Los tres cardenales se reunirán el
viernes, parece, repentinamente urgidos de formar gobierno, no vayan a
echárseles las elecciones encima y los dejen como el sembrado tras el
paso de la langosta. El viernes no es aún el deadline, pero todos
insisten en que debe salirse con algo concreto, mollar. Mientras tanto,
los medios han ido preparando el terreno al modo en que la artillería
macera el campo del enemigo para permitir la entrada de la infantería:
si hay elecciones, el personal va a quedarse en casa y esos son los de
izquierda, la mayor participación favorecerá al PP que, a pesar de no
aumentar mucho en votos, lo hará en diputados. De algún sitio había que
sacar estos ya que la gente no está dispuesta a votar al partido de los
sobresueldos. Podemos se hunde. El PSOE se estanca. Más vale no tentar
la suerte.
Y,
en efecto, los negociadores muestran posiciones más acomodaticias,
flexibles, "comprensivas". Los de Podemos ven "posibilidades" reales de
gobierno. Sobre todo, ven gobierno y parece que finalmente han
comprendido que las sociedades no se cambian confrontando teorías en las
mesas redondas sino desde el poder, con el BOE en la mano y los
proyectos legislativos preparados. Hay que estar en el gobierno. Lo
demás, desde la ideología a las convicciones, pasa a respetable pero
segundo término.
El
PSOE también parece razonar despierto. Está dispuesto a negociar los
programas sociales con Podemos. Era su punto débil. A la vista de las
relaciones, todo le aconseja radicalizarse algo más de la mano de
Podemos. Si lo dejan solo con Ciudadanos, iría cediendo al peso del
conservadurismo, dejándose llevar y podría encontrarse sin percibirlo en
el infierno mismo de la alianza maligna con el PP, con el que tanto se
desama y desune.
Todos
parecen entender la situación y estar dispuestos a ceder para conseguir
un objetivo óptimo: el gobierno a tres, PSOE, Podemos y Ciudadanos (y
ya veríamos si con ministerios o con abstenciones). Todos menos,
precisamente, C's. Sus dos exigencias a Podemos son muy toscas y habrá
de matizarlas: a) que Podemos renuncie al referéndum de
autodeterminación de Cataluña; b) que acepte expresamente el pacto entre
C's y el PSOE.
La
segunda condición, aceptación del pacto, no es grave ni imposible de
cumplir. La primera, en cambio, sí, sobre todo porque ya está
implícitamente admitida en la aceptación del pacto. ¿Qué sentido tiene
forzar un rechazo expreso de Podemos al referéndum? Suena un poco a
exageración inquisitorial: ¿por qué tienen que aparecer los morados con
un sambenito de renuncia a una exigencia, por efecto del color? Es
absurdo. Obligar a alguien a negar algo que pueda beneficiarlo como un
acto de voluntad es un absurdo.
Por
lo demás, C's hará bien en recordar que la combinación PSOE, Podemos,
C's no es la única ganadora. También lo es la combinación de la
izquierda que Palinuro apoya: PSOE, Podemos, IU, CC, ERC y DiL para la
investidura. Son 181 diputados. Solo dependería de que el PSOE
entendiera que la coalición con Podemos es más propia de su trayectoria
que la coalición con C's.
(*) catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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