Hace tiempo que venimos diciendo que la única salida posible a la
crisis de gobernabilidad de España está en acordar entre PP, PSOE y
Ciudadanos un presidente independiente de prestigio -al estilo de lo que
ocurrió con Mario Monti en Italia- para liderar un Gobierno de
coalición de los tres partidos dotado de amplia base parlamentaria. Que
permita garantizar la estabilidad política, relanzar la economía,
recuperar el empleo, impulsar reformas institucionales y proteger la
cohesión de España.
Pues bien, eso es lo que acaba de proponer Albert Rivera desde C’s,
una vez que el proceso de investidura parece estancado y que fracasó su
temerario pacto con Pedro Sánchez por falta de apoyo parlamentario.
Mejor hubiera sido que Rivera hubiera hecho esta oferta desde el
principio y sin previamente caer en las redes del PSOE, pero la cosas
son como son, el tiempo apremia y más vale tarde que nunca. Aunque
parece que ni Rajoy ni Sánchez están por la labor de renunciar a sus
pretendidos derechos al trono de la Moncloa que no existen como tales
porque ninguno de los dos cuenta con escaños suficientes.
Pedro Sánchez se ha permitido incluso decirle a Rivera que ‘no hacen
falta tecnócratas, sino políticos de corazón’. A lo mejor piensa el tal
Sánchez que él es Ricardo Corazón de León, cuando en realidad está más
cerca de ‘Juan sin tierra’. Además está claro que Sánchez no sabe quién
es Mario Monti al que llama ‘tecnócrata’ con desprecio y que ha
demostrado (en sus distintos cargos públicos de Comisario Europeo,
Ministro y Primer Ministro de Italia nada que ver con la trayectoria de
Sánchez que solo fue concejal), ser un político de indiscutible valía y de
prestigio internacional.
Pues allá Sánchez que es la persona en cuyas manos está la llave de
la gobernabilidad o de las nuevas elecciones, donde Podemos le espera en
la compañía de IU. Quien dice Sánchez igual se puede decir de Rajoy
porque en el PP han aparecido voces contra la oferta de Rivera, porque
en este partido ya están en plena campaña electoral y convencidos de que
volverán a ganar y que Sánchez caerá derrotado y entonces Rivera, ante
el esperado ascenso electoral de PP y C’s como dicen las encuestas
entronizará a Rajoy de nuevo en la Moncloa.
El bonito cuento de la lechera monclovita no se cumplirá. El
liderazgo de Rajoy está muy deteriorado y Rivera no será quien lo aúpe
al poder ni ahora ni después de las elecciones del 26-J. De manera que
todo nos dice que ni Sánchez ni Rajoy serán presidentes del Gobierno. Y
allá los dos primeros partidos del país si no buscan un acuerdo de
última hora o si deciden seguir enfrentados tras los nuevos comicios en
contra de los intereses generales de España, y en pos de una demencial
pelea de corte personal entre Rajoy y Sánchez que no acabará bien.
La propuesta de Rivera es buena y sensata, ahorra un tiempo precioso y
les permite a Rajoy y Sánchez una salida honrosa y lucir una actitud de
responsabilidad en defensa de los intereses de España. Lo contrario,
ahora y después de las elecciones del 26-J, será un error muy grave que
los ciudadanos de a pie empiezan a discernir con claridad y que a buen
seguro que mejorarán los resultados de Ciudadanos en estos comicios que
se avecinan. Sobre todo una vez que Rivera ha comprendido su error de
pacto con Sánchez y el PSOE hacia ninguna parte. Pacto que ahora
romperán para recuperar cada uno su programa electoral.
(*) Periodista
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