viernes, 29 de abril de 2016

El plan secreto de Rajoy para la segunda vuelta / José Oneto *

El martes 26 de Abril después de comprobar que Pedro Sánchez, antes de iniciar su entrevista con Su Majestad el Rey para comunicarle que no estaba en condiciones de formar Gobierno y que, definitivamente tiraba la toalla, lo único que preocupaba al presidente del Gobierno en funciones Mariano Rajoy, era, tras su breve encuentro con el Jefe del Estado en el Palacio de la Zarzuela, llegar pronto al otro Palacio de la Moncloa, cumplir rápido con el trámite de la rueda de prensa, y ponerse delante del televisor para ver el partido del Real Madrid contra el Manchester City de la Champions League. Tan seguro estaba de su plan que llegó un momento, que ya sin disimulo, anunció a los periodistas que estaba a punto de empezar el partido y que había que poner fin a la rueda de prensa.

Todo le había salido según lo previsto: se había empeñado en resistir desde el mismo 21 de Diciembre, en procurar el desgaste de su adversario Pedro Sánchez al que había llegado a negarle el saludo en la única reunión, que no había servido para nada, y ese martes confirmaba que su estrategia había obtenido resultados. Es más, después de conseguir la retirada de su otro gran adversario Artur Mas, expresidente de la Generalitat, que no había conseguido ser investido por la oposición de la CUP (Candidaturas de Unidad Popular), ahora esperaba, tras el fracaso de Sánchez, que en los próximos meses su actitud, tras las elecciones del pasado 20 de Diciembre, le pasase la correspondiente factura, dentro de su partido, tras cuatro meses de tiras y aflojas, con el Comité Federal, máximo órgano de dirección entre Congresos.

Desde el principio, apostó a que no habría pacto PSOE-Podemos, y lo único que le extrañó fue el Pacto entre Albert Rivera y Pedro Sánchez, un acuerdo que alejaba del horizonte “La Gran Coalición” en la que no iba a entrar el PSOE, no sólo por la posición de rechazo de Sánchez, sino por el mandato del mismo Comité Federal del PSOE. Por otra parte, dada la actitud de Ciudadanos que pedía que se echase a un lado porque no podía llegarse a ningún acuerdo con quien se había mostrado tan lento, y a veces, comprensivo con los escándalos de corrupción, tuvo que hacer frente también a quienes dentro de su partido, exigían una renovación en la cúpula.

Los cantos de sirena de la oposición para que Rajoy dejase paso a otro candidato, que no estuviese tan tocado por los numerosos casos de corrupción, que impedía presentar ante la opinión pública un nuevo proyecto de futuro que se iniciaba con una nueva etapa de regeneración política, llegaron a oídos de algunos miembros del Consejo de Ministros, hasta el punto que el Presidente tuvo que darle un toque a su ministro y amigo, García-Margallo, por si abrigaba alguna esperanza sucesoria, mientras deshacía ese supuesto complot en torno al ministro de Economía Luis de Guindos, como candidato independiente para una Presidencia de dos años y en José Manuel Soria, como teórico presidente Nacional del partido. Y, convencía al presidente gallego Nuñez Feijóo, que tenía que volver a presentarse a las elecciones autonómicas gallegas de este otoño.

De esta forma, controlado férreamente el partido y, sobre todo, una futura sucesión, Rajoy ha aguantado cuatro meses de carros y carretas, ha cortado cualquier atisbo de revolución, ha movido sus peones para quedarse sólo y, sin inmutarse, ha hecho frente a los numerosos casos de corrupción, especialmente en la Comunidad Valenciana, como si no fuese con él, ni con su partido, sino con casos muy aislados de los que no se deberían sacar conclusiones. Y, ahí sigue, convencidode que el domingo 26 de Junio, es su segunda vuelta, su segunda oportunidad.

En la campaña electoral que se inicia, aunque pueda insistir en la Gran Coalición, la verdad es que ha dejado de creer en ella, ya que se ha convencido de que lo único que puede conseguir, después del 26, y en determinadas circunstancias, es la abstención del PSOE, aunque tampoco hay que asegurar nada. Los datos que le proporciona su asesor áulico, Pedro Arriola, es que el aumento de la abstención (hasta cuatro o cinco puntos), le puede beneficiar, que va a conseguir el voto de parte de quienes siempre votaron popular y en Diciembre prefirieron quedarse en casa y que volverán al redil algunos que probaron votar Ciudadanos. Su plan es conseguir más de 133 diputados y establecer algún tipo de pacto con Ciudadanos, que espera que aparque esa condición de que hace falta un nuevo candidato que haga creíble la regeneración…

Ese es su plan pero… puede llover mucho hasta el domingo 26 de Junio… Y al final, no se sabe a quién puede beneficiar la abstención… Es más son muchos de sus adversarios que le dan por muerto.


(*) Periodista


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