jueves, 28 de abril de 2016

De censores y fanáticos / Ramón Cotarelo *

¿Cómo se incuba el fascismo? El despido de Ignacio Escolar de la SER nos ofrece por casualidad un buen ejemplo para considerar cómo determinados comportamientos son causa y efecto de un mal venenoso que va corroyendo las sociedades hasta convertirlas en verdaderos cuarteles y espacios distópicos de obediencia ciega al mando revestida de espíritu crítico.

Cebrián ha despedido fulminantemente a Ignacio Escolar de la SER por las razones que el propio Escolar explica aquí desde su punto de vista. O sea, su despido es una represalia y un ataque a la libertad de expresión. El despedido ha tenido de inmediato la solidaridad de otros colegas de su misma orientación ideológica, entre otros, Ana Pastor y Jordi Évole, y ha provocado aludes de protestas en las redes a cargo de los trolls de Podemos, una subespecie de homínidos que tuitea compulsiva e insultantemente cuando se le ordena. Empezó Íñigo Errejón asegurando que el despido de Escolar era una mala noticia para la libertad de expresión.

Tengo la peor opinión de Cebrián como persona, como periodista, como intelectual y excuso decir como empresario. Lo considero manipulador, censor, farsante, autoritario, intolerante, injusto y empresarialmente un inepto. Pero no es estúpido y estoy seguro de que, si inicia acciones judiciales contra Escolar y quienes difunden las historias, se habrá asesorado jurídicamente y los abogados le habrán dado seguridad de que su litigio prospere. Y, en todo caso, la SER es una empresa privada y toma sus decisiones por criterios que no tiene por qué justificar. 
 
Tanto cuando despide como cuando contrata, igual que cuando toma medidas tan repugnantes como prohibir a sus periodistas que colaboren con otros medios. Escolar llevaba en la cadena diez años, desde 2006. ¿Cómo entró? Por una decisión subjetiva de alguien que tampoco fue preciso justificar. En realidad, prácticamente todos los nombramientos y desnombramientos de las empresas privadas son por enchufe. Se supone que se siguen criterios de productividad, pero eso no es obligatorio. ¿Cómo entró Escolar? Pues como ha salido: por una decisión a dedo, por enchufe.

En todo caso, cuando, hace unos años, la misma SER despidió a Carlos Carnicero y este habló de ataque a la libertad de expresión, Escolar, quien sutituyó al despedido en el programa en que estaba el otro, escribió lo que puede leerse a la derecha. Suena razonable. Así es la vida. Las empresas toman sus decisiones según sus criterios de renovación, modernización y eficacia. Criterios empresariales. Y si se te ocurre quejarte de que es un atentado contra la libertad de expresión, te comparan con butanito. No sé si en aquel momento esto fue una buena idea pero, como recurso literario y juicio moral es bastante despreciable.

Pero hay más. Hace algún tiempo, el mismo Escolar puso en la calle sin explicación alguna y de la noche a la mañana a uno de sus más apreciados y seguidos columnistas, Rafael Reig, una pluma brillante y un hombre con valor. Según parece el columnista de Carta con respuesta, que era de una irreverencia genial, se había metido con Podemos. Y, zas, a la calle. 
 
Algunos lectores se interesaron por el repentino e inexplicado hueco que dejaba Reig y el defensor del lector del diario.es, dirigido por Escolar tuvo que dar cuenta de la cuestión basándose como punto central en una explicación que pidió a Escolar y que este ofreció ex post facto y porque no le quedó más remedio pues, si los lectores no protestan, no hubiera habido explicación alguna. Por lo demás, la que dio tampoco merece nombre de tal pues fue la habitual sarta de vaguedades y circunloquios sobre la modernización y agilización de plantilla y cambios y blablabla. Por supuesto, los habituales abajofirmantes solidarios, las Pastor y los Évole no aparecieron y las legiones de trolls de Podemos se mantuvieron silentes.

No sé qué entenderá Errejón por libertad de expresión y mucho menos las bandas de fanáticos que le siguen en las redes e insultan a todo discrepante, pero me lo malicio. Libertad de expresión para Podemos es tener medios a su entera, incondicional y acrítica disposición, como Público, diario.es, la cuatro, la sexta, repletos de enchufados, amigos y parientes y callar a los que no sean de su cuerda, acusándolos de manipulación y censura.

Manipulación y censura exactamente como la que hacen en Podemos, cosa que estoy en situación de probar por experiencia personal y quizá cuente en algún momento. 

La penúltima muestra de cómo entienden estos cuates la libertad de expresión se vio hace unos días cuando Iglesias arremetió contra un periodista que estaba cubriendo la información de un acto suyo. Es decir, cuando arremetió no contra las empresas que, siendo eso, empresas, como las que lo apoyan a él, hacen mangas capirotes con la dicha libertad; no contra los periodistas endiosados, los popes mediáticos, sino contra un currante que estaba trabajándose la noticia. 

A través de estos viscosos senderos de parcialidad, censura, engaño, fanatismo y linchamiento de discrepantes se incuba el fascismo. Ya lo vivimos una vez y no vamos a repetir la experiencia.
 
 
El don de la oportunidad
 
 
Afirmo perentoriamente que no lo hemos hecho a propósito. Llevamos más de un año preparando este curso. Y los hados han querido que su impartición en la semana que viene coincida con la apertura de la campaña para las nuevas elecciones, esas que nadie quería al principio pero que, en el fondo, todos deseaban. 
 
Cuando uno no es capaz de realizar la tarea que se le ha encomendado por incompetencia propia, lo más cómodo es llamar al que formuló el encargo la primera vez, el cliente, en este caso el electorado y pedirle que lo formule por segunda. 
 
Como es natural, ninguno de los cuatro genios que han consumido otros tantos meses en reuniones inútiles, declaraciones y ruedas de prensa aun más inútiles, chanzas y provocaciones en los medios y las más imaginativas formas de perder el tiempo tiene ni la menor intención de echarse a un lado y dejar que otro/a intente lo que él no ha podido.

Y sería lo más lógico, lo que haría cualquiera que pudiese disponer de este personal: Fulano, Mengano, Zutano y Perengano no sirven. Lo han intentado durante cuatro meses y ha sido inútil. Cuatro meses tirados. Cambiémoslos por otras. Demos oportunidad a otras gentes menos resabiadas, menos encallecidas, más abiertas y con otros planteamientos.


Ni hablar. Estos son los jefes y aquí se quedan. ¿Quién tose en el PP a Rajoy, aun a sabiendas todos de que es un perfecto inútil? ¿Quién a Rivera, que ha sacado un partido de la nada y está dando de comer a muchos fieles? Eso en la derecha. En la izquierda es algo distinto. Hay mucha gente deseando perder de vista a estos dos niños bonitos, horros de inteligencia y livianos de personalidad pero con un narcisismo estratosférico. Pero tampoco aparece porque a quien ose postularse le montan unas "primarias" de esas de resultado ultrademocrático estilo búlgaro y todos tan contentos.

Y así va el país.

A lo mejor, si los candidatos se apuntaran al curso, conocerían medios, técnicas, procedimientos que les ayudarían a impedir que se produzca lo que todos temen más que a un nublado: que el resultado del 26J sea igual al de ahora.

El curso es en Valdepeñas. Pero, quienes quieran, pueden seguirlo en streaming o diferido. Basta con entrar en contacto con el Centro de la UNED de Valdepeñas.
 
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

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