miércoles, 20 de abril de 2016

La espera del BCE / Primo González *

Este jueves se reúne de nuevo el directorio del Banco Central Europeo (BCE), una reuniónque en principio despierta escasas expectativas. La institución ya adoptó en marzo algunas medidas tendentes a mejorar la liquidez del sistema comprendo una gama de activos más amplia, medidas cuya efectividad toca ahora explicar, aunque no parecen muy exitosas. Se trata de acercar un poco la tasa de inflación hacia el 2%, que es el objetivo de la zona euro, y sobre todo de animar la actividad económica, que sigue sin presentar síntomas convincentes.

Lo que más podría ayudar en estos momentos a la recuperación de la economía europea dentro del campo de variables que puede manejar un banco central sería la búsqueda de una cotización más ajustada del euro a las necesidades de la economía. El euro está, a juicio de algunos analistas, sobre todo en su relación con el dólar, más alto de lo que debería con vistas a facilitar una mayor presencia de los productos europeos en los mercados internacionales.

Una de las razones por las que el dólar se ha debilitado en las últimas semanas ha sido el retraso con el que la Reserva Federal americana está gestionando su retorno a la vida normal en cuanto al manejo de los tipos de interés oficiales. La Fed debería haber subido los tipos de interés, como le recomiendan la mayoría de los expertos, pero sus máximos responsables se resisten por miedo a meter a la economía estadounidense en una etapa de menor crecimiento. Estados Unidos está creciendo a buen ritmo, quizás menor del que esperaban muchos expertos, pero está creciendo a un ritmo suficiente como para mantenerse cerca del pleno empleo, algo que no es precisamente el caso de la Unión Europea y, desde luego, el de algunos países miembros de la zona, como España.

La subida de tipos en Estados Unidos se espera para diciembre, aunque empiezan a oírse voces en los últimos días que apuntan hacia el mes de junio, ya que en caso contrario la economía estadounidense podría acumular una base monetaria excesiva y afrontar más problemas que ventajas. El frenazo en la subida de tipos, que era hace pocos meses la tendencia dominante, se adoptó en su momento debido a varias circunstancias de ámbito internacional, como la caída de la actividad en los países emergentes (Brasil y Rusia sobre todo), el descenso del ritmo de crecimiento de China (la segunda economía del mundo) o la tremenda caída de los precios del petróleo y de las materias primas.

Parte de estos problemas han comenzado a revertir en las últimas semanas, sobre todo los precios de las materias primas, lo que puede alejar el fantasma de una crisis económica de ámbito mundial más extendida, Con esta probabilidad, la subida de los tipos de interés en la mayor economía del mundo tendría menos efectos nocivos sobre las economías emergentes, lo que puede modificar en alguna medida el calendario, haciéndolo más permisivo, de subidas de tipos de interés por parte de la Fed. 

Es probable que no tardemos mucho en ver movimientos en el mayor banco central del mundo, lo que tendría una cierta repercusión en la situación del dólar y por lo tanto del euro, que es lo que nos interesa, para facilitar una mejor evolución de la economía europea. El BCE tiene por delante un largo horizonte de tipos bajos, quizás dos años, como anticipan los expertos, pero ese escenario se vería facilitado si la Reserva Federal americana actúa abriendo paso en un posicionamiento de los mercados de divisas más favorable para los intereses europeos.


(*) Periodista y economista


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