Da igual que tu ministro de Industria,
Energía y Turismo haya dimitido hace menos de 24 horas porque le han
pillado con dinero en paraísos fiscales. Da igual que al presidente de
honor de tu partido, José María Aznar, Hacienda le haya multado con más
de 70.000 euros por engañar al fisco y a todos los ciudadanos que pagan
sus impuestos.
Igual que al alcalde de Granada de tu partido lo hayan
detenido por un asunto de corrupción. Igual que tengas docenas de
miembros de ese tu partido, el PP, presidentes, consejeros, alcaldes,
concejales, procesados o cumpliendo condena ya condena o procesados por
ladrones. Igual que tú mismo hayas estado cobrando sobresueldos durante
veinte años presuntamente en negro.
Da
igual que hayas mantenido tu país en la ruina, que haya más parados que
cuando llegaste al poder hace cuatro años, que los jóvenes tengan que
emigrar en busca de trabajo, que hayas expoliado el 60 % del fondo de
reserva de las pensiones, que la deuda pública pase del 100% del PIB,
que el salario mínimo sea uno de los más bajos de Europa y los impuestos
y las tasas universitarias de los más altos de Europa.
Todo
eso da igual. Tú vas a un congreso en Zaragoza sobre educación, no
dices ni palabra sobre el desastre que has organizado en el país y,
entre otras mamarrachadas propones que nadie pueda licenciarse en España
si no tiene un buen nivel de inglés.
Tú, que no hablas ninguna lengua. Ni la tuya. Y mucho menos el inglés.
Lógicamente,
al término de tu comparecencia sales corriendo por las puerta de atrás
para que ningún periodista pueda preguntarte nada. Terminas tu mandato
como lo empezaste: escondiendote como un conejo.
Esto es España, siglo XXI.
Y hasta es probable que te voten.
España siglo XXI (y II)
Aquí lo tienen ustedes, inasequible al
desaliento con el espíritu falangista que, según Carrillo, lo animó en
su juventud: mitad monje y mitad guerrero. Aquí está él, dispuesto a dar
la enésima batalla para impedir que el nefando enemigo de la verdad y
la luz revolucionarias, la podrida socialdemocracia, pueda gobernar en
España. Dispuesto a derramar hasta la última gota de nuestra paciencia
para que el PSOE no llegue al poder, aunque sea dividiendo a la
izquierda, enfrentándola entre sí y provocando otro gobierno del PP. Ya
lo hizo en 1996, trayendo ocho años de aznarismo a España y está
dispuesto a hacerlo otra vez porque los viejos guerreros nunca
descansan.
Aquí
está el referente intelectual de Pablo Iglesias, la luz de la nueva
política, al frente de una mendaz quimera llamada "Foro cívico-somos
mayoría", dispuesto a engañar a quien se deje con su verbo flamígero de
Bautista de secano. Aquí el defensor de la "nueva política" con la
rompedora propuesta de aglutinar a los novísimos albaceas del 15M, entre
los cuales se cuenta, aunque oculto, claro está, algo tan original e
innovador como el Partido Comunista de España, un partido que hace
treinta años que no puede presentarse con su nombre a unas elecciones
libres porque no lo votan ni los que militan en él.
Aquí
está el original y revolucionario adalid de la renovación hispánica y
la tormenta de ideas que no ha tenido una sola desde que hizo la primera
comunión como no sea la de impedir que el socialismo democrático llegue
al poder y trate de reformar y mejorar el destino de sus paisanos. Aquí
el que lleva cuarenta años acaudillando una izquierda que se
autodesigna "verdadera" y "transformadora" pero que jamás ha
transformado nada ni ha servido para nada.
Aquí
el que ha saltado como una araña sobre los intentos de organizar una
izquierda, nueva, radical e independiente, libre de las ataduras a la
socialdemocracia y al comunismo para disfrazarse con sus hopalandas y
parasitarla, convirténdola en lo contrario de la que hubiera podido ser.
Y ello gracias al narcisismo y la vanidad de sus dirigentes que solo
son inferiores a las suyas propias.
Aquí tienen ustedes la izquierda española del siglo XXI, el irrisorio "socialismo del siglo XXI" a la española.
Cuatro años más de gobierno de la derecha.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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