miércoles, 6 de abril de 2016

Desobediencia civil / Ramón Cotarelo *

Esto es de manual.

La alcaldesa de Berga, de la CUP, desobedece una citación judicial y argumenta que lo hace porque su organización propugna la desobediencia a las decisiones de las autoridades españolas. Para el próximo 7 de mayo, la misma organización ha convocado una manifa en apoyo de los cargos imputados-investigados. Porque ya prevé que habrá más. Y, en efecto, sin duda los habrá. La desobediencia civil es un comportamiento contagioso y que tiene un valor de estímulo o incitación moral. Empieza uno en un pueblo; siguen tres en dos plazas; se suman 14 en varios campos y paseos; acuden doscientos en diversas localidades.

Imparable.

¿Para qué queremos gobernantes, a ser posible que se enteren? Muy sencillo porque, en nuestras sociedades muy complejas y fragmentadas, nadie es responsable del conjunto de la acción salvo, precisamente, el gobernante. La juez solo puede volver a citar a la alcaldesa de Berga; el policía solo podrá detenerla o acompañarla; el carcelero, chaparle la puerta; el periodista, únicamente dar la noticia; la gente, limitarse a mirar y, quizá, prepararse para seguir su ejemplo. Nadie tiene ni puede tener una visión de conjunto, que entienda todas las facetas; nadie es responsable de la totalidad; solo de la parte que le corresponde.

Únicamente el gobernante tiene una visión de gran angular, es responsable de lo que suceda, debe considerar todos los aspectos, sopesar todas las circunstancias y tomar la decisión más acertada para el conjunto.

El gobernante, la persona con visión, decisión y liderazgo.

No un botarate bulbuciente que no entiende nada ni se considera responsable de ninguno de los desastres que ha provocado con su incompetencia. 
 
 
La vida, Pedro, es desengaño
  
Quien te apoyó en la investidura, te planta en el primer recodo del camino. Entraste ayer en el Parlamento con dos amigos y saliste con uno y medio. El medio justifica su abandono argumentando que no se puede derogar una ley sin tener a mano el recambio. Razón por la cual se abstiene contra toda lógica porque, si de verdad cree erróneo derogar sin tener nada previsto, lo suyo es votar en contra, no abstenerse. Pero la traición no sabe de lógicas, sino de conveniencias. Además de abstenerse los de C's quieren ministerios en el gobierno. Aquí, el menos avisado es obispo. ¡Qué duro es todo, Pedro! No solo te pien ministerios los de Podemos; también los de Queremos. Apenas van a quedarte para reparto entre fieles. Y con el partido como lo tienes, no es lo más recomendable. La gente quiere jefes que manden y repartan juego, no tipos a los que todos engañan. 

Estos de C's no son leales. No son de fiar. Hoy votan "a" y mañana "b" al incomprensible albedrío de su joven líder. ¿Puede Sánchez garantizar que no le fallarán en el momento decisivo? No, no puede porque su supuesto aliado tiene sus propios planes. Y es razonable. Los dos ambicionan un único puesto. Y eso que se perfila un triunvirato. Con este comienzo, pocos se atreverán a vaticinar resultado de votaciones. Si las hay. Será una legislatura de infarto y tertuliano. Venga, Pedro, a preguntar a Albert qué significa su taimada abstención. ¿Que ya no le quiere? No se procupe en exceso. Otro Pedro negó a su jefe tres veces antes de que cantara el gallo. Y aquí estamos, con ese Pedro más falso que Judas convertido en piedra de su iglesia. 
 

Vamos a suponer

Esta señora tenía y tiene una cuenta en Panamá. En sí mismo el hecho no es delictivo pero no apunta a nada bueno, ¿verdad? No es delito. El delito se daría si en esa cuenta se hubieran hecho operaciones no declaradas a la Hacienda española. ¿Se han hecho? No lo sabemos. Pero lo sabremos según avancen las investigaciones. Lo más probable es que se hayan hecho. Nadie se toma el trabajo de abrir una cuenta en un banco a 12.000 kms. de distancia para dejarla dormir el sueño de los justos. También se averiguará si, habiéndose hecho las operaciones, se declararon a Hacienda.

Ahora, vamos a suponer algo. Las suposiciones son libres, al menos de momento. Si volviera a ganar el PP y los psicópatas de Interior continuaran habría que ver el destino de la Ley Mordaza. De momento va camino del pudridero, así que las suposiciones son libres.

Supongamos que la Infanta Pilar sea un testaferro (o testaferra) y que el auténtico titular de la cuenta es Juan Carlos, el ex-rey. ¿Qué pasaría?

Nada.

Por eso pasa lo que pasa.
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

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