sábado, 9 de abril de 2016

La comedia terminó / Ignacio del Río *

La comedia más próxima al género bufo terminó. Protagonista Pedro Sánchez, “el guapo”. Actores invitados Albert Rivera “el niño” y Pablo Iglesias “el apache”. Apuntador: Antonio Hernando.
El ridículo que han protagonizado Pedro Sánchez y los equipos negociadores que se paseaban como un cortejo mientras avanzaban con sonrisa de autosatisfacción ante el tiro de cámara de las televisiones, ha sido mayúsculo.
Han sido necesarios 109 días desde el 20D para que el diputado Sánchez se convenza de dos realidades: que no ganó las elecciones y que solo él se reconoce como el líder de lo que llama “las fuerzas del cambio” que tampoco nos ha explicado quienes merecen este nombre y cual es el objetivo del cambio.
Todo este tinglado se ha organizado bajo un único apriorismo: hay que echar a Rajoy y al Partido Popular que por cierto es el grupo mayoritario en el Congreso y en el Senado, en esta Cámara con mayoría absoluta.
Un objetivo mal definido por el equipo de Ferraz que no contempla todas las realidades y convierte en un fracaso el camino que se anda para llegar al destino.
Que Pablo Iglesias no iba a jugar el papel de convidado de piedra para dar su voto a la investidura a Pedro Sánchez, es una conclusión a la que se llegaba sin necesidad de hacer una tesis doctoral, el mismo día en que fueron recibidos ambos en la primera ronda de consultas por el Rey.
Podemos, al que algunos comentaristas califican de movimiento mesiánico que es lo que pudo ser en un momento inicial, pero no lo que va a ser –Pablo Iglesias está decidido a convertir este nombre en un partido político y los partidos políticos se crean para alcanzar el Gobierno- no estaba dispuesto a representar un papel menor, ni siquiera el de apuntador, en el guión preparado por Ferraz. Y mantuvo dos principios que tienen una lógica democrática irrefutable. Si tu Pedro quieres gobernar con 90 diputados y me llamas a mí para que te apoye que tengo 69, yo seré el Vicepresidente y distribuiremos las carteras proporcionalmente.
Esta fórmula es la que se aplica habitualmente en Europa para ejecutar un pacto de legislatura entre coaliciones de gobierno y más cuando los dos partidos están en un rango de diferencia de escaños ciertamente reducido y con una desconfianza evidente y manifiesta entre ambos líderes y sus respectivas formaciones.
Pablo Iglesias duda de la solvencia política y de la fuerza interna en su partido de Pedro Sánchez, dudas o certezas que comparten barones territoriales socialistas tan importantes como Susana Díaz, y no le iba a regalar una investidura “gratis total” y no vigilada para que Podemos en el Congreso se limitara a tocar las palmas mientras el Presidente Sánchez paseaba su palmito por España y por el mundo.
Para mayor error de estrategia de Sánchez y su equipo, formalizan un documento con Albert Rivera y Ciudadanos entre tambores y fanfarrias, cuando es la cuarta fuerza política y se salta olímpicamente a Podemos que en el reparto de la obra es indudable que solo aceptaba ser coprotagonista.
A mayor desprecio, el guión se lo dan Pablo Iglesias ya cocinado Lo demás que ha sucedido durante este tiempo ha sido el aderezo y los sainetes que se han representado en los entre actos para entretener al personal. Convocatorias, agendas,declaraciones y reuniones. O lo que es lo mismo, juegos infantiles, mentiras y mucho teatro con muy poco guión.
A partir de ahora, nos quedan tres semanas que pasaran volando, en las que veremos unos partidos de Champions League emocionantes y abiertos en sus resultados, después las semifinales y entre tanto la Feria de Sevilla.
El país sigue funcionando con absoluta normalidad, observando el tiempo que nos ha hecho perder la investidura fracasada de Pedro Sanchez y como los esfuerzos inútiles conducen a la melancolía. Y a él, el candidato del cambio sin fuerzas, a un Congreso del PSOE en el que será sustituido. El PSOE no puede permitirse más fracasos.
Los socialistas, con Felipe González a la cabeza, aprendieron pronto que en política hay que trabajar sobre la realidad más que sobre tus propias convicciones. Y después de Alfonso Guerra no ha habido nadie que elaborara unos guiones tan bien trabados y con un teatro tan inteligente a la hora de hacer real politik.
Toda esta comedia la ha seguido Mariano Rajoy desde La Moncloa como espectador paciente y silente. Al fondo, en un tocadiscos vintage que alguien dejo allí, se oye a Sara Montiel cantando en “El Ultimo Cuplé “el tango Fumando Espero.
Y el 26 de junio que decida el pueblo soberano que es lo que quiere, en el mejor ejercicio democrático que se debe practicar en estos casos que son las elecciones.


(*) Abogado y Registrador de la Propiedad


http://www.republica.com/el-observatorio/2016/04/09/la-comedia-termino/ 

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