A pocas horas de que el Jefe del Estado inicie el tercero y último
turno de consultas, para desbloquear la actual situación política que ya
dura cuatro meses, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ha propuesto
que se echen a un lado tanto el presidente del Gobierno en funciones
Mariano Rajoy, como el líder de la oposición Pedro Sánchez (él haría lo
mismo), para intentar una fórmula de que un independiente se haga cargo
del Gobierno para afrontar problemas como la reforma de la Educación, la
Reforma de la Ley Electoral, la Reforma Constitucional y otro tipo de
retos urgentes que el país tiene planteados y que necesitan que se
aborden con la mayor urgencia posible.
La propuesta Rivera, inspirada en la “Vía Monti” que se impuso en
Italia ante un desacuerdo total entre los partidos políticos tras la
crisis Berlusconi, se viene manejando desde hace meses e, incluso,
dentro del actual Gobierno en funciones se ha llegado a especular con
una “solución De Guindos“, una solución hoy imposible, que iba
acompañada del nombre de Soria, el exministro de Industria dimitido,
como Presidente del partido. La solución que propone el líder de
Ciudadanos, viene avalada por la imposibilidad de acuerdo entre los
líderes políticos, especialmente entre Sánchez y Rajoy, y entre Iglesias
y Sánchez. Cómo será la situación que ya, después de cuatro meses,
Rajoy no se atreve a llamar por teléfono a Sánchez y, como último
recurso, ha utilizado su cuenta de twitter para lanzar un mensaje, como
el náufrago que lanza al mar un mensaje en una botella: “Pedro Sánchez
puede evitar las elecciones. Le invito una vez más a trabajar por un
Gobierno de gran coalición que dé estabilidad a España”.
El tono del tuit indica que, definitivamente, Rajoy ha tirado la
toalla, que dirá “no” al Rey en las consultas de la semana que viene,
según ha confesado a un grupo de periodistas en Castilla-La Mancha, con
lo que será el único que ha rechazado la propuesta del Jefe del Estado
para la investidura como responsable del partido más votado. El actual
Presidente en funciones espera que las encuestas mejoren sus resultados
de Diciembre en la confianza de que, con el apoyo de Ciudadanos (mucho
tendrán que cambiar las cosas) puede estar muy cerca de la mayoría
absoluta, utilizando como argumento que si no se ha producido el
“sorpasso” en Junio, fenómeno que puede producirse si hay acuerdo con
Izquierda Unida, puede establecerse un Gobierno de izquierdas con
Podemos.
“Sorpasso” es un término italiano que fue introducido en los años
ochenta del siglo pasado, por el secretario general del partido comunista Julio Anguita, que tiene difícil traducción al español, pero
que en términos políticos, vendría significar el adelantamiento de un
partido a otro “por sorpresa”, sin estar previsto. Sería algo así como
“zarpazo”. Es lo que pretendía el dirigente comunista que Izquierda
Unida hiciese con el PSOE, y es la tesis que ha venido defendiendo aún
después de su salida activa de la política. Anguita, sería en estos
momentos, la figura política más respetada tanto por Pablo Iglesias como
por Juan Carlos Monedero, no así por Iñigo Errejón, más partidario de
la transversalidad política y que no cree que, automáticamente, puedan
sumarse los votos que Izquierda Unida obtuvo el pasado 20 de Diciembre
con los que obtuvo Podemos.
Lo que es cierto, según una amplia crónica que publica la edición internacional del New York Times es
que el país está dominado por la parálisis política y que “las luchas
intestinas obstaculizan los esfuerzos para formar Gobierno, poniendo a
prueba la paciencia de los ciudadanos”. Recuerda el periódico que es por
todos conocido, que Bélgica alcanzó hace cinco años una dudosa
notoriedad al pasar 589 días sin un gobierno electo y que “aunque
España todavía no es Bélgica, se está acercando” ya que es muy
probable que llegue a pasar seis meses, o incluso más, en el limbo
político, debido a que las desavenencias políticas de los españoles
están al nivel de las de valones y flamencos”. Una palabra que se suele
escuchar estos días al hablar de que la política es un “circo”.
Mientras los políticos españoles discuten, prácticamente el único
consenso que existe es que el país se ha adentrado, según el
periódico, en aguas inexploradas. Mariano Rajoy ejerce como presidente
en funciones, aferrándose a su cargo incluso sus ministros se niegan a
reconocer el Parlamento salido de las urnas sin siquiera tratar con sus
diputados. El nuevo Parlamento, por su parte, ha llevado al Gobierno a
los tribunales por no reconocer su legitimidad, al tiempo que tampoco
reconoce la legitimidad de Rajoy. “Se suponía que no debía de ser
así. Antes de los comicios de diciembre, una nueva generación de
líderes de partido prometía que las elecciones supondrían el arranque
de un periodo de cambio y reformas constitucionales. En su lugar,
España avanza hacia una crisis constitucional. El orden del día es la
“esclerosis institucional”.
“El desencanto público ha llegado a tal punto – es la conclusión del New York Times - que los analistas prevén que muchos españoles ni siquiera acudirán a votar, en las próximas elecciones.
(*) Periodista
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