de
saneamiento con el que el aún presidente del gobierno Mariano Rajoy
sacó al país de una profunda recesión? Desde un punto de vista
meramente matemático tienen mayoría -179 de los 350 escaños- las
agrupaciones conservadoras y liberales que consideran acertada la
política de austeridad de Rajoy. Pero la segunda cuestión desgarra
este frente, al que pertenecen también 14 representantes de los
partidos regionales catalanes y vascos: ¿debe permitirse a los catalanes
decidir sobre su independencia de España? La inmensa mayoría de los
diputados responde a esta pregunta con un No.
El naufragio político – señala por su parte Der Tagesspiegel -
aboca a este país del sur del Eurogrupo, que padece desempleo masivo y
un elevado endeudamiento, a una grave crisis de final incierto. Según
las encuestas actuales, las nuevas elecciones en verano prácticamente
no cambiarán el actual reparto de poder. Por eso, todos los barones
regionales se esfuerzan ahora por culpar a los partidos competidores del
fracaso de las negociaciones. Pero hay dos imponderables que podrían
dar pie a sorpresas en los nuevos comicios: Podemos y el pequeño
partido Izquierda Unida presentarán una lista conjunta, con lo que
esperan fortalecer a la izquierda. Además, el palpable hartazgo
electoral podría ser la clave por la que apueste Rajoy.
Para muchos electores de izquierda, ha llegado el desencanto, cuenta Le Monde
en un amplio reportaje ” Estoy harta de ver que la izquierda no logra
ponerse de acuerdo”, suspira Carmen Alonso, psicóloga de 57 años que
ha acudido para participar en la Fiesta de primavera organizada por
Podemos el domingo 24 de abril en el parque Tierno Galván de Madrid.
Arantxa Herrero, 33 años, al frente de una pequeña empresa, se muestra
a la vez decepcionada por “la manera de negociar de Pablo Iglesias”.
El
mayor número de descontentos, según el periódico, se encuentra entre
los antiguos electores del PSOE que se sumaron a Podemos llevados por la
frescura de su discurso y de sus candidatos. “Voté por Podemos con la
esperanza de reequilibrar la izquierda y reorientar las posiciones del
PSOE que iban demasiado a la derecha en mi opinión. Pero estoy
terriblemente desilusionado y desmotivado” , lamenta Jorge
Sánchez-Cabezudo, realizador de 44 años. Se consideraban
socialdemócratas, pero han mostrado que pertenecen a la izquierda
revolucionaria y anteponen sus ideales románticos y sus posiciones
extremistas a la realidad. “Pienso que jamás han intentado buscar un
acuerdo con el PSOE, sino simplemente el medio de superarle y
destruirlo”.
(*) Periodista
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